Lula, el humano
Entender las contradicciones del expresidente y del PT en el poder es m¨¢s importante y urgente para Brasil que construir un mito
¡°Ya no soy un ser humano. Soy una idea¡±. La frase del discurso de Luiz In¨¢cio Lula da Silva antes de su encarcelamiento, en el estrado montado en el Sindicado de los Metal¨²rgicos de S?o Bernardo do Campo, ya se ha hecho c¨¦lebre, como estaba programado. Pero el s¨ªmbolo de ese momento para la historia no ha sido el discurso, sino la imagen tirada desde arriba, en la que el que hab¨ªa acabado de proclamarse no candidato, sino leyenda, parece transustanciarse en la muchedumbre: ¡°Este pa¨ªs tiene millones y millones de Lulas¡±.
El problema de los que quieren ser mitos en vida es la propia vida. La vida estorba al mito.
La vida le recuerda al mito, d¨ªa tras d¨ªa, que es humano. Demasiado humano. Y eso es peligroso para un mito. Consciente de ese riesgo, el expresidente Get¨²lio Vargas (1882-1954) se suicid¨® teniendo el cuidado de dejar una carta-testamento impecable para la historia, en una ¨²ltima jugada de genialidad pol¨ªtica. El ¡°Padre de los Pobres¡± del Brasil del siglo XX sab¨ªa que la vida estorbaba a la leyenda.
Lula cree que puede ser mito en vida, el cuerpo encarcelado en la celda de la sede de la Polic¨ªa Federal de la Rep¨²blica de Curitiba como una muerte simb¨®lica, mientras el mito atraviesa el cuerpo de la muchedumbre. En este sentido, fueron los mejores esfuerzos que hizo Lula desde que la prisi¨®n se convirti¨® en una posibilidad cada vez m¨¢s segura y m¨¢s cercana. Las frases fueron muchas en las ¨²ltimas semanas, la m¨¢s mesi¨¢nica esta: ¡°Se est¨¢n enfrentando a un ser humano diferente, porque yo no soy yo, soy la encarnaci¨®n de un trocito de c¨¦lula de cada uno de vosotros¡±.
Que la foto hist¨®rica se haya tirado desde arriba no es un dato cualquiera: desde arriba, hay mito; abajo, en el contacto de los cuerpos, hay realidades y sentimientos m¨¢s humanos
El hecho de que la que ya se ha convertido en la imagen hist¨®rica del momento se haya tirado desde arriba no es un dato cualquiera. Desde arriba, hay mito. Desde abajo, en los interiores de la muchedumbre, hay realidades y sentimientos m¨¢s humanos. Pero la foto ya marca un punto, mostrando que, de pol¨ªtica, Lula entiende mucho m¨¢s que el juez S¨¦rgio Moro, que apostaba por la foto de Lula encarcelado, vencido por la Operaci¨®n Lava Jato. Y tendr¨¢ que v¨¦rselas con la foto de un mito en los brazos del pueblo. No es un peso cualquiera para un hombre tan vanidoso como Moro, que tambi¨¦n aspira a un lugar bonito en la historia. Y nadie quiere el lugar de un Carlos Lacerda, el gran opositor de Get¨²lio Vargas, que qued¨® como imagen negativa para la posteridad.
La historia, sin embargo, es un interrogante, porque el pasado se construye en el futuro. Y nada parece m¨¢s incierto que el futuro en Brasil. La memoria de Lula todav¨ªa est¨¢ en disputa.
El futuro tambi¨¦n es imprevisto en la manera como la memoria se construir¨¢ en el mundo que vendr¨¢. Todav¨ªa no somos capaces de entender c¨®mo internet repercute en lo que llamamos memoria y la cambia. El futuro del Lula hist¨®rico no lo determinar¨¢n ¡ªo por lo menos no solo¡ª los libros de historia escritos por acad¨¦micos o las biograf¨ªas hechas por periodistas, como sucedi¨® con Vargas y otros ¨ªconos de la trayectoria de Brasil. Y eso ya es un dato nuevo de este momento. Solo sabremos m¨¢s adelante si un m¨¢rtir de la izquierda en prisi¨®n tiene la fuerza que tuvo en el futuro del pasado, cuando internet no entraba en la construcci¨®n de las narrativas.
