C¨®mo enfrentar la sangre de los d¨ªas
Conectar las periferias que reivindican un lugar de centro y cuyos l¨ªderes est¨¢n amenazados de muerte es uno de los mayores ¡ªy m¨¢s potentes¡ª desaf¨ªos de quienes quieren refundar la democracia en Brasil
Este momento no es solo de brutalidad extrema en Brasil. Es tambi¨¦n un momento de potencias que emergen. E inicios de alianzas hasta ahora impensables. Es necesario darse cuenta de d¨®nde est¨¢n las posibilidades y hacer frente a aquellos que, ante la democracia corrompida del pa¨ªs, avanzan sobre los cuerpos humanos.?
La expectativa de los actores m¨¢s truculentos es que se abri¨® la compuerta y que desde entonces lo tienen todo dominado. Pero creer que lo tienen todo dominado es dejar de percibir que la violencia se multiplica tambi¨¦n porque no lo tienen dominado. La violencia de los delincuentes instituidos y no instituidos es tambi¨¦n una reacci¨®n a avances profundos que se realizan en el interior de los Brasiles. En estos avances, hay que organizar una red de protecci¨®n y resistencia que consiga superar divergencias no fundamentales. Porque la matanza no para. Desde el asesinato de Marielle Franco, el miedo de quien est¨¢ en la l¨ªnea de frente aumenta y atraviesa el pa¨ªs.?
En este exacto momento, hay por lo menos dos l¨ªderes de la selva amaz¨®nica escondidos para no convertirse, como Marielle, en un cuerpo destrozado por las balas. Sus nombres: Francisco Firmino Silva, de 68 a?os, m¨¢s conocido como Chico Caititu, y Ageu Lobo Pereira, de 36. Su crimen: hacer lo que el Estado est¨¢ obligado a hacer pero no hace, que es demarcar e implantar el Proyecto de Asentamiento Agroextractivista Montanha e Mangabal. Y tambi¨¦n proteger el territorio de la selva.?
Al hacer lo que el Estado deber¨ªa hacer pero no hace, los ribeirinhos (ribere?os de la Amazonia) enfrentan al crimen organizado en el r¨ªo Tapaj¨®s, en la regi¨®n de Itaituba, en el estado de Par¨¢. Para los que quieren avanzar sobre esta valorizada parte de la Amazonia, la ¨²nica barrera son los cuerpos de los ribeirinhos que defienden el territorio de una amenaza demasiado grande: el comercio internacional de madera y el oro que acaba en el mercado financiero ya limpio de sangre.
La ¨²nica barrera entre el crimen organizado y la destrucci¨®n de la selva es el cuerpo de los ribeirinhos
Chico Caititu y Ageu Lobo no son los ¨²nicos. Hay hombres y mujeres amenazados de muerte por toda la Amazonia brasile?a y en las periferias de las grandes ciudades. Hay l¨ªderes en el punto de mira en quilombos (territorio de antiguos esclavos fugitivos que hoy est¨¢ reservado a la ocupaci¨®n colectiva de sus descendientes), tierras ind¨ªgenas, asentamientos, campamentos, ocupaciones y favelas.
El miedo a que lo maten a uno se extiende por el pa¨ªs. Sectores de la clase media que apoyan estas luchas empiezan a temer por su vida, un temor que se ha intensificado con la ejecuci¨®n de Marielle Franco. Hay quien cree que puede dejar de luchar. Son los que tienen el privilegio de un plan B o de, simplemente, no hacer nada. Pero hay los que no pueden escoger, porque se trata de su propia vida. O muerte.
Como los d¨ªas se vuelven m¨¢s graves, el momento es exigente para quien vive en Brasil. Ante la sangre de las horas, ?qu¨¦ postura adopta cada uno?
1) Marielle Franco y las fuerzas emergentes
El asesinato de Marielle Franco se?al¨® algunas realidades. La m¨¢s evidente es el l¨ªmite que se ha superado en un pa¨ªs sin l¨ªmites. Destrozar el cuerpo de una concejala en R¨ªo de Janeiro, bajo intervenci¨®n federal, intervenci¨®n que la propia concejala criticaba, es declarar que se puede hacer cualquier cosa. Pero solo se destroza aquello que es una amenaza.?
