La esquizofrenia de los parlamentos paralelos de Venezuela

La crisis pol¨ªtica y el forcejeo institucional han colocado en vigor un hecho por dem¨¢s ins¨®lito en Venezuela: la existencia de dos cuerpos parlamentarios alternos. La Asamblea Nacional, el poder legislativo formal, dominado por la oposici¨®n luego de su victoria electoral de enero de 2015, ¨Ccobijada bajo la plataforma de la Mesa de la Unidad Democr¨¢tica-; y la Asamblea Nacional Constituyente, que naci¨® este a?o, controlada totalmente por el chavismo, a trav¨¦s del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Ambas c¨¢maras trabajan, en horarios distintos, y en dos salones diferentes, en el mismo sitio, dentro del Palacio Federal Legislativo de Caracas. La diferencia estriba en la utilidad de cada uno de ellos.

La Asamblea Nacional sesiona, pero no decide nada: sin presupuesto disponible, discute los problemas nacionales y aprueba exhortos p¨²blicos sin que sus resoluciones tengan rango legal. Desde el Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo, el gobierno de Nicol¨¢s Maduro se ha negado a colocarle el ejec¨²tese a las leyes que aprueba. Algunos diputados opositores, a los cuales se les retienen sus salarios, tienen vetado el abordaje de aerol¨ªneas en vuelos internos, por ¨®rdenes del Ejecutivo, y no pueden trasladarse a la capital a trabajar.

La Asamblea Constituyente, con apoyo de las Fuerzas Armadas, ha hecho suyo, por cuenta propia, el papel de cuerpo legislativo de facto. Esta curiosa dualidad atiende al car¨¢cter progresivo y diferenciado de los procesos represivos del chavismo, uno de los rasgos m¨¢s notorios de su proceder.

Una vez que la oposici¨®n obtuviera su resonante triunfo electoral y alcanzara la mayor¨ªa calificada con sus esca?os, los mandos chavistas, atrincherados en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), y con el apoyo t¨¢cito de las Fuerzas Armadas, plantaron un fiero combate para inhibir sus funciones e impedirle avanzar en sus objetivos. El TSJ, dominado por el chavismo, coloc¨® en vigor una amplia secuencia de vetos a todas las resoluciones de la Asamblea Nacional. Esta circunstancia constituy¨® uno de los desencadenantes del nuevo cap¨ªtulo de la crisis pol¨ªtica venezolana, que estall¨® con las protestas callejeras de 2017.

Acorralado ante una crisis econ¨®mica que no ha hecho sino agravarse, y ante la presi¨®n de las manifestaciones opositoras, el presidente Nicol¨¢s Maduro decidi¨®, el pasado 1 de mayo, convocar por cuenta propia una Asamblea Nacional Constituyente, bajo el argumento de que el pa¨ªs necesitaba un foro pol¨ªtico para redise?ar el estado y alcanzar la paz p¨²blica. A partir de ese momento, el chavismo retir¨® definitivamente a su bancada minoritaria de la Asamblea Nacional.

La convocatoria de Maduro se salt¨® algunas formalidades obligatorias previstas en la Constituci¨®n venezolana: no se celebr¨® un Refer¨¦ndum Consultivo, y las bases comiciales, con la anuencia de un Consejo Nacional Electoral integrado por funcionarios leales a Maduro, fueron aprobadas de forma unilateral, con elementos que hac¨ªan imposible la participaci¨®n de la Oposici¨®n.

Protestas en las calles

El llamado de Maduro agudiz¨® la indignaci¨®n en las calles, y a mismo tiempo hizo a su Gobierno arremeter con mayor fuerza con la represi¨®n, que se endureci¨® a niveles inusitados, y que culmin¨® con el saldo final de 120 personas muertas. El chavismo logr¨® celebrar su elecci¨®n el pasado 30 de Julio, con el claro apoyo de las Fuerzas Armadas, para constituir as¨ª su propio espacio para legislar. El s¨®lo d¨ªa de aquella consulta, que fue objeto de manifestaciones en todo el pa¨ªs, 16 personas fueron asesinadas por la Guardia Nacional y la Polic¨ªa Nacional Bolivariana en combates callejeros.

La Constituyente tiene el llamado formal de redactar una nueva Constituci¨®n, que presumiblemente convierta al chavismo en un hecho legal irreversible. El fuero legislativo de los parlamentarios opositores ha sido violentado varias veces por las Fuerzas Armadas. La existencia de la Constituyente ha sido rechazada por casi toda la comunidad internacional y el cuerpo diplom¨¢tico acreditado en el pa¨ªs, que s¨®lo reconoce a la Asamblea Nacional. Su papel en estos meses, sin embargo, ha consistido en acercarle a Maduro nuevos instrumentos legales para darle estabilidad. Uno de sus objetivos ha sido evadir la contralor¨ªa natural de un parlamento democr¨¢tico: algunos de los constituyentes m¨¢s conocidos, esclarecidos dirigentes del chavismo, tienen una clara responsabilidad en el manejo de los dineros p¨²blicos y la grave crisis inflacionaria y de escasez existente.

Con todo, el papel de la Asamblea Constituyente ha sido hasta ahora relativamente discreto. En rigor, este foro ha promulgado dos instrumentos legales: la Ley Contra el Odio por la Convivencia Pac¨ªfica y la Tolerancia, que prev¨¦ severas penas en contra de las protestas subidas de todo a funcionarios p¨²blicos; y la Ley de Precios Acordados, que pretende ponerle coto al proceso de hiperinflaci¨®n que vive el pa¨ªs. El gobierno de Maduro ha decidido presentarle a la Constituyente los contenidos del Presupuesto de 2018, para someterlos a su consideraci¨®n, evadiendo por completo la existencia del Poder Legislativo. El 7 de Septiembre, Maduro present¨® ante este foro un paquete de 7 proyectos legales adicionales con los cuales espera conjurar la crisis actual.