Lula est¨¢ encarcelado, no muerto. Lula todav¨ªa est¨¢ en el juego del presente.
1) El d¨ªa m¨¢s triste
El 7 de abril de 2018 es quiz¨¢s el d¨ªa m¨¢s triste de la historia reciente. Para Lula, el humano, y para todos los brasile?os. Cualquier persona que no tenga las neuronas infectadas por el odio ¡ªy una de las caracter¨ªsticas del odio es ser burro¡ª es capaz de percibir la gravedad que representa que a un pol¨ªtico que encarnaba el proyecto de por lo menos dos generaciones de brasile?os, un proyecto que de ninguna forma le pertenec¨ªa solo a ¨¦l, se le acuse de corrupci¨®n pasiva y blanqueo de dinero. Y se le encarcele por eso sin pruebas convincentes en el momento en que encabeza los sondeos para las elecciones de 2018.
Cualquier brasile?o serio es capaz de percibir el abismo que eso representa para Brasil. La dureza de ese momento no para Lula, sino para lo que llamamos ¡°nosotros¡±, que de hecho no existe, o solo existe en algunos momentos de s¨ªntesis.
Las cacerolas resonando con furia en las ventanas de los barrios ¡°nobles¡± es el sonido de nuestra verg¨¹enza como pa¨ªs: el odio enmascarado de alegr¨ªa es obsceno
Las cacerolas resonando con furia en las ventanas de los barrios ¡°nobles¡± de S?o Paulo es el sonido de nuestra verg¨¹enza como pa¨ªs. La de que las personas que tuvieron el privilegio de estudiar, en un Brasil tan desigual, sean incapaces de comprender la gravedad del momento hist¨®rico. Ese odio enmascarado de alegr¨ªa es el rostro retorcido de una distorsi¨®n. Ese odio enmascarado de alegr¨ªa es obsceno.
Pero estas son las personas de arriba, las personas que pueden mirar e interferir en el mundo sin salir de su ventana. El hecho de que golpeen cacerolas en los edificios, en lugar de salir a la calle para luchar por el Estado de Derecho, en un pa¨ªs tomado por la Cotidianidad de Excepci¨®n, es la expresi¨®n del fracaso del proyecto de conciliaci¨®n que Lula represent¨® en la pr¨¢ctica, aunque no haya sido este el proyecto en que cre¨ªan muchos que lo eligieron.
Perdimos mucho el 7 de abril de 2018. Perdimos mucho m¨¢s que en el 1 a 7 contra Alemania. La manera como se ha desarrollado el proceso judicial de Lula, mucho m¨¢s r¨¢pido que el de la mayor¨ªa, ha sembrado dudas sobre la justicia. El juicio del habeas corpus de Lula por parte del Supremo Tribunal Federal, que vot¨® un caso particular en lugar de decidir sobre la prisi¨®n tras la condena en segunda instancia, ha sembrado dudas sobre la justicia. La clara divisi¨®n del Supremo durante el juicio ha sembrado dudas sobre la justicia. La rapidez con que S¨¦rgio Moro decret¨® la prisi¨®n ha sembrado dudas sobre la justicia.
Las instituciones han fracasado. Y el Supremo, ahogado en vanidades y transformado en estrado electoral, se ha empeque?ecido
Las instituciones han fracasado. No para los intereses privados de algunos, sino para lo que deber¨ªan representar para el conjunto de los brasile?os, lo que deber¨ªan ser m¨¢s all¨¢ del ¡°sentimiento social¡±. El Supremo, ahogado en vanidades y transformado en estrado electoral, se ha empeque?ecido (un poco m¨¢s). La maldici¨®n del protagonismo sin formaci¨®n pol¨ªtica, una de las desgracias de los d¨ªas actuales que afecta tambi¨¦n a jueces y fiscales, ha encogido todav¨ªa m¨¢s la sensaci¨®n de justicia. Y todo lo que Brasil no necesitaba en este momento tan delicado eran m¨¢s dudas sobre la justicia.