El hecho de que una mujer negra, lesbiana, feminista, nacida en la favela de Mar¨¦, se convirtiera en la quinta concejala m¨¢s votada de R¨ªo indica un cambio. Marielle era una bandera de m¨²ltiples luchas identitarias que hab¨ªa conquistado un lugar en las instituciones. Pero era mucho m¨¢s que eso.?
Marielle ocup¨® una posici¨®n dentro de la pol¨ªtica formal (por medio del Partido Socialismo y Libertad, PSOL, de izquierdas) y se convirti¨® en una concejala que trabajaba. Centraba su actuaci¨®n en pol¨ªticas p¨²blicas para mujeres, negros y la comunidad LGBT, y luchaba por derechos humanos que se expresaban en lo concreto de la vida cotidiana. Tambi¨¦n denunciaba a las milicias y los abusos de la Polic¨ªa Militar en R¨ªo.?
Marielle realizaba, con el ejemplo de su propia vida, el discurso de que la pol¨ªtica tiene que renovarse en Brasil. Y daba un cuerpo concreto, el que fue destrozado, a algo transgresor en estos tiempos de antipol¨ªtica: al hecho de que la democracia todav¨ªa puede dar una respuesta a los anhelos de igualdad y acabar con los destinos marcados.?
Esta es la primera realidad que la convirti¨® en una persona peligrosa para diferentes grupos que se disputan el poder en diferentes instancias.?
Al ser asesinada, Marielle revel¨® una segunda realidad, todav¨ªa m¨¢s sorprendente: la de que los brasile?os, ora mostrados como polarizados y divididos, ora como pasivos u omisos, son capaces de conmoverse ¡ªy moverse¡ª por una mujer nacida en la favela, negra, lesbiana y feminista.?
En ning¨²n momento se debe olvidar la fuerza de esta ruptura simb¨®lica. Con Marielle Franco se rompi¨® el paradigma de los llorables de Brasil. Como mujer negra y nacida en la favela, Marielle Franco pertenec¨ªa a los ¡°matables¡± de Brasil, aquellos cuyas muertes no sorprenden, de tan normalizados que est¨¢n. Lo que sus asesinos no calcularon fue que, con su vida, ella ya no era ¡°matable¡±. Lo que nadie pod¨ªa calcular era que Marielle se hab¨ªa convertido en parte de los llorables, aquellos por quienes la mayor¨ªa de los brasile?os se pone de luto y lucha. No es poca cosa para un pa¨ªs como Brasil.?
Todav¨ªa hay una tercera realidad: las noticias falsas fueron derrotadas. Se venci¨® la narrativa que quer¨ªa criminalizar a Marielle Franco, inventando hechos sobre su vida que pudieran vaciarla como el t¨®tem en que se ha convertido. Las noticias falsas empezaron con una magistrada de R¨ªo de Janeiro, Mar¨ªlia de Castro Neves Vieira, que public¨® una mentira sobre Marielle en Facebook, y se difundi¨® a trav¨¦s de la p¨¢gina ¡°Ceticismo pol¨ªtico¡± (Escepticismo pol¨ªtico), vinculada al Movimiento Brasil Libre (MBL), milicia conocida por propagar mentiras para desacreditar a adversarios propios o de pol¨ªticos amigos.?
Marielle Franco rompi¨® el paradigma de los llorables de Brasil, aquellos por quienes la mayor¨ªa de los brasile?os se pone de luto y lucha
Desde que las noticias falsas empezaron a formar parte del paisaje tambi¨¦n en Brasil, es la primera vez que las milicias del odio sufren una derrota de esta proporci¨®n. No es poca cosa.?
Como el d¨ªa a d¨ªa en Brasil ¡ªy tambi¨¦n en el mundo¡ª es brutal, y como el miedo a que le destrocen el cuerpo a uno crece d¨ªa tras d¨ªa, se tiende a ver solo una marcha acelerada rumbo al autoritarismo. Esta marcha es un hecho, pero no es el ¨²nico. Existen nuevas fuerzas en Brasil que disputan el poder y resisten.?
