Un hombre ebrio escala una monta?a en los Alpes cuando intentaba llegar de madrugada a su hotel
Los servicios de rescate pasaron la noche intentando encontrar con perros y drones a un turista estonio que despu¨¦s de una fiesta acab¨® apareciendo en un restaurante a 2.400 metros de altitud
Un hombre ebrio se pierde buscando su hotel y acaba escalando una monta?a de 2.400 metros. No es un chiste ni una broma. Pavel, un turista estonio de 30 a?os, de vacaciones en una estaci¨®n de esqu¨ª de los Alpes sali¨® de fiesta una tarde y bebi¨® alguna copa de m¨¢s. Cuando pasaba el ¨²ltimo transporte para su hotel, a las siete y media, pens¨® que a¨²n le quedaba mucha noche por delante y continu¨® la juerga hasta que cerraron los bares. A esa hora no ten¨ªa otra opci¨®n que volver a pie. Aunque estaba solo, a oscuras, llevaba mocasines e iba abrigado solo con una americana, la empresa no le debi¨® de parecer gran cosa y se puso manos a la obra. Pero ech¨® a andar en la direcci¨®n opuesta a su hotel.
En alg¨²n punto indeterminado tuvo que dejar de caminar y comenzar a escalar, porque acab¨® superando una pendiente de 400 metros de desnivel para llegar a la cima de la monta?a de 2.400 metros. La orientaci¨®n, la inclinaci¨®n del camino o el fr¨ªo no eran factores a tener en cuenta en ese momento. Continu¨® su periplo, ajeno al hecho de que la nieve frente a ¨¦l cada vez era m¨¢s abundante y el camino, m¨¢s inclinado.
Al final del recorrido, encontr¨® un restaurante, el Igloo, encaramado sobre la pista Ventina, una cresta llena de nieve que hace tiempo se reservaba para competiciones de esqu¨ª en la estaci¨®n de Cervina, y pens¨® que era su hotel. Prob¨® a meter a tientas la llave en la cerradura y a pesar de que no hab¨ªa forma de que encajara, consigui¨® abrir la puerta. Bebi¨® dos botellas de agua que encontr¨® en la barra, para calmar la deshidrataci¨®n de la ascensi¨®n y tal vez la resaca y se ech¨® a dormir en el primer sitio que se le antoj¨® c¨®modo, en busca de un sue?o reparador: un banco lleno de cojines en el recibidor del establecimiento.
El cocinero y los camareros lo encontraron acostado a la ma?ana siguiente, cuando subieron en moto de nieve para preparar los desayunos. Nicoletta Giordano, la propietaria del negocio cuenta a EL PA?S que todav¨ªa no se explican c¨®mo consigui¨® llegar hasta all¨ª sin tan siquiera un abrigo. ¡°No sabemos con qu¨¦ fuerzas f¨ªsicas consigui¨® subir ni qu¨¦ camino pudo coger¡±. Dicen que para una persona en forma y con la ropa apropiada la gesta a pie es viable y no le llevar¨ªa mucho m¨¢s de una hora y media o dos horas. Pero Pavel, al menos en aquel momento, no cumpl¨ªa ninguna de las dos condiciones.
El estonio, a pesar de la confusi¨®n propia del momento, no cometi¨® el error de abandonar las pistas batidas y logr¨® caminar sin hundirse en la nieve. ¡°Tuvo mucha suerte de no salirse de las pistas. Hubiera arriesgado su vida¡±, celebra Nicoletta.
Seg¨²n la reconstrucci¨®n de la polic¨ªa, el turista debi¨® de llegar entre las dos y las tres de la ma?ana, aunque no han sido capaces de saber c¨®mo. La due?a del restaurante relata que Pavel no recordaba nada, solo que cre¨ªa que estaba yendo hacia el hotel. Cuando lo encontraron se disculp¨® y explic¨® que no hab¨ªa tocado nada. ¡°Lo encontramos mortificado, se disculpaba una y otra vez¡±, recuerda la propietaria.?
Cuando sus empleados le comunicaron el rocambolesco hallazgo del cliente inesperado aquella ma?ana, Nicoletta llam¨® a su marido Alessandro para avisarle. Este hizo a su vez un par de llamadas y descubri¨® que abajo estaban empezando a organizar una batida para localizar a un turista perdido que no se hab¨ªa presentado la noche anterior en su hotel y al que los bomberos hab¨ªan buscado durante la noche con perros y drones. El ¨²ltimo lugar que hubieran rastreado era la cima de la monta?a. Entonces los due?os del restaurante lo llevaron sano y salvo a su albergue.
Al d¨ªa siguiente, el viajero volvi¨® a subir al Igloo, esta vez en una c¨®moda moto de nieve para agradecerles la asistencia y la comprensi¨®n y hacerse una foto con ellos para el recuerdo ¡°Nos regal¨® una botella de vino de su pa¨ªs y nos cont¨® riendo que se hab¨ªa hecho famoso¡±, recuerda Nicoletta. No habr¨¢ denuncia, los propietarios se lo tomaron con humor y destacaron que Pavel no hab¨ªa creado ning¨²n da?o en el local, pero el estonio se enfrenta a una multa por la movilizaci¨®n de los equipos de rescate.
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