2) Un ¡°reply¡± al general
La intervenci¨®n del general Eduardo Villas B?as, comandante del Ej¨¦rcito Brasile?o, la noche anterior al juicio del habeas corpus en el Supremo, fue una afrenta a la democracia. Pero como el gobierno que est¨¢ ah¨ª ya es una afrenta a la democracia en su propia existencia, el general no recibi¨® ninguna sanci¨®n. Como el gobierno que est¨¢ ah¨ª es el resultado de un impeachment sin fundamento legal, de la destituci¨®n de una presidenta mala pero leg¨ªtimamente elegida, el general contin¨²a en activo, activ¨ªsimo. Como el gobierno est¨¢ encabezado por un presidente, Michel Temer, del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (MDB), enfangado en denuncias de corrupci¨®n, rodeado por un ministerio que es en parte una banda de delincuentes, otros militares ya han proclamado amenazas a la democracia antes y no les ha sucedido nada. Entre todas las transformaciones que han tra¨ªdo las redes sociales, nadie se imaginaba que la sombra de los ¡°generales de Twitter¡± se cernir¨ªa ahora sobre Brasil.
Al manifestarse por Twitter la noche antes del juicio de un expresidente por parte de la Suprema Corte, el general afirm¨®: ¡°Aseguro a la Naci¨®n que el Ej¨¦rcito Brasile?o cree compartir el anhelo de todos los ciudadanos de bien de que se repudie la impunidad y se respete la Constituci¨®n, la paz social y la Democracia, al igual que se mantiene atento a sus misiones institucionales¡±.
S¨ª, general, nosotros repudiamos la impunidad de los asesinos, secuestradores y torturadores de la dictadura civil y militar: ya va siendo hora de que se juzgue a los criminales al servicio del Estado
S¨ª, general, los brasile?os como yo reivindican hace d¨¦cadas que los militares y los agentes civiles que asesinaron, secuestraron y torturaron a miles de personas en Brasil, incluso a ni?os, al servicio del Estado y durante una dictadura que dur¨® 21 a?os sean investigados, denunciados, juzgados y responsabilizados. Yo y muchos repudiamos la impunidad de los asesinos, secuestradores y torturadores del r¨¦gimen de excepci¨®n que se instal¨® cuando los militares pusieron sus tanques en las calles, apoyados por parte de la sociedad civil.
He escrito en este espacio que parte de la corrosi¨®n de la actual democracia se debe al hecho de que Brasil no ha hecho memoria sobre la dictadura. Y solo se hace memoria responsabilizando. Con asesinos, secuestradores y torturadores uniformados o de paisano circulando libremente por las calles, el pa¨ªs entiende que la vida humana vale muy poco. Y este dato hist¨®rico de Brasil, un pa¨ªs fundado sobre los cuerpos de ind¨ªgenas y negros, se ha acentuado con la impunidad de los criminales del r¨¦gimen, con las consecuencias que tenemos ah¨ª.
As¨ª que ya va siendo hora de acabar con la impunidad de los agentes del Estado que asesinaron, torturaron y secuestraron. Pero, en lugar de hacer eso, usted, general, que acaba de repudiar la impunidad en Twitter, pidi¨® una especie de amnist¨ªa previa a los militares que hoy participan en la intervenci¨®n federal en R¨ªo de Janeiro, para que no se les responsabilice cuando maten a civiles: ¡°Los militares necesitan tener garant¨ªas para no enfrentar dentro de 30 a?os una nueva Comisi¨®n de la Verdad por lo que vamos a enfrentar en R¨ªo durante la intervenci¨®n¡±.
