Ramaphosa, delf¨ªn de Mandela, nuevo l¨ªder de Sud¨¢frica

El nuevo presidente interino de Sud¨¢frica, Cyril Ramaphosa, tom¨® este jueves posesi¨®n del cargo poniendo fin, al menos de momento, a un traum¨¢tico relevo de poder. Su partido, el hist¨®rico Congreso Nacional Africano, forz¨® esta semana la salida de su predecesor, Jacob Zuma, cerrando as¨ª un periodo de inestabilidad en el pa¨ªs.

Cyril Ramaphosa hubiera sido el preferido de Nelson Mandela para sucederle, pero en aquel momento, la gigantesca maquinaria del Congreso Nacional Africano (CNA), opt¨® por otro. Ramaphosa se retir¨® entonces de la pol¨ªtica y se convirti¨® en un prol¨ªfico hombre de negocios y millonario. Casi dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, el polifac¨¦tico Ramaphosa ha llegado al sill¨®n presidencial, en un delicado momento para la estabilidad de su partido y para la de todo el pa¨ªs.

En sus primeras palabras como nuevo presidente, declar¨® la guerra contra la corrupci¨®n, la lacra que ha perseguido a antecesor, Jacob Zuma. ¡°En su radar¡±, dijo al Parlamento, est¨¢n la corrupci¨®n y el informe Estado de rapi?a, el largo y exhaustivo informe de la defensora del Pueblo que investiga el tr¨¢fico de influencias, el desv¨ªo de fondos p¨²blicos de Zuma y sus relaciones con la turbia familia Gupta, que en estos momentos est¨¢ bajo investigaci¨®n policial. La unidad de ¨¦lite de la polic¨ªa sudafricana lanz¨® esta misma semana una operaci¨®n policial en la que fueron detenidas varias personas. Uno de los hermanos Gupta ha comparecido ante la justicia y otro ha sido declarado ¡°fugitivo¡±.

Sud¨¢frica ha recibido con ilusi¨®n el cambio pol¨ªtico, no tanto por la popularidad de Ramaphosa sino por las consecuencias que la actitud de Zuma ha provocado en el pa¨ªs. La Fundaci¨®n Nelson Mandela celebr¨® p¨²blicamente el fin de lo que defini¨® como ¡°una era dolorosa para el pa¨ªs¡±. Con 65 a?os, Ramaphosa hereda un pa¨ªs tocado y un partido que, aunque hegem¨®nico, vive su peor momento de popularidad.

Crecido en el hist¨®rico barrio de Soweto, feudo de la lucha contra el apartheid, Ramaphosa se uni¨® muy joven a la lucha contra el r¨¦gimen racista y al movimiento del Congreso Nacional Africano, y fue encarcelado en varias ocasiones, como muchos de los prominentes l¨ªderes, por su actividad pol¨ªtica durante los tiempos de la resistencia. Con la llegada de la democracia y de Nelson Mandela el poder, pas¨® a engrosar la ¨¦lite pol¨ªtica y, como delf¨ªn del venerado Madiba ¡ªcomo llamaban cari?osamente a Mandela los sudafricanos¡ª, bien hubiera podido ser su sucesor. Mandela dijo de ¨¦l que ¡°era un sucesor digno de una notable l¨ªnea de l¨ªderes del CNA¡± y que ¡°fue probablemente el mejor negociador en las filas del CNA¡±, pero el partido opt¨® por Thabo Mbeki.

Su biograf¨ªa aparece salpicada por la masacre de Marikana, en 2012, la peor operaci¨®n policial desde el fin del apartheid, en la que la polic¨ªa mat¨® a 34 mineros que se manifestaban en una protesta salarial. Ramaphosa, desde la junta de la empresa minera Lonmin ¡ªen cuyas concesiones sucedieron los hechos¡ª, era el encargado de gestionar la seguridad y la repuesta a los mineros en huelga. Hasta el d¨ªa de hoy nadie ha asumido su participaci¨®n ni se han depurado responsabilidades por lo sucedido.