La creciente influencia de las feministas negras en varias ¨¢reas del debate nacional est¨¢ entre las m¨¢s significativas. Hist¨®ricamente, las mujeres negras son el grupo m¨¢s fr¨¢gil de Brasil, un pa¨ªs de estructura racista y con cifras alarmantes de violaciones y violencia dom¨¦stica. Las negras llegaron a Brasil como esclavas provenientes de diferentes puntos de ?frica y, con la abolici¨®n sin abolici¨®n ¡ªo con la abolici¨®n sin pol¨ªticas p¨²blicas de inclusi¨®n¡ª, se convirtieron en el rostro de las empleadas del hogar, hasta hoy un trabajo realizado en condiciones similares a la esclavitud en algunos lugares de Brasil.?
Es interesante observar que, al intentar desacreditar la vida de Marielle, tras su asesinato, y vaciar as¨ª los sentidos de su muerte, intentaron colgarle el sambenito de ¡°mujer de traficante¡±. Ya que, si no era empleada del hogar, solo pod¨ªa ser mujer de traficante. O: si se atrevi¨® a salir del lugar de empleada del hogar, de negra trabajadora, solo le quedaba el lugar de ¡°puta¡±, otra expresi¨®n de prejuicio contra todas las mujeres, aunque m¨¢s contra las negras.?
No funcion¨®. En gran medida porque Marielle representaba en vida a un conjunto cada vez m¨¢s influyente de mujeres negras determinadas a cambiar un destino marcado. Marielle no estaba sola ni es la ¨²nica. Ella se convirti¨®, con su muerte, en el rostro vivo de un fen¨®meno colectivo cada vez m¨¢s fuerte, que viene denunciando el racismo con contundencia tambi¨¦n en ¨¢reas sensibles como la cultura y la universidad. Y, en algunos episodios, enfrent¨¢ndose tambi¨¦n a feministas blancas.?
Las feministas negras, que tienen en Marielle un rostro, son una fuerza pol¨ªtica con una influencia creciente en la disputa tanto del presente como del futuro.?
2) Donde fallan las fuerzas progresistas?
Las mujeres negras (y los hombres negros) que act¨²an contra el racismo son una fuerza. Pero hay otras. Uno de los grandes desaf¨ªos de este momento es conectar las fuerzas pol¨ªticas emergentes que, a excepci¨®n de pocas iniciativas, siguen desconectadas en Brasil. Hay barreras que bloquean diferentes movimientos cuyos l¨ªderes amenazados de muerte deber¨ªan estar juntos, disputando el ahora, construyendo una red com¨²n de protecci¨®n y resistencia, y presionando al Estado.?
Marielle Franco se volvi¨® una voz inc¨®moda cuando cruz¨® una barrera (o varias) y ocup¨® un espacio de poder. Y lo ocup¨® para representar a varias minor¨ªas, que ella de hecho representaba al cambiar la realidad de esas minor¨ªas por el camino de las pol¨ªticas p¨²blicas. Marielle era una excelente concejala y rescataba la dignidad de un poder legislativo con la reputaci¨®n a ras del suelo.?
?Qu¨¦ tienen en com¨²n la feminista negra Marielle Franco y los ribeirinhos Chico Caititu y Ageu Lobo, que todav¨ªa no est¨¢n muertos pero que pueden estarlo en cualquier momento? El hecho de haber cruzado un muro.??
?Qu¨¦ tienen en com¨²n la feminista negra Marielle Franco y los ribeirinhos amaz¨®nicos Chico Caititu y Ageu Lobo?
El Brasil que enfrenta tantos desaf¨ªos en este momento hist¨®rico cuenta con una generaci¨®n con gran protagonismo en diversas ¨¢reas, pero con escasa formaci¨®n pol¨ªtica. El resultado de esta combinaci¨®n aparece y se cobra su precio en los d¨ªas y en las luchas. Es el coste de haber vivido una dictadura de m¨¢s de dos d¨¦cadas y de no haber responsabilizado a los asesinos y torturadores. La falta de formaci¨®n pol¨ªtica es un efecto directo de la dificultad del pa¨ªs para hacer memoria.?