As¨ª que, general, nuestro concepto de ¡°ciudadano de bien¡± es diferente. El ciudadano de bien no mata, no tortura y no secuestra. Y el ciudadano de bien no defiende la impunidad de asesinos, torturadores y secuestradores, est¨¦n uniformados o no, est¨¦n al servicio del Estado o no. Y los ciudadanos de bien no le ponen una bayoneta en el cuello al Supremo Tribunal Federal.
Usted es un funcionario, pagado por el pueblo brasile?o, y la Constituci¨®n afirma que su intervenci¨®n fue indebida.
3) Cu¨¢nto perdemos todos
Si la vida que contin¨²a puede estorbar el prop¨®sito de Lula de convertirse en leyenda, el mito en que Lula se quiere convertir estorba la vida de los brasile?os.
Al controlar la iconograf¨ªa de su encarcelamiento, el Lula mito borr¨® las contradicciones del Lula humano
Lula control¨® la iconograf¨ªa de su encarcelamiento. Al hacerlo, el Lula mito borr¨® las contradicciones del Lula humano. Sus adversarios pueden haber conseguido impedirle que se presente a las elecciones de 2018, disputa que lidera en los sondeos de intenci¨®n de voto. Pero no consiguieron hacer que sonara a justicia para una parte significativa de la poblaci¨®n, acentuando la crisis del pa¨ªs y bloqueando todav¨ªa m¨¢s la posibilidad de debatir, con la seriedad necesaria, el m¨²ltiple y contradictorio legado de Lula.
Claro que hay una parte de la poblaci¨®n que golpea cacerolas y se pone la camiseta de la selecci¨®n, pero muchos no. E incluso los que son cr¨ªticos con los gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff sintieron asco por la forma como las instituciones condujeron el proceso.
Sin entender las contradicciones de Lula en el poder (y de Dilma Rousseff, su escogida, a continuaci¨®n), se hace dif¨ªcil construir un nuevo proyecto de izquierda capaz de aglutinar una parte de Brasil. E incluso la derecha, por lo menos la seria, deber¨ªa desear que existiera un nuevo proyecto de izquierda, porque para la democracia ese di¨¢logo es esencial.
Las principales voces de resistencia de las actuales periferias urbanas nacieron de la ampliaci¨®n del acceso a mundos hasta entonces infranqueables, garantizado por los gobiernos del PT
El Brasil gobernado por Lula tuvo un aumento real del salario m¨ªnimo, una reducci¨®n significativa de la miseria, una ampliaci¨®n del acceso a la universidad, mejoras importantes en la sanidad p¨²blica, cuotas raciales (una acci¨®n afirmativa todav¨ªa t¨ªmida, pero esencial), garant¨ªa de cr¨¦dito para los m¨¢s pobres. Eso no es poco. De verdad no lo es. Y resonar¨¢ en Brasil durante muchas d¨¦cadas. Las principales voces de la resistencia de las actuales periferias urbanas nacieron de esa experiencia y de ese acceso a mundos hasta entonces infranqueables.
La realidad de un obrero que ocup¨® el poder por medio del voto en un pa¨ªs como Brasil tuvo un impacto en la vida de los brasile?os que no podemos dimensionar con exactitud, porque en gran medida es subjetivo, pero es una enormidad. Y eso Lula lo consigui¨®, y nadie se lo puede negar.
Pero el Brasil gobernado por Lula, principalmente tras la segunda legislatura, y continuado por Dilma Rousseff, su escogida, se ali¨® a lo que hab¨ªa de peor en las oligarqu¨ªas brasile?as, desde el expresidente Jos¨¦ Sarney a los ruralistas, debilit¨® los movimientos sociales, capitul¨® ante cuestiones como la descriminalizaci¨®n del aborto y la legalizaci¨®n de las drogas, avanz¨® poco (en el caso de Rousseff, casi nada, y a veces retrocedi¨®) en la reforma agraria y la demarcaci¨®n de los territorios ind¨ªgenas y las unidades de conservaci¨®n, acentu¨® el aumento de la poblaci¨®n carcelaria en condiciones torturadoras, al mantener la pol¨ªtica fracasada de ¡°guerra a las drogas¡±, criminaliz¨® a manifestantes y manifestaciones y, finalmente, construy¨® las grandes hidroel¨¦ctricas en la Amazonia ¡ªSanto Antonio e Jirau, en el r¨ªo Madera, y Belo Monte, en el Xing¨²¡ª, desencadenando procesos de graves violaciones de derechos humanos y agravando la deforestaci¨®n de la selva y la contaminaci¨®n de los grandes r¨ªos amaz¨®nicos.
