Buenos Aires pone l¨ªmites a las protestas de alumnos de secundarios
Un nuevo protocolo transfiere a los padres la responsabilidad por la ocupaci¨®n de colegios
La calle es el espacio predilecto de los argentinos que protestan. La calle y las escuelas, si se trata de alumnos secundarios. El a?o pasado, cientos de ellos ocuparon durante semanas 27 colegios en la ciudad de Buenos Aires. La modalidad es simple: los estudiantes se quedan dentro del edificio d¨ªa y noche y obligan as¨ª as¨ª a suspender las clases. Las ¡°tomas¡±, como las llaman, fueron contra un proyecto de reforma educativa que suma rechazos tanto entre alumnos como docentes. La idea de la reforma sigue en pie y este a?o la ciudad decidi¨® acotar la dimensi¨®n de los reclamos que espera. A partir de ahora, ya no ser¨¢ el director del colegio el responsable de los chicos sino los padres, quienes afrontar¨¢n multas en caso de que se produzcan destrozos en los edificios.
Argentina es un pa¨ªs donde la protesta se usa para resolver cualquier conflicto, por peque?o que sea. Es raro el d¨ªa en que no hay una manifestaci¨®n o el corte de alguna carretera. Las marchas disminuyen en enero y febrero, los meses de verano en que vacacionan los argentinos, y se reactivan en marzo, cuando los sindicatos inician las negociaciones salariales de todo el a?o. Es tambi¨¦n cuando los alumnos vuelven a las aulas. En el ministerio de Educaci¨®n de la ciudad de Buenos Aires se han anticipado a nuevas jornadas de protesta con un protocolo contra las tomas. La novedad es que ahora ser¨¢n los padres quienes responder¨¢n, incluso econ¨®micamente, ante cualquier exceso de sus hijos.
¡°Las familias hacen una transferencia informal del cuidado de los chicos a la escuela, pero cuando hay una toma ya no puede ser ejercida por las autoridades porque no hay un gobierno adulto. Por eso queremos dotar a los directores de herramientas para que devuelvan la responsabilidad del cuidado a las familias. A los padres les decimos ¡®sus hijos ya no pueden estar bajo nuestro cuidado¡¯, y si deciden que sigan en la escuela queremos que quede registrado¡±, dice a EL PA?S la ministra de Educaci¨®n de Buenos Aires, Soledad Acu?a.
La responsabilidad de los padres ir¨¢ mucho m¨¢s all¨¢ del cuidado de los menores. Si ahora hay roturas en el edificio, los padres ser¨¢n multados. Pero no queda del todo claro c¨®mo se instrumentar¨¢ la medida en colegios donde, por ejemplo, cursan hasta 2.000 alumnos, donde identificar a padres y alumnos involucrados puede ser una tarea compleja. ¡°No veo que tengan poder efectivo para aplicar el protocolo¡±, dice Ignacio Garc¨ªa Allende, consejero del centro de estudiantes del Colegio Nacional Buenos Aires, el m¨¢s tradicional de la ciudad y tambi¨¦n uno de los m¨¢s combativos. Pero eso no ser¨¢ un problema, seg¨²n Garc¨ªa Allende, porque ¡°el objetivo no es controlar las tomas sino enviar un mensaje a la sociedad. Lo que buscan es que la gente vea a [Mauricio] Macri como el presidente que quiere que no haya m¨¢s tomas¡±.
La ministra Acu?a considera, en cambio, que el protocolo es perfectamente aplicable. ¡°Hay colegios con 2.000 alumnos, pero repartidos en varios turnos. Y cada turno tiene equipos de regentes, hay un grupo de gesti¨®n para que informe a las familias. Adem¨¢s no estamos ante un incendio, algo que sucede de repente como una emergencia. La toma es un proceso que se conoce con tiempo y se dialoga¡±, dice la ministra.
?Que haya un protocolo contra estudiantes que protestan no est¨¢ exento de pol¨¦mica. Incluso que los padres deban responder legalmente por lo que hacen sus hijos no est¨¢ del todo claro en la legislaci¨®n. Mientras tanto, el gobierno de Buenos Aires avanzar¨¢ este a?o con la reforma educativa y ser¨¢ un hecho que no contar¨¢ con tanta resistencia en las aulas. ¡°El a?o pasado perdimos la batalla y nos desgastaron mucho¡±, admite Garc¨ªa Allende. Pero las tomas pueden volver y las autoridades han dejado en claro que aplicar¨¢ mano dura contra ellas.
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