La normalizaci¨®n de los derechos humanos
Una cosa es ajustar los procesos democr¨¢ticos y otra ordenar la convivencia humana
Vistas las cosas con perspectiva, pareciera que cada cierto tiempo aparece una idea encaminada a lograr redenciones colectivas e individuales. A partir de ellas se producen an¨¢lisis, dise?os, algunos cambios y se miden incidencias. Despu¨¦s, las prometedoras realizaciones se muestran insuficientes para lograr las predichas transformaciones. Entonces aparecer¨¢ otra propuesta de soluci¨®n. Hace a?os, los sistemas de planeaci¨®n democr¨¢tica fueron tenidos como suficientes para lograr una mejor redistribuci¨®n de los bienes p¨²blicos y privados. Poco despu¨¦s, se quiso ver en el cambio democr¨¢tico de la nueva ola, el inicio de un modo generalizado de alcanzar y ejercer el poder pol¨ªtico. Tambi¨¦n se supuso que la adopci¨®n del Rule of Law, modalidad Consenso de Washington, ayudar¨ªa a ordenar las transacciones y hacer eficiente la econom¨ªa. Que el pastel crecer¨ªa y habr¨ªa m¨¢s que repartir. A ello se agreg¨® luego la idea de que la transparencia gubernamental ser¨ªa tan poderosa que terminar¨ªa con las opacas y corruptas pr¨¢cticas p¨²blicas. Se entendi¨® tambi¨¦n que el paso a los procesos penales acusatorios ser¨ªa suficiente para reordenar el mundo penal y, de alguna manera, los fen¨®menos delictivos.
En nuestros d¨ªas se encuentra instalado un discurso tan querido y esperanzador como los que lo precedieron: los derechos humanos. Con ¨¦l se cree que mucho de lo que social y pol¨ªticamente nos perturba ser¨¢ resuelto. Que sobrevendr¨¢ un estado de cosas en el que la actuaci¨®n de las autoridades nacionales, el comportamiento de las ¨¦lites econ¨®micas y financieras, la ordenaci¨®n social y el bienestar individual habr¨¢n de darse. En esta narrativa, personas nuevas y empoderadas har¨¢n valer su condici¨®n y exigir¨¢n lo que les es propio. As¨ª generar¨¢n un orden distinto. Por la diversificada materialidad de lo reclamable, derechos de diversa generaci¨®n, se piensa que terminar¨¢n por constituirse individuos que ejercer¨¢n a plenitud su proyecto de vida, contar¨¢n con amplios satisfactorios materiales y elegir¨¢n a sus autoridades, peri¨®dica y pac¨ªficamente.
El proyecto de transformaci¨®n mediante los derechos humanos pareciera estar entrando en una fase recesiva, despu¨¦s de a?os de expansi¨®n
?Por qu¨¦ el nuevo sue?o de la capacidad transformadora de los derechos humanos, habr¨ªa de tener una vida distinta a las olas democratizadoras que tanto nos entusiasmaron hace 30 a?os, o a los procesos distributivos que con tanta energ¨ªa se predicaron cuando en el mundo se redujeron y fijaron las tasas impositivas? Desde luego, la magnitud de los cambios entonces buscados y los que implican los derechos humanos es distinta. Una cosa es querer ajustar los procesos democr¨¢ticos y otra encontrar un modo de ordenar la convivencia humana. De igual modo, tambi¨¦n es diferente la fundamentaci¨®n moral de los derechos humanos y del cambio tributario. M¨¢s all¨¢ de estos aspectos, lo que en las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha querido establecer y lo que hoy muchos quisi¨¦ramos ver hecho realidad, ha levantado grandes esperanzas y ha concluido, sino en rotundos fracasos, s¨ª en algo con menor capacidad transformadora a la prevista o deseada.
El proyecto de transformaci¨®n mediante los derechos humanos pareciera estar entrando en una fase recesiva, despu¨¦s de a?os de expansi¨®n medible en el n¨²mero de reformas constitucionales, tratados internacionales, instituciones creadas y concretos contenidos alcanzados. ?sta no es perceptible tanto por los discursos rutinarios, sino por los limitados alcances de las transformaciones cotidianas. Las libertades p¨²blicas no crecen, las asignaciones prestacionales novedosas son epis¨®dicas y los procesos democr¨¢ticos se reducen a lo electoral.
La ralentizaci¨®n observada puede deberse a varias causas. El reposicionamiento de las condiciones de dominaci¨®n ante un proyecto liberador, la competencia proveniente del miedo generado por la inseguridad global, el aletargamiento de los impulsores ante lo que estiman un triunfo ya consolidado, por ejemplo. Cualquiera que sea la causa o combinaci¨®n de ellas, conviene recordar que m¨¢s all¨¢ de su intr¨ªnseca moral, los derechos humanos no van a realizarse por s¨ª solos o, m¨¢s a¨²n, que ello va a encontrar graves obst¨¢culos. Es necesario volver a entender su condici¨®n ut¨®pica y, por lo mismo, las dificultades de implantar una racionalidad nueva y generalizada ah¨ª donde tr¨¢gicamente no la hay. Ser¨ªa lamentable que nos pasara lo que a quienes supusieron que la democracia o la redistribuci¨®n llegar¨ªan en autom¨¢tico, por alg¨²n curioso designio.
@JRCossio
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