E, importante: en su proyecto de conciliaci¨®n, Lula no toc¨® la renta de los m¨¢s ricos.
Lula demostr¨® ser incapaz de comprender otras formas de vivir y de relacionarse con la naturaleza que no fueran las mediadas por la din¨¢mica capital-trabajo
La visi¨®n de Lula con relaci¨®n a la Amazonia demostr¨® ser muy parecida a la de la dictadura civil y militar (1964-1985). Es una visi¨®n colonizadora y explotadora. Y provoc¨® una gran destrucci¨®n, todav¨ªa en curso, de los pueblos de la selva, los humanos y los no humanos.
Lula es un hombre plantado en el siglo XX y parece que solo consigue ver el mundo en t¨¦rminos de capital-trabajo. Demostr¨® ser incapaz de comprender otras formas de vivir que no fueran mediadas por el empleo, ni otro concepto de felicidad que no fuera el de hacer una barbacoa los fines de semana, tener cerveza en la nevera y un coche en el garaje.
Como hombre del ABC Paulista, ¨¢rea industrializada de S?o Paulo, mucho m¨¢s que ni?o de la regi¨®n semi¨¢rida del nordeste, hasta sus ¨²ltimos discursos defendi¨® los coches en las calles en lugar del transporte p¨²blico colectivo y de calidad. Su gobierno y, especialmente, el de Dilma Rousseff callaron las voces de la selva y sus modos de vivir, silenciando lo que hab¨ªa de m¨¢s original en los Brasiles. A Lula lo avisaron, pero nunca fue capaz de escuchar, o nunca le convino escuchar.
Hay varios Lulas. Y hay incluso el l¨ªder absoluto del partido que se corrompi¨® en el poder como otros partidos que lo antecedieron. Lo que no es, de ning¨²n modo, un dato cualquiera, porque al PT lo apoyaron por lo menos dos generaciones de brasile?os porque se comprometi¨® a llevar la ¨¦tica a la pol¨ªtica. Lula gan¨® las elecciones diciendo que sab¨ªa que no pod¨ªa equivocarse. Y se equivoc¨®. Y mucho.
Con el Derecho sin Justicia que determin¨® su prisi¨®n, el esfuerzo del mito borra las contradicciones. Y las contradicciones no deben y no pueden borrarse. No por una cuesti¨®n de venganza, como tanto quieren algunos oportunistas, sino porque es urgente recrear un proyecto para el pa¨ªs. Y no se crea un proyecto sin acoger todas las complejidades de una experiencia tan importante como la que fue la del PT en el poder.
En el caso de Lula, Brasil est¨¢ sometido a los afectos. Quien odia a Lula, como encarnaci¨®n de todos los males, solo ve una parte. Y quien ama a Lula, tambi¨¦n como acto desesperado para no verse ante las ruinas de un proyecto tan querido, se muestra incapaz de ver la otra parte. Sorprende leer los an¨¢lisis de la izquierda que creen que se puede escribir sobre el momento negando la corrupci¨®n evidente del PT en el poder. E ignorando lo que Belo Monte provoc¨® en la vida justamente de los m¨¢s desamparados. De la misma forma que sorprende ver a Lula demonizado por gente que se benefici¨® enormemente con su gobierno, un gobierno que no dej¨® solo a los pobres menos pobres, sino a los ricos m¨¢s ricos.
