La disputa por la sociedad civil
A pesar de que en M¨¦xico los sectores populares son todav¨ªa d¨¦biles, en la presente d¨¦cada se han consolidado ONG profesionales que han impulsado una agenda democr¨¢tica
La atenci¨®n medi¨¢tica en las elecciones presidenciales mexicanas se ha concentrado en los ataques personales entre los candidatos y en las encuestas, dando poco espacio a otros debates sustantivos.
En las dos semanas pasadas, el tema de la sociedad civil ha ocupado un lugar simb¨®lico importante, puesto que el relativo prestigio de este concepto ha sido utilizado en los combates pol¨ªticos propios de la coyuntura. Grupos empresariales y asociaciones civiles vinculadas a ellos publicaron un manifiesto y vienen realizando actividades diversas en las que se postula la importancia de continuar algunas de las reformas implantadas por el Gobierno actual. Este grupo sostiene que los avances democr¨¢ticos de las dos d¨¦cadas recientes deben atribuirse en buena medida al activismo de la sociedad civil, cuya representaci¨®n se atribuyen.
Contra esta pretensi¨®n, se han levantado dos tipos de cr¨ªticas: de un lado, se afirma que esta sociedad civil s¨®lo persigue la agenda de la ¨¦lite econ¨®mica; de otra parte, se indica que esta sociedad civil es s¨®lo una de muchas y que en todo caso el frente pol¨ªtico creado por Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador incorpora a la pol¨ªtica a la sociedad civil popular.
Detr¨¢s de este debate se ocultan diversos proyectos pol¨ªticos que entienden de distinta forma que es la sociedad civil y en qu¨¦ consiste su participaci¨®n pol¨ªtica.
El frente de organizaciones en el que participan la Coparmex, Causa en Com¨²n, Mexicanos Primero y otros grupos civiles vinculados a un c¨ªrculo de empresarios relativamente progresistas, parecen reclamar para s¨ª el monopolio de la representaci¨®n civil, olvidando que ellos conforman tan solo una parte de la misma. Esta operaci¨®n pol¨ªtica ha mezclado los intereses sectoriales de algunos grupos empresariales con las agendas realmente democr¨¢ticas que los think tanks que ellos financian est¨¢n impulsando de unos a?os a la fecha.
Particularmente importante ha sido la labor de Mexicanos contra la Corrupci¨®n y la Impunidad, organizaci¨®n que llev¨® a cabo la investigaci¨®n de la Estafa Maestra y de otros casos de corrupci¨®n sist¨¦mica en el actual Gobierno. El Instituto Mexicano para la Competitividad ha hecho tambi¨¦n una labor muy importante en la lucha por la transparencia, contra la corrupci¨®n y por la creaci¨®n de instituciones de justicia eficaces y aut¨®nomas del poder ejecutivo. Criticar a estas y otras organizaciones profesionales porque son financiadas por el sector privado es injusto puesto que han prestado un servicio invaluable en la cr¨ªtica del r¨¦gimen.
Estos think tanks han trabajado hombro con hombro con organizaciones civiles profesionales que son aut¨®nomas del empresariado y de los partidos pol¨ªticos y que han prestado tambi¨¦n un gran servicio la democracia en los campos de la transparencia, la lucha contra la corrupci¨®n y la defensa de los derechos humanos, como Fundar, Art¨ªculo XIX y otras ONG internacionales, y grupos de base que defienden los derechos humanos y reciben financiaci¨®n externa para desarrollar sus actividades, sin que ello implique que sirvan al imperio, acusaci¨®n rid¨ªcula de oportunistas de ocasi¨®n.
Por otra parte, la supuesta representaci¨®n de los sectores populares a trav¨¦s del otorgamiento a algunos dirigentes de candidaturas a diputados locales y federales o senadur¨ªas constituye un mecanismo muy antiguo y muy ambiguo. Puede servir para darles voz a actores no representados en la pol¨ªtica, pero puede servir tambi¨¦n como instrumento de cooptaci¨®n pol¨ªtica corporativa. Para que los l¨ªderes populares representen realmente a sus bases se requiere que mantengan cierta autonom¨ªa de decisi¨®n en los cargos que ocupan, pues de otra manera simplemente ser¨¢n veh¨ªculos de legitimaci¨®n de las decisiones del poder ejecutivo.
La sociedad civil es tan plural y heterog¨¦nea como la sociedad misma. Su composici¨®n expresa las desigualdades econ¨®micas y pol¨ªticas en cada momento hist¨®rico. En M¨¦xico los sectores populares son todav¨ªa d¨¦biles. En la presente d¨¦cada se consolid¨® un sector de ONG profesionales que ha impulsado una agenda democr¨¢tica basada en la creaci¨®n de instituciones aut¨®nomas del poder ejecutivo que defender¨ªan los derechos de ciudadan¨ªa, la cual no ha podido ser instrumentada por m¨¢s que se hayan creado leyes e instituciones para tal fin. La simulaci¨®n legal y la colonizaci¨®n de las instituciones aut¨®nomas por decisi¨®n del PRI y del PAN no implica que esas instituciones no sean necesarias. Son m¨¢s indispensables que nunca, pero deben gozar efectivamente de autonom¨ªa pol¨ªtica. Confundir su inoperancia actual con su irrelevancia pol¨ªtica es un grave error, como lo es pensar que dando candidaturas a l¨ªderes sociales se garantizan los intereses populares en el ejercicio de Gobierno. M¨¢s bien hay que fortalecer y democratizar los sindicatos y organizaciones sociales desde la autonom¨ªa, una tarea fundamental en un cambio de r¨¦gimen.
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