C¨®mo Iv¨¢n Duque se gan¨® la derecha
Las consultas interpartidistas del domingo 11 de marzo se han convertido en una especie de chivo expiatorio para quienes est¨¢n perdiendo el tren electoral
El goteo de encuestas de esta semana ha pintado a Iv¨¢n Duque, del Centro Democr¨¢tico, de favorito indiscutible:?40%, 45,9%, 42%, en intenci¨®n de voto. En todos los casos, a m¨¢s de 30 puntos de su rival. Que no es Gustavo Petro, sino Germ¨¢n Vargas Lleras: es con ¨¦l con quien compite por un espacio com¨²n de votos. Por el momento, le va ganando. Pero, ?cu¨¢l ha sido su camino hasta este dominio? Y, sobre todo, ?lograr¨¢ mantenerlo?
Las consultas interpartidistas del domingo 11 de marzo se han convertido en una especie de chivo expiatorio para quienes est¨¢n perdiendo el tren electoral. Y es cierto que dichas consultas ofrecieron una palanca excepcional a Petro y, sobre todo, a Duque. Pero la cuesti¨®n es c¨®mo y para qu¨¦ la han utilizado. El candidato del Centro Democr¨¢tico (CD) aprovech¨® esta ventana de oportunidad para consolidar una estrategia que llevaba meses desarrollando (y dando frutos: su ascenso en las encuestas comenz¨® antes de la cita electoral). Esta estrategia ten¨ªa un solo objetivo: coordinar el voto del bloque antisantista (el santismo tiene la dudosa virtud de no existir en s¨ª mismo, pero s¨ª de alimentar su ant¨ªtesis), ahora transmutado en voto contra Petro.
En esta tarea, la plataforma de Duque se ha convertido en una aut¨¦ntica aspiradora de votantes. La tabla siguiente estima de d¨®nde los est¨¢ recogiendo.
Es normal que el candidato del Centro Democr¨¢tico se quede con nueve de cada 10 votos de esa plataforma, pero ya es m¨¢s llamativo que tenga tambi¨¦n un 60% de los conservadores, o un tercio de los del antiguo bloque liberal (PL, la U, Cambio Radical/CR). Seg¨²n la recientemente publicada encuesta de Invamer, Vargas Lleras, candidato de CR, por el contrario, no alcanzar¨ªa ni siquiera a quedarse con la mayor¨ªa de los de su propio partido.
Cuando, siguiendo al matem¨¢tico Javier Moreno, realizamos el ejercicio (ingenuo, como ¨¦l mismo lo calific¨®, pero ¨²til para orientarnos) de traducir estos porcentajes en votos potenciales empleando como plantilla base las elecciones al Senado del pasado 11M, lo que nos da es que Vargas no suma ni 1,5 millones. Es m¨¢s de lo que le dan las encuestas hoy, pero lejos de que le baste para llegar a la segunda vuelta. Si lo lograse, la divisi¨®n del voto restante y su fuga a la abstenci¨®n y al voto en blanco abrir¨ªan muchas m¨¢s opciones para el exvicepresidente. Por eso la estrategia de Duque se basa en dominar el espacio que va del centro a la derecha para ganar en primera vuelta, o m¨¢s probablemente asegurarse un rival que le ayude en su objetivo de acaparar esos votos (Gustavo Petro es el perfecto candidato por ser el m¨¢s extremo por el otro lado del espectro).
Tanto Duque como Vargas Lleras acuden a las mismas fuentes de voto para lograr sus respectivos objetivos. La primera son los votantes de centro. Como ha argumentado la polit¨®loga Sandra Borda, Duque y el expresidente Uribe est¨¢n realizando un doble juego: el primero, candidato joven que encandila con sus discursos moderados; el segundo, arenga a la derecha m¨¢s determinada. Por ahora, los datos dicen que est¨¢ funcionando.
Seg¨²n esta proyecci¨®n, el dominio de la dupla ser¨ªa aplastante en la derecha pura, pero nada despreciable entre el viejo centro y centro-derecha. Este ¨¢mbito, que deber¨ªa ser el natural de Vargas, se le est¨¢ resistiendo (aunque es probable que la encuesta le est¨¦ infrarrepresentando, como veremos m¨¢s adelante). El fichaje de Pinz¨®n como vicepresidente obedece a la necesidad de competir en estos dos ¨¢mbitos ideol¨®gicos.
La segunda fuente de voto es la tan tra¨ªda y llevada maquinaria. Existe la idea de que las encuestas no son capaces de reflejar por completo el peso del voto clientelista territorializado. Esto tiene sentido, porque dicha decisi¨®n atiende a otros factores que se escapan de la formaci¨®n de opini¨®n tradicional. Al mismo tiempo, como los acuerdos entre ¡®proveedores¡¯ de maquinaria y candidatos que deseen ¡®adquirirla¡¯ se producen tambi¨¦n con los ojos puestos en las encuestas (nadie quiere irse con un perdedor), se trata de una calle de doble v¨ªa. Si miramos la cartograf¨ªa de las pasadas elecciones legislativas que nos ofrece el Observatorio de Representaci¨®n Pol¨ªtica de la Universidad del Rosario, tendremos una foto fija de la distribuci¨®n territorial del voto.
La divisi¨®n costa-llano (CR) contra interior-andino (CD) es patente al comparar ambos mapas. Aqu¨ª se mezcla maquinaria y opini¨®n, claro, pero sin duda refleja mejor el clientelismo que la pura demoscopia. Es este probablemente el dique m¨¢s firme que tiene Vargas Lleras contra el avance de Duque. Los resultados de las elecciones del Senado son una se?al tan v¨¢lida como las encuestas a la hora de negociar con las estructuras clientelares del voto que a¨²n permanezcan dubitativas. Una que contrasta con la supuesta fuga de votos de CR hacia Duque que refleja la encuesta de Invamer. Probablemente, la capacidad de Vargas de reducirle el suelo al candidato del CD pasa sobre todo por mantener este dique, por sostener la credibilidad de su candidatura entre los votantes que ya le confiaron a su partido el pasado de 11 de marzo, y construir a partir de ah¨ª su asalto al l¨ªmite de los 3-4 millones de votos que le pondr¨ªa en la segunda vuelta.
As¨ª las cosas, los dos meses que quedan para la primera vuelta ser¨¢n una carrera contrarreloj para Vargas Lleras, con un objetivo claro: impedir que el ¡®viejo centro¡¯ y la derecha se coordine completamente en torno a Duque. Pero, para sorpresa de muchos (y quiz¨¢s hasta de s¨ª mismo), parte en desventaja.
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