La ultraderecha exhibe fuerza en el coraz¨®n de Berl¨ªn
Afd alardea de su creciente asertividad y unos 5.000 seguidores recorren el centro de la capital alemana pertrechados de banderas alemanas y al grito de ¡°fuera Merkel¡±
Berl¨ªn se convirti¨® en domingo en la viva imagen de una sociedad alemana cada vez m¨¢s fracturada. La extrema derecha capitaneada por Alternativa por Alemania (Afd) hizo alarde de su creciente asertividad y unos 5.000 de sus seguidores recorrieron el centro de la capital alemana pertrechados de banderas alemanas y al grito de ¡°fuera Merkel¡±. Una contundente respuesta ciudadana ¡ªen torno a 25.000 personas¡ª?cercaron literalmente con diversas acciones la marcha extremista, defendiendo un modelo de sociedad abierto y cosmopolita, situado a una distancia sideral de las esencias identitarias que pregona Afd.
Un impresionante dispositivo de seguridad, compuesto por 2.000 polic¨ªas, parte de ellos llegados de todo el pa¨ªs, logr¨® mantener separados en todo momento a unos manifestantes de los contrarios. ¡°Por la Alemania del futuro¡±. Ese es el lema con el que Afd ha querido apropiarse del destino de un pa¨ªs, que asiste perplejo al ascenso del partido extremista y antiinmigraci¨®n. Afd entr¨® por primera vez hace siete meses en el Bundestag tras cosechar un 12,6% de los votos. Las predicciones iniciales de que la exposici¨®n de su radicalismo en el Parlamento les pasar¨ªa factura y de que acabar¨ªan devorados por las luchas internas no se han cumplido. Su deseo de tocar poder y la desafecci¨®n de parte de la poblaci¨®n alemana han resultado ser de momento m¨¢s poderosos.?
Las encuestas muestran un apoyo consistente, la ¨²ltima, del 15%, pis¨¢ndole los talones a los socialdem¨®cratas. Este domingo han querido mostrar su poder¨ªo en la calle. Y aunque no han logrado reunir a tantos seguidores como pretend¨ªan inicialmente, han recorrido el coraz¨®n de Berl¨ªn y han terminado su marcha en la emblem¨¢tica Puerta de Brandenburgo, donde su col¨ªder, Alexander Gauland, se ha dirigido a la multitud. ¡°Estamos aqu¨ª por nuestros hijos, por nuestro futuro¡±, ha dicho.
¡°Hemos querido mostrar que la calle tambi¨¦n nos apoya. Para nosotros ha sido un ¨¦xito¡±, sentencia poco despu¨¦s en un encuentro Gunnar Lindemann, diputado de Afd en el Land de Berl¨ªn, quien pide un refer¨¦ndum sobre el euro, el control nacional de las fronteras y seguir el ejemplo del America First?(Am¨¦rica primero) de Donald Trump. M¨¢s all¨¢ de la guerra de cifras, la convocatoria es solo un indicio del apoyo a una formaci¨®n con la que muchos de sus seguidores temen verse asociados p¨²blicamente, porque sigue sin estar bien vista. Por eso, la marcha de Berl¨ªn fue probablemente solo la punta del iceberg del descontento que recorre toda Alemania.
Miembros de la islam¨®foba Pegida o del movimiento identitario estuvieron presentes en la marcha de Berl¨ªn, en la que tambi¨¦n participaron familias m¨¢s moderadas, pero tambi¨¦n muy cabreadas. ¡°Mire, yo he venido porque dentro de cuatro a?os me jubilo y me van a quedar 1.200 euros de pensi¨®n. A los pol¨ªticos les da igual lo que nos pase. S¨®lo Afd se preocupa por nosotros, solo Afd ha hablado de los pensionistas en el Parlamento¡±, dice Andreas Jut, de 61 a?os, al inicio de la marcha, junto a la estaci¨®n central. Este mec¨¢nico ha venido con su hijo desde Biefeld, al oeste del pa¨ªs.
Para Jut, como para muchos otros de los asistentes, sus desgracias personales tienen que ver con la llegada de refugiados e inmigrantes a Alemania. ¡°Luego los delincuentes, muchos de ellos ¨¢rabes, reciben los subsidios sociales y nosotros los ciudadanos somos los que pagamos¡±, explica Jut, quien hasta las pasadas elecciones hab¨ªa votado toda su vida a la CDU, el partido conservador de la canciller, Angela Merkel.
A Jut le dan miedo las bandas callejeras, que tanto preocupan a Afd y que a juzgar por su discurso pol¨ªtico han convertido las ciudades alemanas en junglas de delincuencia. Lo cierto, sin embargo, es que las cifras oficiales demuestran que las de criminalidad registradas el a?o pasado son las m¨¢s bajas desde la reunificaci¨®n en los 90. Nunca antes Alemania hab¨ªa sido tan segura, pero poco afectan los datos al partido y a una prensa sensacionalista que alimenta y engorda sin pudor los miedos de la ciudadan¨ªa.
Cerca de un mill¨®n y medio de demandantes de asilo han recalado en Alemania a partir de 2015. El desaf¨ªo log¨ªstico de las llegadas acab¨® dando pie a una gran crisis pol¨ªtica para Merkel, que la extrema derecha ha explotado sin pudor. Consideran a la canciller la gran traidora y la personificaci¨®n de todos sus males.?
¡°Tengo cuatro hijos, tres de ellas chicas, y he venido aqu¨ª para defender su futuro. La culpa de todo la tiene Merkel y su pol¨ªtica de refugiados¡±, piensa Brigitte, una ama de casa de 46 a?os a la que su marido le proh¨ªbe dar su nombre verdadero. Habla maravillas del papel de Afd en el Parlamento, desde su llegada hace siete meses. ¡°Los l¨ªderes de Afd saben lo que dicen y hablan sin rodeos¡±, a?ade. ¡°Merkel se ha vuelto socialdem¨®crata. Se ha olvidado de los que menos tienen¡±, sostiene unos metros m¨¢s all¨¢ Joerg, un instalador de calefacciones de 51 a?os.
La movilizaci¨®n de las fuerzas antifascistas cuadriplic¨® la de Afd. En la capital alemana, donde la izquierda gobierna con los ecologistas y que es una suerte de ciudad-im¨¢n para cualquier mente abierta que se preste, poco tiene que ver con el tejido social de muchos rincones de Alemania, sobre todo en el Este, donde los extremistas arrasan. Decenas de discotecas decidieron sacar la m¨²sica a la calle para silenciar a ritmo de techno a los ultranacionalistas. ¡°Parad el odio, parad a Afd¡±, fue el contra-lema que anim¨® a miles de berlineses a tomar las calles.
El lenguaje corporal y la acritud que destilaban los que recorrieron el centro de Berl¨ªn en nombre de Afd no pod¨ªa ser m¨¢s distinto de las marchas coloridas y floreadas de los que quisieron silenciarles moviendo las caderas. Porque m¨¢s all¨¢ de la defensa de ciertas pol¨ªticas, la fractura social que este domingo se escenific¨® en Berl¨ªn tiene tambi¨¦n que ver con la visi¨®n que tienen del mundo y del futuro unos y otros alemanes. Un reciente estudio de la Fundaci¨®n Konrad Adenuaer confirm¨® que los votantes de Afd son los m¨¢s pesimistas.
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