Con la sensaci¨®n de que la prisi¨®n fue una injusticia, la divisi¨®n entre los Lulas contin¨²a. Y las preguntas dif¨ªciles se aplazan otra vez
Con la sensaci¨®n de que la prisi¨®n fue una injusticia, la divisi¨®n entre los Lulas contin¨²a. Y se hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil juntar todas las piezas del rompecabezas de esa experiencia de poder, incluso y especialmente sus contradicciones. Sin contar que, para parte de la izquierda, tanto la que se sinti¨® muy traicionada como la que empezaba tard¨ªamente a sentirse avergonzada, la creaci¨®n de un m¨¢rtir puede ser lo mejor. De esta forma, las preguntas dif¨ªciles, que son las m¨¢s importantes, se aplazan hasta quiz¨¢ nunca m¨¢s. Tanto las que cada uno debe hacerse a s¨ª mismo, como ejercicio interno, como las que deben hacerse y debatirse en p¨²blico, en la expresi¨®n colectiva.
Este constante aplazamiento de las preguntas dif¨ªciles es otra tragedia en un pa¨ªs que vive a espasmos desde 2013. Sin las preguntas dif¨ªciles, Brasil seguir¨¢ girando en falso. Puede ser bueno para el mito Lula, as¨ª como para otros candidatos a mito y sus egos gigantescos, pero es malo para Brasil y para los brasile?os.
4) Qu¨¦ le desear¨ªa yo a Lula y a Brasil
Yo creer¨ªa en la justicia en Brasil si, primero, los agentes del Estado que asesinaron, secuestraron y torturaron durante la dictadura civil y militar fueran juzgados y castigados. Creer¨ªa en la justicia en Brasil si todos aquellos que son responsables por el genocidio cotidiano de los j¨®venes negros en las periferias urbanas, polic¨ªas y no polic¨ªas, fueran juzgados y castigados. Creer¨ªa en la justicia en Brasil si los asesinos de Marielle Franco y Anderson Gomes fueran denunciados, juzgados y castigados. Creer¨ªa en la justicia en Brasil si todos los que mandaron matar y los sicarios que ejecutaron a ambientalistas, defensores de derechos humanos, peque?os agricultores, ind¨ªgenas, ribeirinhos (ribere?os) y quilombolas (descendientes de esclavos fugitivos) en la Amazonia fueran investigados, denunciados, juzgados y castigados.
Creer¨ªa en la justicia en Brasil si todos los presos sin condena del sistema penitenciario fueran puestos en libertad
Creer¨ªa en la justicia en Brasil si todos los presos sin condena del sistema penitenciario fueran puestos en libertad y el Estado les pagara una indemnizaci¨®n por el per¨ªodo que permanecieron encarcelados sin juicio. Creer¨ªa en la justicia en Brasil si todas las mujeres encarceladas por abortar fueran puestas en libertad. Creer¨ªa en la justicia en Brasil si nadie fuera detenido por llevar peque?as cantidades de droga en las favelas y periferias y las acciones se concentraran en quien realmente se enriquece con el mercado ilegal de drogas y armas.
Creer¨ªa en la justicia en Brasil si todos los corruptos, de todos los partidos, empezando por los que est¨¢n hoy en el Ejecutivo y en el Congreso, fueran juzgados y encarcelados. Creer¨ªa en la justicia en Brasil si todos los corruptos de las empresas privadas fueran juzgados y encarcelados, al igual que los empresarios que colaboraron con el asesinato, la tortura y el secuestro de personas en la dictadura civil y militar.
