Razones y sinrazones de L¨®pez Obrador
El candidato de Morena es un hombre decidido hacer un cambio a favor de los pobres
Si por alg¨²n motivo tuviera que dejar por un momento mi cartera a uno de los tres candidatos probablemente escoger¨ªa a Jos¨¦ Antonio Meade quien parece ser un buen hombre. Y si deseara conversar sobre gustos y aficiones en literatura, cine y m¨²sica seguramente Ricardo Anaya, el del PAN, ser¨ªa el mejor interlocutor de los tres. Pero si pienso en las urgencias de este pa¨ªs, asumo que Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, el l¨ªder opositor, es el ¨²nico de los tres que ofrecer¨ªa cambios significativos. Y m¨¢s importante a¨²n, cambios en la direcci¨®n que necesitamos. Meade puede ser una persona honesta (aunque si gana habr¨ªa conseguido el poder gracias a una mafia) y Anaya un joven que habla idiomas y aprovecha sus lecturas, pero ambos ofrecer¨ªan con matices m¨¢s de lo mismo. Y ese es el problema.
M¨¦xico ya no aguanta que se siga gobernando para el 50% superior de la pir¨¢mide social. El modelo econ¨®mico simple y sencillamente no contempla a los sectores marginados, a los hambrientos, a la econom¨ªa tradicional, a los campesinos o a las regiones devastadas. La desigualdad apremiante y a ratos creciente es el verdadero c¨¢ncer de nuestro pa¨ªs y los gobiernos del PRI y el PAN de los ¨²ltimos 20 a?os se han dedicado a ignorarla, asumiendo que bastaba con dedicarse al ¡°pa¨ªs pavimentado¡± para que el monte y los p¨¢ramos se volvieran ¡°malls¡± y naves de ensamble automotriz. Ha sucedido lo contrario. El pavimento ha chupado de la planicie, empobreci¨¦ndola a¨²n m¨¢s. La econom¨ªa formal expulsa a la poblaci¨®n a la econom¨ªa informal (m¨¢s de la mitad de los mexicanos dependen ya de esta ¨²ltima).
Obrador es un progresista, pero su visi¨®n del mundo sigue estando m¨¢s cerca de sus antecedentes campiranos que de las agenda de la nueva izquierda urbana
El PIB de M¨¦xico ha crecido ligeramente por encima del 2% anual en los ¨²ltimos quince a?os; parecer¨ªa una buena noticia porque la poblaci¨®n aumenta a raz¨®n de 1,4%. Por desgracia ese excedente se queda en la parte de arriba y la desigualdad sigue creciendo.
PAN y PRI aseguran m¨¢s de lo mismo. No se trata de un juicio pol¨ªtico sino de descripci¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas. Los pobres simple y sencillamente existen como entidades asistenciales no como actores econ¨®micos. La corrupci¨®n, la violencia y la inseguridad, los privilegios, la ausencia de estado de derecho se amplifican en una sociedad en las que la riqueza y la pobreza se acent¨²an. Para decirlo r¨¢pido, M¨¦xico es el pa¨ªs m¨¢s desigual del mundo en la categor¨ªa econ¨®mica en la que se encuentra.
Esos son los motivos de L¨®pez Obrador. Es un hombre complejo, plagado de claroscuros y marcado por una historia pol¨ªtica con m¨¢s fracasos y exilios internos que ¨¦xitos. Pero es un hombre decidido hacer un cambio a favor de los pobres y no, no es un Ch¨¢vez o un Maduro. Lo demostr¨® como jefe de Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico con una gesti¨®n moderna, progresista y tolerante. Y lo mostr¨® tras la derrota de 2006 cuando a pesar de estar convencido de que le hab¨ªan robado la presidencia contuvo a los radicales en un plant¨®n en Reforma pudiendo haber paralizado al pa¨ªs (m¨¢s da?o han provocado los chantajistas de Antorcha Campesina priistas con sus continuas tomas de autopistas a lo largo de tantos a?os).
Preocupa de Andr¨¦s Manuel su mecha corta con respecto a las cr¨ªticas o su tendencia a descalificar en lugar de contra argumentar las objeciones de sus detractores. No gana nada con llamar ¡°secuaces de la mafia en el poder¡± a intelectuales que cuestionan sus ideas (Jes¨²s Silva Herzog y Enrique Krauze) o de ¡°prensa fif¨ª, alquilada y deshonesta¡± a la que publica un reportaje adverso (diario Reforma).
Hace tanto tiempo que L¨®pez Obrador combate a la defensiva que su desconfianza frente a un ataque se ha convertido en segunda naturaleza. La noci¨®n de ¡°complot¡± no es una t¨¢ctica sino una convicci¨®n destilada por un pasado de derrotas, muchas de ellas producto de la manipulaci¨®n y las malas pr¨¢cticas de una maquinaria de Estado que ha operado en su contra. No, no es un hombre objetivo y carece del distanciamiento zen que a veces gusta de presumir. Es, sin duda, un progresista, pero su visi¨®n del mundo y sus c¨®digos personales siguen estando m¨¢s cerca de sus antecedentes campiranos que de las agenda de la nueva izquierda urbana. Son las sinrazones que cuestionan los cr¨ªticos intelectualmente m¨¢s sofisticados. Y, sin embargo, las razones de AMLO est¨¢n all¨ª: una pasi¨®n incombustible por los pobres y la justicia social, aunque ahora ba?adas de pragmatismo. Banderas ausentes en los otros dos candidatos, modernos, preparados y muy dispuestos a seguir gobernando a favor del M¨¦xico de arriba.
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