Un acuerdo de m¨ªnimos permite reabrir la Administraci¨®n federal de EE UU
Los dem¨®cratas aceptan extender los fondos tres semanas m¨¢s a cambio de la promesa de un pacto en migraci¨®n
Fin del primer episodio. La Administraci¨®n federal de EE UU reabrir¨¢ este martes sus puertas. Tras 60 horas de cierre, con 800.000 empleados p¨²blicos licenciados y millones de ciudadanos hartos, los dem¨®cratas concedieron este lunes en el Senado una nueva pr¨®rroga a los fondos federales. La votaci¨®n, con 81 votos a favor y 18 en contra, supone un alivio para una naci¨®n cada d¨ªa m¨¢s fracturada, pero no deja de ser un pacto ag¨®nico. Solo fija tres semanas de financiaci¨®n y basa su supervivencia en un acuerdo migratorio, el punto de quiebra con la Casa Blanca.
Republicanos y dem¨®cratas se vieron en el abismo y decidieron hacer un alto. El cierre de la Administraci¨®n federal, el llamado shutdown, es t¨®xico para ambos. No solo muestra la incapacidad del presidente Donald Trump para el di¨¢logo, sino que enfrenta a los dem¨®cratas a la paradoja de estar actuando igual que los republicanos radicales con Barack Obama en 2013.
Para salvar el escollo, los sectores moderados de los dos partidos auspiciaron una propuesta de m¨ªnimos. Sus dos pilares eran la pr¨®rroga de la financiaci¨®n hasta el 8 de febrero y la promesa republicana de tratar de alcanzar un acuerdo migratorio . ¡°Debatiremos el futuro de los dreamers [inmigrantes llegados siendo menores a EE UU], la seguridad fronteriza y otros temas relacionados", explic¨® el l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, Mitch McConnell. Era una forma esquem¨¢tica y provisional¨ªsima de conciliar los intereses de la Casa Blanca con los de la oposici¨®n, y lograr as¨ª la mayor¨ªa cualificada (60 votos sobre 100) que se requer¨ªa en el Senado, donde los conservadores disponen de 51 esca?os.
La oferta fue aceptada por el l¨ªder dem¨®crata en el Senado, Chuck Schumer, y presentada no como una capitulaci¨®n, sino como el inicio del gran debate. ¡°Votaremos a favor, pero los republicanos tendr¨¢n que cumplir¡±, advirti¨® Schumer.
El a?o pasado, los dem¨®cratas ya concedieron dos pr¨®rrogas sin ver sobre la mesa una propuesta de reforma migratoria que haga frente a su principal preocupaci¨®n: los 700.000 dreamers a los que Trump puso al borde de la deportaci¨®n en septiembre, cuando suspendi¨® el programa que les daba cobertura legal y daba una fecha para que pudiesen empezar las expulsiones: el 5 d marzo. Viendo el reloj correr sin ning¨²n avance, Schumer y los suyos decidieron la semana pasada forzar un acuerdo y presionaron en el tal¨®n de Aquiles de la Casa Blanca.
Desde hace nueve a?os, los presupuestos no logran la aprobaci¨®n parlamentaria y esto obliga al Gobierno a acudir c¨ªclicamente al Congreso a pedir una pr¨®rroga de fondos. La ¨²ltima, el pasado viernes, fue rechazada por los dem¨®cratas. La negativa desencaden¨® el temido shutdown. La crisis, aunque erosionante para todos, logr¨® su objetivo: hacer patente la dificultad de Trump para llegar a un acuerdo en materia migratoria.
En estos meses, su ¨²nica oferta ha sido pedir 18.000 millones de d¨®lares para el muro con M¨¦xico. La propuesta, muy cercana a un chantaje, no admit¨ªa rebaja. Cuando el pasado viernes, en el fragor de la negociaci¨®n, el l¨ªder dem¨®crata, renegando de su postura oficial, acept¨® financiar la obra a cambio de rescatar de la pesadilla a losdreamers, el presidente rechaz¨® reducir la exorbitante cantidad pedida. O todo o nada. Esa fue la respuesta binaria del presidente.
Fracasado el acuerdo, el presidente tuvo que soportar la humillaci¨®n de celebrar su primer aniversario en el poder con un apag¨®n administrativo. En respuesta dio otra vuelta de tuerca y estableci¨® como condici¨®n necesaria para cualquier pacto futuro que se restableciese primero la financiaci¨®n federal. La exigencia, aparte del ruido habitual, ten¨ªa como fin invertir la carga y presentar como responsable del cierre a la oposici¨®n.
La idea, machaconamente repetida por Trump y sus adl¨¢teres, era venenosa. El pr¨®ximo 6 de noviembre se celebran unas elecciones legislativas claves. En juego estar¨¢n la totalidad de la C¨¢mara de Representantes y un tercio del Senado. Los estrategas dem¨®cratas son conscientes de que un mal paso puede perjudicarles, incluso m¨¢s que a los republicanos, en la medida en que 10 reelecciones suya a la C¨¢mara Alta tienen lugar en estados donde Trump gan¨® a Hillary Clinton en 2016.
La contestaci¨®n dem¨®crata a este desaf¨ªo fue mantener que la culpa del shutdown era de Trump, pero mostrarse abiertos a la negociaci¨®n con los republicanos, entre cuyos votantes la deportaci¨®n de los dreamers es mayoritariamente rechazada. El resultado fue la r¨²brica de un acuerdo, consagrado ayer por el Senado, que reduc¨ªa la tensi¨®n ambiental y devolv¨ªa al pelota a su punto de partida.
¡°El presidente, ese gran hacedor de acuerdos, se ha quedado al margen de este pacto. Ha habido discusiones, ofertas y contraofertas; finalmente, vamos a votar a favor de la reapertura de la Administraci¨®n en la esperanza que se d¨¦ una soluci¨®n a los dreamers. Si los republicanos no lo hacen, habr¨¢n quebrantado no solo la confianza de los dem¨®cratas, sino de muchos miembros de su propio partido¡±, sentenci¨® Schumer.
Con el pacto, se abre un nuevo periodo de duda. El da?o ha sido amplio y ambos contendientes han visto hasta d¨®nde pueden llegar sus diferencias. Pero nadie sabe si esto bastar¨¢ para superar las diferencias. El plazo para la discusi¨®n vence en solo tres semanas. Poco tiempo para un debate que en Estados Unidos, con 13 millones de indocumentados y un presidente atrincherado en posiciones ultras, se ha vuelto la principal batalla pol¨ªtica. "Como dije, una vez que el Gobierno recupere la financiaci¨®n, mi Administraci¨®n trabajar¨¢ para resolver el problema de la muy injusta inmigraci¨®n ilegal. Haremos un pacto a largo plazo en inmigraci¨®n si, y solo si, es bueno para el pa¨ªs¡±, alert¨® Trump. La negociaci¨®n no ha hecho m¨¢s que empezar.
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