En el r¨ªo Tapaj¨®s, sin embargo, se ha producido un acontecimiento pol¨ªtico, o incluso se ha reinventado lo que es la pol¨ªtica de una manera diferente de la de los blancos. En este enclave amaz¨®nico, los ribeirinhos y los ind¨ªgenas comparten una trayectoria de conflictos. Los actuales ribeirinhos de los r¨ªos amaz¨®nicos descienden de habitantes pobres del nordeste de Brasil que fueron cargados hasta la selva para extraer l¨¢tex durante la segunda mitad del siglo XIX, y en algunas regiones tambi¨¦n durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), como soldados del caucho. El territorio que ocuparon bajo el yugo de los patrones caucheros o siringalistas era territorio ind¨ªgena, de diferentes pueblos.?
Los ataques ¡ªy las muertes¡ª fueron frecuentes en ambos lados. Una parte de los actuales ribeirinhos tienen como abuela o bisabuela a una ind¨ªgena robada de su aldea. Algunas de estas familias se iniciaron con una violaci¨®n. As¨ª, durante d¨¦cadas, los ribeirinhos y los ind¨ªgenas convivieron en diferentes puntos de la selva con desconfianza mutua, cuando no abierta hostilidad.?
Con el anuncio de las grandes hidroel¨¦ctricas, la hostilidad y la desconfianza empezaron a superarse. La alianza se consolid¨® durante la segunda d¨¦cada de este siglo, por la lucha com¨²n contra los grandes emprendimientos y contra la omisi¨®n del Estado en seguir con la demarcaci¨®n de las tierras. Ribeirinhos e ind¨ªgenas se dieron cuenta de que, si no se un¨ªan, ser¨ªan barridos del camino para abrir espacio a las megaobras del Gobierno y a los intereses de la agrodelincuencia. La alianza estrat¨¦gica fue decisiva para que el Instituto Brasile?o del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables archivara, en 2016, la licencia para llevar a cabo el proyecto de la hidroel¨¦ctrica de S?o Luiz do Tapaj¨®s. La central, una amenaza que sigue cerni¨¦ndose sobre la Amazonia, alcanzar¨ªa el territorio de los Munduruku y la comunidad ribeirinha Montanha e Mangabal, entre otras.?
Chico Caititu, hoy amenazado de muerte, es una figura clave en esta alianza. En 2013, dej¨® su peque?a plantaci¨®n de subsistencia en la comunidad de Montanha e Mangabal, en el r¨ªo Tapaj¨®s, para acompa?ar a los Munduruku en la ocupaci¨®n de las obras de la hidroel¨¦ctrica de Belo Monte, en el r¨ªo Xing¨². Estaban, el ribeirinho y los guerreros Munduruku, a 800 kil¨®metros de su tierra.
Esa ocupaci¨®n estrat¨¦gica demostr¨® que la lucha contra grandes emprendimientos en la Amazonia no pod¨ªa ser solo local, entre los directamente afectados, sino que deber¨ªa ser del conjunto de los pueblos de la selva contra una concepci¨®n de desarrollo y tambi¨¦n de mundo que los destruir¨ªa a ellos y a la selva. Y, as¨ª, los guerreros Munduruku, del r¨ªo Tapaj¨®s, se presentaron en el r¨ªo Xing¨². Y, con ellos, estaba Chico Caititu, el hombre que construy¨® los puentes entre los Munduruku y la comunidad Montanha e Mangabal, entre ind¨ªgenas y ribeirinhos.
En 2014, cansados de esperar a un Gobierno que prefer¨ªa que no existieran, los Munduruku empezaron a hacer ellos mismos la demarcaci¨®n de la tierra ind¨ªgena Sawr¨¦ Muyby, que estaba en medio de los grandes proyectos hidroel¨¦ctricos en la cuenca del Tapaj¨®s. Chico Caititu estaba all¨ª, ayud¨¢ndolos. En 2017, los ribeirinhos empezaron a demarcar ellos mismos el Proyecto de Asentamiento Agroextractivista de Montanha e Mangabal. Y los guerreros Munduruku estaban presentes. Juntos, hicieron la que puede ser la alianza pol¨ªtica m¨¢s audaz del pa¨ªs para enfrentar el exterminio mutuo. Tenemos mucho que aprender, incluso de pol¨ªtica, con los ind¨ªgenas y los ribeirinhos.
