Andrea Nahles: una l¨ªder en los escombros del SPD
Andrea Nahles, elegida presidenta de los socialdem¨®cratas alemanes, tiene fama de trabajadora y eficaz
Andrea Nahles acaba de ser ascendida a uno de esos trabajos para los que no se sabe si hay que dar la enhorabuena o el p¨¦same. Nahles es un rostro muy familiar para los alemanes. Forma parte del paisaje pol¨ªtico del pa¨ªs desde hace d¨¦cadas, pero es ahora cuando por fin ha sido llamada a presidir el hasta hace poco poderoso Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n (SPD), justo cuando peor van las cosas y m¨¢s necesario se vuelve su impulso arrollador.
Porque Nahles, cuando quiere, es un hurac¨¢n. Lo demostr¨® en el congreso extraordinario del partido celebrado a finales de enero en Bonn. Su entonces l¨ªder, Martin Schulz, hab¨ªa pronunciado un discurso de una hora ins¨ªpido, con el que deb¨ªa convencer a los delegados del partido de que votaran a favor de una nueva gran coalici¨®n con Angela Merkel. Les dej¨® fr¨ªos.
Al rato subi¨® Nahles al podio. La exministra de Trabajo se desga?it¨®, les prometi¨® que negociar¨ªa ¡°hasta que chillen¡±, que se dejar¨ªa la piel, y levant¨® a los delegados de sus sillas. La creyeron y la colmaron de aplausos. El congreso vot¨® por un estrecho margen a favor de negociar la gran coalici¨®n. Nahles lo hab¨ªa conseguido, interpretaron un¨¢nimemente los analistas.
El de Bonn no fue un episodio aislado. Nahles sabe c¨®mo excitar la fibra sensible de los compa?eros. Sabe conectar, que no es poco, pero ?ser¨¢ suficiente? El SPD atraviesa horas baj¨ªsimas y teme correr la misma suerte que otros partidos socialdem¨®cratas europeos en peligro de extinci¨®n. Los j¨®venes piden a gritos una renovaci¨®n de un partido que se desvanece en las encuestas. Y aqu¨ª es donde Andrea Maria Nahles (Mendig, 1970) debe entrar en acci¨®n. La prensa alemana la ha bautizado Tr¨¹mmerfrau, en alusi¨®n a las mujeres que desescombraron Alemania piedra a piedra tras la II Guerra Mundial.
Pocos conocen el partido como ella. Se curti¨® en las juventudes, donde se libran duras peleas ideol¨®gicas
Nahles, hasta ahora jefa del grupo parlamentario, ha sido elegida en un congreso extraordinario del partido para presidir el SPD.? Nahles se ha convertido en la primera presidenta en los 154 a?os de vida del partido ¡ªla CDU de Merkel tambi¨¦n acaba de proponer a una mujer como su sucesora¡ª.
Es el escal¨®n que le faltaba a Nahles, pol¨ªtica de 47 a?os, antigua representante del ala izquierda del SPD, aunque hoy est¨¢ m¨¢s centrada, y que lo ha hecho casi todo en un partido que conoce de arriba abajo. En 1995 ya presid¨ªa los Jusos, la poderosa organizaci¨®n juvenil socialdem¨®crata, la misma que ahora amenaza con derribar el acuerdo de gran coalici¨®n con Merkel. En los Jusos, donde las peleas ideol¨®gicas se libran sin piedad y lejos de los focos, se curti¨® y empez¨® a tejer una tupida red de contactos. Sus compa?eros de entonces han crecido, como ella, y ahora trabajan repartidos por las delegaciones territoriales de todo el pa¨ªs.
Pocos conocen el partido como Nahles. Hija de un alba?il y licenciada en Filolog¨ªa, es una mujer querida en Weiler, su pueblo del oeste de Alemania, donde todav¨ªa vive con su hija de siete a?os. Es adem¨¢s una pol¨ªtica a la que respetan los que trabajan con ella, incluida la canciller Merkel. Le gusta porque dice que la exministra de Trabajo se sabe los temas y tiene debilidad por los detalles, nada de brocha gorda.
Dicen que trabaja muy bien en equipo y que es una tenaz negociadora. M¨¦rito suyo es, por ejemplo, la implantaci¨®n del salario m¨ªnimo interprofesional en Alemania en 2015 y la edad de jubilaci¨®n a los 63 a?os.
Para el alem¨¢n medio, sin embargo, Nahles es una mujer que polariza. O cae bien, o cae fatal. Cuando se pregunta por ella, es frecuente que algunos tuerzan el gesto. En parte, porque para muchos es una mujer que resulta demasiado vulgar. Nahles grita y utiliza un lenguaje de la calle ¡ª¡°les vamos a dar en la cara¡±, dijo en alusi¨®n al partido rival¡ª, una actitud que espanta a la Alemania ilustrada. Pero ella no se deja abatir por las cr¨ªticas y las mofas.
¡°Tiene la piel muy dura. No le afecta lo que digan de ella, o por lo menos no lo demuestra. Es dif¨ªcil sobrevivir en el club de hombres de la pol¨ªtica y ella lo consigue¡±, cuenta una socialdem¨®crata que ha bregado con ella en batallas pol¨ªticas desde hace a?os.
Es una pol¨ªtica respetada por los que trabajan con ella, incluida la canciller Merkel
Casi nadie cuestiona, sin embargo, su determinaci¨®n y capacidad de trabajo, ambas cualidades muy necesarias para presidir el SPD. Necesarias, pero tal vez insuficientes ante la herc¨²lea tarea que se le avecina. A Nahles le piden que sea capaz de unir a un partido fracturado y envejecido, que busca renovarse.
En principio, Nahles podr¨ªa convertirse en el eslab¨®n perfecto entre el ala izquierda, las bases y la c¨²pula del partido. El problema es que la divisi¨®n de derecha e izquierda se vuelve insuficiente, tambi¨¦n para el SPD. Los nuevos Jusos piden paso. Quieren caras nuevas y tambi¨¦n en Alemania desde?an todo lo que huela a vieja pol¨ªtica. Pese a su juventud, a Nahles se la asocia con un establish?ment socialdem¨®crata de profesores y funcionarios del oeste del pa¨ªs, con una cosmovisi¨®n pol¨ªtica viejuna, con la que muchos j¨®venes ya no sintonizan.
Por eso es dif¨ªcil pensar que una pol¨ªtica que lleva toda su vida en el partido y que es tan apparatchik como el que m¨¢s sea capaz de encarnar un verdadero renacimiento de la socialdemocracia alemana. ¡°La gente no la asocia con la renovaci¨®n. Ha estado ah¨ª siempre. Nunca ha dejado de ocupar puestos de responsabilidad. Quiera o no, tiene colgada la etiqueta de la vieja pol¨ªtica¡±, afirma Joerg Forbrig, investigador del German Marshall Fund en Berl¨ªn.
Nahles se pate¨® el pa¨ªs, para convencer a los suyos de que la gran coalici¨®n con Merkel era la opci¨®n menos mala para el partido. Prometi¨® dar la batalla hasta el final y lo consigui¨®.??
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