Corbyn intenta reconciliarse con la comunidad jud¨ªa tras una semana de protestas
El l¨ªder laborista pide perd¨®n por avalar en el pasado un ?grafitti? de banqueros jud¨ªos jugando al Monopoly a espaldas de los pobres
¡°Los laboristas debemos hacerlo mejor en la lucha contra el antisemitismo¡±, fue el acto de contrici¨®n pronunciado el Viernes Santo por Jeremy Corbyn. El l¨ªder de la oposici¨®n brit¨¢nica no ha dejado de repetir ese mensaje a lo largo de la ¨²ltima semana ¡ªprogresivamente con mayor contundencia¡ª?frente a las cr¨ªticas que volvieron a aflorar sobre su indulgencia ante el supuesto discurso antisemita de algunos miembros del partido.
La tregua entre el ala izquierda que sustenta a Corbyn y los cr¨ªticos que ven con aprensi¨®n su liderazgo, fraguada con vistas a las elecciones locales del pr¨®ximo mayo, salt¨® por los aires el 23 de marzo cuando ¨¦ste se vio forzado a pedir perd¨®n por haber defendido hace seis a?os un mural callejero que denigraba a la comunidad jud¨ªa. As¨ª se lo exigi¨® una diputada de su propio partido, Luciana Berger, tras sacar a la luz un antiguo mensaje escrito por Corbyn en Facebook criticando la retirada de un grafitti en el este de Londres que retrataba a un grupo de empresarios y banqueros jud¨ªos jugando al Monopoly a espaldas de los pobres.
Su difusi¨®n se tradujo en una protesta organizada por asociaciones jud¨ªas frente al Parlamento de Westminster, a la que asistieron medio centenar de diputados, y en la consiguiente respuesta de Corbyn subrayando que se hab¨ªa opuesto al racismo toda su vida. Desde sectores de la izquierda se pide no confundir las posiciones del l¨ªder laborista, muy cr¨ªticas respecto al trato que Israel dispensa a los palestinos, con un sesgo antisemita. Lo que s¨ª acaba de admitir ¨¦l mismo es que su partido ha desestimado a menudo, como hechos meramente puntuales, las denuncias recibidas ¡ª300, desde 2015¡ª?sobre episodios de antisemitismo. Y que se impone una rectificaci¨®n.
Casos muy recientes avalan las cr¨ªticas, como la de Alan Bull, candidato a los comicios locales hasta que trascendi¨® p¨²blicamente su negacionismo del Holocausto (comparti¨® un art¨ªculo en las redes en el que se calificaba de ¡°enga?o¡± el asesinato de seis millones de jud¨ªos). Su inmediata suspensi¨®n fue cuestionada por la directora de la junta disciplinaria del partido, Christine Shawcroft, cuya cabeza pidieron 39 dirigentes laboristas en una carta abierta. Shawcroft acaba de anunciar que en verano no aspirar¨¢ a renovar su puesto al frente del organismo que canaliza, de forma muy lenta y poco efectiva, las quejas sobre la conducta de sus miembros. Pero, antes de salir de escena, ha empa?ado los gestos conciliadores de Corbyn alegando que las cr¨ªticas sobre el supuesto antisemitismo de sectores del laborismo son una treta para socavarlo.
El laborismo encara las cruciales municipales de mayo (donde ambiciona infligir una severa derrota a los conservadores en el poder) en plena guerra interna y ante la recepci¨®n hostil de sus candidatos en algunas circunscripciones con importantes comunidades jud¨ªas. ¡°Corbyn no dirige un partido antisemita¡±, pero es ¡°demasiado indulgente¡± ante una cuesti¨®n que ¡°amenaza su autoridad moral¡±, ha subrayado The Guardian. El l¨ªder laborista ¡°a¨²n puede resolver ese problema¡±, apostillaba el Financial Times, ¡°pero al menos tiene que parecer que quiere hacerlo¡±.
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