Solo no ve la enormidad de esta alianza ¡ªobviamente, no inmune a conflictos¡ª quien no conoce la historia de Brasil. Con esta alianza, la ley se cumple y las tierras se demarcan, enfrentando los gobiernos que violaron y siguen violando la selva amaz¨®nica y los pueblos de la selva. All¨ª se encuentra uno de los principales procesos de resistencia contra una idea de Brasil que destruye la selva e ignora el vasto conocimiento de sus habitantes, multiplicando los riesgos que presenta el cambio clim¨¢tico provocado por la acci¨®n humana.
Quienes quieren asesinar a Chico Caititu y Ageu Lobo, el presidente de la comunidad, desean dinamitar puentes humanos. ¡°Si no estuviera con los ind¨ªgenas, estar¨ªa muerto¡±, me dijo Chico Caititu, ya escondido. Dej¨® su comunidad y se fue con un grupo Munduruku a Itaituba, la ciudad m¨¢s cercana. Y de all¨ª se fue a Brasilia a contar su historia en el Foro Alternativo Mundial del Agua, como estrategia de protecci¨®n.
Hoy, ¨¦l y Ageu est¨¢n escondidos en otra ciudad, esperando una respuesta a su petici¨®n para entrar en el Programa de Protecci¨®n para Defensores de Derechos Humanos. ¡°Estoy escondido en un agujero¡±, dice Chico. Ambos est¨¢n pasando una fuerte gripe en la zona urbana. Y Ageu empieza a mostrar se?ales de depresi¨®n, preocupado con la familia que dej¨® y con la lucha que tiene que seguir.
Chico Caititu, Ageu Lobo y Pedro Braga, el vicepresidente de la comunidad, se han cruzado en el camino de la extracci¨®n de oro, madera y palmito. Sin el apoyo del Estado, ponen su cuerpo en la l¨ªnea de frente, para cumplir la ley e impedir que se destruya la selva y el r¨ªo. Estorban a los negocios que empiezan como cr¨ªmenes, pero que luego se legalizan. Que tienen un cariz local, pero se ramifican por el pa¨ªs, o la madera no llegar¨ªa al comercio internacional y el oro no entrar¨ªa en el mercado financiero.
¡°Nuestro mayor sue?o es seguir defendiendo no solo Montanha e Mangabal, sino el r¨ªo Tapaj¨®s y la selva amaz¨®nica¡±, dice Ageu. ¡°Es muy duro para nosotros saber que no somos criminales, que luchamos por el bien colectivo, que defendemos la selva y que, por eso, estamos amenazados de muerte, por eso nos convertimos en fugitivos¡±. Luchan por Montanha e Mangabal hace mucho tiempo, pero es la primera vez que asumen que tienen miedo de morir.
Cuando los ribeirinhos como ellos afirman que tienen miedo de que les asesinen, deber¨ªa escuch¨¢rseles. Solo la escucha puede impedir el horror que es el sonido de un cuerpo destrozado por las balas.
3) Sobre la urgencia de unir los puntos
Poco antes de que Marielle Franco fuera asesinada, Paulo S¨¦rgio Almeida Nascimento, uno de los l¨ªderes de la Asociaci¨®n de los Caboclos, Ind¨ªgenas y Quilombolas de la Amazonia, que representa a 112 comunidades tradicionales, fue asesinado en Barcarena, a 40 kil¨®metros de Bel¨¦n, en el estado de Par¨¢. ?l y su asociaci¨®n hab¨ªan denunciado la contaminaci¨®n de los manantiales con residuos s¨®lidos de la producci¨®n de bauxita de una de las mayores empresas mineras del mundo, la noruega Hydro Alunorte.