Creer¨ªa en la justicia en Brasil si a la magistrada Rosa Weber se la criticara por haber suspendido mediante una medida provisional, cuatro d¨ªas antes de Navidad, los efectos expansivos de la prohibici¨®n del amianto en Brasil. La magistrada se justific¨® diciendo que era necesario esperar que se cumpliera el plazo para que los abogados presentaran un recurso contra la decisi¨®n tomada en el plenario, que era la de extender la prohibici¨®n de la fibra cancer¨ªgena a todo Brasil. Ella, que tanto defiende la decisi¨®n del colegiado, tom¨® una decisi¨®n monocr¨¢tica. Mientras tanto, el amianto, que ha matado a miles de brasile?os desde hace d¨¦cadas y est¨¢ prohibido en Europa y en varios pa¨ªses del mundo, sigue produci¨¦ndose y comercializ¨¢ndose en los estados donde no est¨¢ prohibido: la mayor¨ªa.
Creer¨ªa en la justicia en Brasil si los brasile?os exigieran a Lula y a Dilma Rousseff por qu¨¦ nunca tiraron adelante la prohibici¨®n del amianto, que tanto mat¨® y enferm¨® ¡ªy sigue matando y enfermando hasta hoy¡ª a trabajadores pobres de la industria, trabajadores cuya vida por lo menos Lula deber¨ªa conocer.
Creer¨ªa en la justicia en Brasil si Lula y Dilma fueran responsabilizados por haber construido Belo Monte violando derechos humanos y no humanos
Creer¨ªa en la justicia en Brasil si Lula y Dilma Rousseff fueran responsabilizados por haber violado derechos humanos y no humanos en la selva amaz¨®nica, y especialmente en la construcci¨®n de Belo Monte. Creer¨ªa todav¨ªa m¨¢s en la justicia en Brasil si a los brasile?os les importara.
Desear¨ªa que Lula fuera candidato a la presidencia y que fuera derrotado en las urnas por lo que hizo en el Xing¨² y en otros r¨ªos amaz¨®nicos. Por la Fuerza Nacional que env¨ªo su escogida, Dilma Rousseff, para reprimir obreros en huelga en las obras de Belo Monte. Por la Fuerza Nacional que impidi¨® el derecho a manifestarse de los ind¨ªgenas y ribeirinhos en las obras de Belo Monte. Por los ribeirinhos y peque?os agricultores y pobres urbanos que firmaron con el dedo papeles que no eran capaces de leer para que Belo Monte pudiera ser construida sin ¡°escollos¡± humanos. Por el etnocidio ind¨ªgena en la regi¨®n del Xing¨² causado por Belo Monte. Creer¨ªa en la justicia en Brasil si Lula fuera derrotado por haber materializado Belo Monte en el Xing¨² y, por ello, haber producido pobres en la periferia de Altamira.
Si esto sucediera, una derrota en las urnas en nombre de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos de la selva, Brasil avanzar¨ªa. Pero esto no sucede en el Brasil actual.
Aun as¨ª, desear¨ªa que Lula fuera candidato y disputase las elecciones en el proceso democr¨¢tico. Y posiblemente ganar¨ªa, por la simple raz¨®n, que tambi¨¦n es leg¨ªtima, de que la mayor¨ªa empieza a concluir que la vida era mejor en su gobierno. Y los brasile?os son supervivientes, y muy pragm¨¢ticos.
Pero tambi¨¦n desear¨ªa que Lula fuera candidato y ganara para que la gente tuviera que enfrentarse al hecho de que no les importa la corrupci¨®n mientras su vida vaya m¨¢s o menos bien. Pero principalmente desear¨ªa que Lula fuera candidato para que la gente tuviera que enfrentarse al hecho de haber votado y quiz¨¢ hacer que resultara elegido el presidente que hizo posible Belo Monte. Y que as¨ª tuvieran que enfrentarse a su hipocres¨ªa llena de facundia y de buenas intenciones, protegidas por la distancia de los que mueren de varias maneras en el Xing¨² y en las Amazonias. Y tuvieran que enfrentarse al hecho de que su preocupaci¨®n con relaci¨®n a los derechos humanos es selectiva.
Pero el Derecho sin Justicia interrumpi¨® el proceso de los deseos.
