Adi¨®s a Barbara, matriarca de la dinast¨ªa Bush
Primera dama entre 1989 y 1993, esposa y madre de presidentes de EE UU, ha muerto a los 92 a?os en su casa de Houston. Se la consider¨® el ¡°arma secreta¡± de Bush padre
Barbara Bush, matriarca de una de las grandes dinast¨ªas pol¨ªticas estadounidenses, muri¨® este martes a los 92 a?os en su casa de Houston (Texas). Fue una primera dama carism¨¢tica y popular. Durante el mandato de su marido, George W. H. Bush (presidente entre 1989 y 1993), se la lleg¨® a considerar el ¡°arma secreta¡± del republicano, quien, en cambio, fue poco reconocido en su tiempo en activo y no sali¨® reelegido. Tuvieron seis hijos, uno de los cuales, George W., ser¨ªa tambi¨¦n presidente (2001-2009) y otro, Jeb, precandidato en las ¨²ltimas elecciones a la Casa Blanca. En las primarias apareci¨® en alg¨²n acto p¨²blico para reforzar la figura de su hijo ante el vendaval de Donald Trump. Fue, de nuevo, el ¡°arma secreta¡± de Bush; pero, de nuevo, no pudo cambiar las tornas.
Imposible desligar su recuerdo de un cabello que encaneci¨® de forma precoz y unos collares de perlas de los que no se separaba, ya estuviera en una cena de Estado o ataviada con una gorra en un partido de b¨¦isbol. Lleg¨® a la Casa Blanca tras el paso de una primera dama ic¨®nica e influyente, la tambi¨¦n republicana Nancy Reagan, y trat¨® de construir un perfil propio, en lo que defini¨® como un t¨¦rmino medio entre el papel muy pol¨ªtico de Rosalyn Carter ¡ªera conocido que esta asesoraba a su marido en todo tipo de decisiones¡ª y el protag¨®nico, pero ajeno a la acci¨®n de Gobierno, de Nancy.
La familia comunic¨® el domingo que la matriarca hab¨ªa pasado a recibir cuidados ¨²nicamente paliativos en la fase terminal de una dolencia que no se especific¨® en el comunicado, tras varias hospitalizaciones, aunque desde hac¨ªa a?os arrastraba una enfermedad pulmonar. ¡°Mam¨¢ nos mantuvo siempre con los pies en el suelo y nos hizo re¨ªr hasta el ¨²ltimo momento¡±, dijo su hijo y expresidente, George W., en un comunicado. ¡°Era una roca¡±, destacaron los Obama en su recuerdo.
Le ha sobrevivido George H. W. Bush, de 93 a?os, y de salud ya muy delicada. Ambos se hab¨ªan conocido muy j¨®venes, siendo adolescentes, y casado cuando ten¨ªan 20, ella, y 21 a?os. Barbara Pierce (su apellido de soltera) naci¨® en la ciudad de Nueva York en 1925 en el seno de una familia perteneciente a la Iglesia episcopal. Su padre era un acaudalado empresario, pero durante su paso por la Casa Blanca hizo gala ¡ªy bandera¡ª de gustos sencillos, en contraste con su predecesora. Kate Andersen Brower, autora de Primeras mujeres, un libro sobre las primeras damas, cuenta que llev¨® zapatos de 29 d¨®lares en 14 bailes de inauguraci¨®n porque sab¨ªa que no se los pondr¨ªa de nuevo. Dijo que har¨ªa todo por ayudar a la Administraci¨®n, salvo ¡ªcomo dijo en vida, textualmente¡ª te?irse el pelo, cambiar de vestuario o adelgazar.
Barbara Bush ha sido hasta ahora la ¨²nica mujer, junto a Abigail Adams (1744-1818), esposa y madre de presidentes de Estados Unidos. Aunque en casa se encargaba de imponer la disciplina, el p¨²blico ten¨ªa de ella una imagen c¨¢lida y jovial, muy cultivada con una actitud de abuela de Am¨¦rica. Bush padre sol¨ªa referirse a la primera dama para recalcar la labor m¨¢s social o humanitaria de su Gobierno.
Y, pese a ello, Barbara ten¨ªa colmillo (adem¨¢s de sentido del humor). Atacaba como una loba cuando criticaban a su familia. En la campa?a electoral, arremeti¨® contra Bill Clinton con sus presuntas infidelidades: ¡°Nunca ha negado que tuviera una aventura, ?no?¡±, se despach¨® en una entrevista. Sin embargo, tras la victoria del dem¨®crata, sali¨® en defensa de Hillary Clinton cuando esta aterriz¨® en la Casa Blanca y recibi¨® las primeras cr¨ªticas de la prensa (s¨ª, empezaron el primer d¨ªa). ¡°Denle un respiro¡±, reclam¨® a los medios. Sol¨ªa hablar de forma abierta y poco ceremoniosa. En 2013, durante una entrevista, le preguntaron qu¨¦ le parecer¨ªa tener otro Bush presidente y solt¨® que ya hab¨ªa habido ¡°suficientes Bushes¡± en la Casa Blanca. ¡°Es una tonter¨ªa si no encontramos m¨¢s de dos o tres familias para presentarse a la presidencia¡±, dijo.
Los medios lo recordaron bien cuando, un a?o despu¨¦s, su hijo Jeb, exgobernador de Florida, se lanz¨® a la carrera por la candidatura republicana. Y entonces, en una gala del pol¨ªtico en Bonita Springs, de repente apareci¨® en un v¨ªdeo proyectado en una gran pantalla. ¡°Eh, Jeb, escucha, soy mam¨¢. ?Qu¨¦ quieres decir con ¡®demasiados Bushes¡¯? ?He cambiado de opini¨®n!¡±. Y el p¨²blico rompi¨® a re¨ªr con la matriarca.
Sus palabras en favor de suavizar las pol¨ªticas republicanas contra el aborto le causaron problemas a su marido. La pena que siempre le acompa?¨® fue la muerte de una de sus hijas, Robin, por una leucemia cuando ten¨ªa tres a?os. Ella ser¨¢ enterrada este s¨¢bado en la Biblioteca Museo George H. W. Bush Library en Texas, a unas 100 millas de Houston. Fue desde joven una apasionada de la lectura y se volc¨® en ayudas a la alfabetizaci¨®n durante su etapa como primera dama, para lo que cre¨® una fundaci¨®n. Fue el suyo un conservadurismo sensible con los desfavorecidos. En 1989, cuando sobre el sida reinaban los prejuicios y la ignorancia, llam¨® la atenci¨®n al acudir a un centro infantil de enfermos por el virus y acunar a un beb¨¦ all¨ª ingresado. La imagen corri¨® como la p¨®lvora, la p¨®lvora del arma secreta de Bush.
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