Solo escuchar a los que quieren vivir puede impedir el horror que es el sonido de un cuerpo destrozado por las balas
En febrero, r¨ªos y afluentes fueron contaminados con un barro rojo y t¨®xico, producido por un derramamiento comprobado por el Instituto Evandro Chagas y que el grupo noruego solo asumi¨® mucho m¨¢s tarde. Ya se han encontrado otros tres canales irregulares de Hydro Alunorte. Paulo S¨¦rgio fue el segundo l¨ªder asesinado en menos de tres meses en la regi¨®n. La investigaci¨®n todav¨ªa no ha concluido los motivos del crimen. Otras tres mujeres, seg¨²n la Agencia de Periodismo Independiente Amazonia Real, tambi¨¦n l¨ªderes, est¨¢n amenazadas de muerte.
Solo dos d¨ªas separan los asesinatos de Paulo S¨¦rgio Nascimento y Marielle Franco, pero las muertes solo se conectaron t¨ªmidamente. Aunque las geograf¨ªas sean diferentes, los l¨ªderes muertos y amenazados de muerte hoy en Brasil tienen en com¨²n el hecho de cuestionar intereses hegem¨®nicos, confrontar el crimen organizado ¡ªel institucional y el no institucional¡ª y representar nuevas fuerzas emergentes con una influencia creciente en la disputa del presente.
Una mujer negra de la favela de Mar¨¦ elegida para la C¨¢mara de Concejales de R¨ªo y un l¨ªder caboclo (mestizo de blanco con ind¨ªgena), quilombola (descendiente de esclavos fugitivos) y ribeirinho del interior de la Amazonia tienen m¨¢s en com¨²n que cualquiera de ellos tendr¨ªa con aquellos cuyos intereses y privilegios est¨¢n amenazados por sus luchas. Pero, por desgracia, los diferentes movimientos encuentran dificultades para cruzar las barreras, tambi¨¦n geogr¨¢ficas, y ampliar su potencia de actuar.
Si los Munduruku y los ribeirinhos de Montanha e Mangabal han trabado una alianza en nombre de su propia supervivencia y de la protecci¨®n de la Amazonia, los movimientos urbanos tienen una enorme dificultad para percibir que esta tambi¨¦n es una lucha para retomar la ciudad. Hay estudios cient¨ªficos bastante consistentes que muestran que la destrucci¨®n de la selva afecta derechos b¨¢sicos, como el derecho al agua, en ciudades como R¨ªo y S?o Paulo. Y es un hecho que los m¨¢s pobres son los m¨¢s afectados por el cambio clim¨¢tico. Desigualdad y destrucci¨®n ambiental son temas que est¨¢n ¨ªntimamente relacionados.
Cuando se rompen las barreras, se produce un gran impacto. Basta recordar la reacci¨®n inmediata y truculenta del sector retr¨®grado del agronegocio cuando la escuela de samba Imperatriz Leopoldinense escogi¨® el r¨ªo Xing¨² y la destrucci¨®n de la selva y de los pueblos de la selva como tema para el desfile del Carnaval de 2017. Quien est¨¢ en el poder sabe cu¨¢nto las conexiones entre las periferias pueden amenazar el poder y los privilegios.
Los que son asesinados, como Marielle Franco y Paulo S¨¦rgio Nascimento, y amenazados de muerte, como Chico Caititu y Ageu Lobo, son justamente aquellos que representan nuevas ideas de ser Brasil. Y que confrontan las estructuras de un pa¨ªs racista, desigual y con alta concentraci¨®n de tierra y de renta. Los muertos y los amenazados de exterminio representan esas ideas tambi¨¦n al conseguir poner su cuerpo en lugares donde hasta hace poco ten¨ªan la entrada prohibida.
Lo mejor ¡ªy m¨¢s potente¡ª del Brasil actual son las periferias que reivindican un lugar de centro. Los l¨ªderes de ese movimiento m¨²ltiple son los que est¨¢n siendo acribillados.
El pescador Elio Alves da Silva, que se hizo poeta tras ser expulsado por Belo Monte, alerta que no tenemos ninguna fuerza si solo contamos como uno. Pero que podemos romper diques si somos ¡°Yo+Uno¡±.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - O avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas. Web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook: @brumelianebrum.
Traducci¨®n: Meritxell Almarza
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