5) El retorno del humano
La m¨ªstica que antecedi¨® a la prisi¨®n ¡ªmisa + discurso¡ª fue cuidadosamente planeada para que Lula volviera a ser el Lula que ya no es. El Lula que lider¨® las huelgas del ABC Paulista, fund¨® el PT e hizo las Caravanas de la Ciudadan¨ªa. El lenguaje, los gestos, el contenido. Pero lo que ya no es no puede volver a ser.
Hay, entre un Lula y el otro, por lo menos ocho a?os de poder directo, como presidente, y otros cinco a?os y medio de Dilma Rousseff, sin contar la Carta al Pueblo Brasile?o, en las elecciones de 2002. El discurso sonaba, como suena hace tiempo, a una imitaci¨®n del Lula joven hecha por el Lula viejo.
Pero en un mundo que ya es diferente. Como algunas tonter¨ªas sobre las mujeres que se volvieron vergonzosas, los habituales juegos para los simpatizantes y una especie de conversi¨®n en Jes¨²s. Ese Lula era, ya no es. Lo que no impide que ese discurso todav¨ªa mueva ¡ªy conmueva¡ª a mucha gente a la que le gustar¨ªa que todav¨ªa fuera lo que ya no puede ser.
En este sentido, el de Lula fue un discurso m¨¢s de borrar, lo cual es fundamental para quien pretend¨ªa salir de all¨ª como un mito, que de construir. Por eso tambi¨¦n la foto se volvi¨® mucho m¨¢s importante. El domingo pas¨® con varios mensajes de WhatsApp: ¡°Esa es la foto oficial que Lula ha enviado y pide que sea la m¨¢s divulgada por todos. Tendr¨¢n la foto que tanto quieren, Lula encarcelado tendr¨¢ al pueblo¡±. No se puede afirmar si fue Lula quien la envi¨®, pero se puede afirmar que siempre fue un buen bi¨®grafo de s¨ª mismo. No deja de ser fascinante esta construcci¨®n de mitolog¨ªa en vida.
El acto m¨¢s importante del discurso de Lula fue haber lanzado a Guilherme Boulos (PSOL) y a Manuela D¡¯?vila (PCdoB) como sus herederos, predicando la uni¨®n de las izquierdas
A efectos inmediatos, el acto m¨¢s importante del discurso fue el gesto de lanzar, simb¨®licamente, a Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y a Manuela D¡¯?vila, del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), como sus herederos, predicando la uni¨®n de las izquierdas en este momento l¨ªmite. Ambos son precandidatos a la presidencia en las elecciones de 2018. Boulos representa una de las fuerzas m¨¢s potentes de este momento, los movimientos de los sintechos en las ciudades, que en cierto modo ocupan el lugar de lo que fue el Movimiento de los Sintierras (MST) en la trayectoria de Lula. Manuela trae la potencia de los nuevos feminismos, mostrando en la vivencia de la pol¨ªtica tambi¨¦n una experiencia distinta de maternidad. Son las dos figuras m¨¢s interesantes de la nueva pol¨ªtica.
El gesto tambi¨¦n marca el abismo del PT. En gran parte debido a la omnipresencia de Lula, no hay nadie dentro del propio partido con la fuerza suficiente para representar el futuro y liderar una alianza de izquierda. Lula no cre¨® su Lula dentro del PT. Ni permiti¨® que lo crearan.
Pero el gesto fue bonito. Y si hay una escena con grandeza en este momento, esa es la de Guilherme Boulos y Manuela D¡¯?vila juntos. Todav¨ªa falta que se muestren capaces de conciliarse de hecho con la selva y las otras maneras de vivir los Brasiles.
Comprender el hombre que es Lula, as¨ª como la experiencia del PT en el poder, es m¨¢s importante y urgente para el pa¨ªs que construir un mito. Sin acoger las contradicciones, Brasil seguir¨¢ con ¡°un enorme pasado por delante¡±, a pesar de todo lo que represent¨® la llegada de un obrero al poder.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - O avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas. Web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook: @brumelianebrum.
Traducci¨®n: Meritxell Almarza
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