Una deportaci¨®n violenta aviva el debate migratorio en Alemania
Berl¨ªn planea acelerar las expulsiones de los demandantes de asilo que sean rechazados
La violenta deportaci¨®n de un ciudadano togol¨¦s ha encendido de nuevo el debate migratorio en Alemania, mientras echa a andar un nuevo Ejecutivo, decidido a frenar las llegadas de migrantes y acelerar las expulsiones. El reci¨¦n estrenado ministro de Interior, Construcci¨®n y Patria, Horst Seehofer, mostr¨® su apoyo a los agentes que entraron por la fuerza en un centro de refugiados del sur del pa¨ªs para llevarse al demandante de asilo de Togo. El ministro adelant¨® tambi¨¦n que presentar¨¢ una serie de medidas para evitar una repetici¨®n de lo sucedido a partir de 2015, cuando la pol¨ªtica de puertas abiertas de la canciller Angela Merkel dispar¨® las llegadas de refugiados, hasta alcanzar mill¨®n y medio en dos a?os.
Sobre las cinco y media de la ma?ana, decenas de furgones policiales se aproximaron al centro de refugiados de Ellwangen, en el Estado de Baden-W¨¹rttemberg. Diez minutos m¨¢s tarde, comenzaban los gritos y el forcejeo entre cientos de agentes desplegados y los demandantes de asilo. M¨¢s de una decena de migrantes salt¨® por la ventana. Ya la noche del lunes, un grupo de unos 150 internados hab¨ªa impedido por la fuerza que la polic¨ªa se llevara a su compa?ero togol¨¦s, de 23 a?os. Finalmente, los agentes detuvieron al joven, que ser¨¢ enviado a Italia, el primer pa¨ªs por el que accedi¨® a la UE, en virtud de la regulaci¨®n de Dubl¨ªn.
A media ma?ana, en conferencia de prensa, el ministro Seehofer consider¨® que el incidente de Ellwangen supone ¡°una bofetada en la cara de los ciudadanos que cumplen la ley¡±. Acelerar las deportaciones de aquellas personas a las que se les ha denegado el asilo es una de las promesas de este Gobierno, que el jueves volvi¨® a prometer el ministro. La idea es seg¨²n Seehofer ¡°romper la espiral de recursos judiciales¡± que a menudo frustran o retrasan durante a?os las expulsiones.
Se refer¨ªa Seehofer a otro caso que ha ocupado estos d¨ªas las webs de la prensa alemana. Se trata de un supuesto guardaespaldas de Osama Bin Laden, al que Alemania trata de expulsar a T¨²nez desde hace 10 a?os y cuyo caso se encuentra todav¨ªa en los tribunales. La justicia alemana ha considerado hasta ahora que el demandante podr¨ªa enfrentarse a la tortura e incluso a la pena de muerte si vuelve a T¨²nez.
El reci¨¦n estrenado y conservador ministro de Interior tiene previsto presentar pr¨®ximamente un gran plan migratorio. Una de las medidas en las que ya trabaja su Ministerio es en la instalaci¨®n de unos pol¨¦micos centros que pretenden agilizar el proceso de expulsi¨®n y a donde ir¨ªan a parar directamente a quienes se considere que sus demandas de asilo tienen escasos visos de prosperar. Desde esos centros se deportar¨ªa directamente a los rechazados. Uno de los primeros problemas con el que ya se ha topado esta iniciativa es la ausencia de un buen n¨²mero de Estados federados dispuestos a acoger estas instalaciones.
Limitar la reunificaci¨®n familiar y reducir los beneficios econ¨®micos de los que no tienen derecho al asilo son otras de las medidas que mencion¨® Seehofer el jueves en una larga intervenci¨®n ante la prensa.
Seehofer, l¨ªder de la CSU, la Uni¨®n Social Cristiana de Baviera, socio en la coalici¨®n de Gobierno de Merkel, no ha ocultado en los ¨²ltimos a?os sus diferencias con la canciller en materia migratoria. El pol¨ªtico b¨¢varo representa el ala m¨¢s conservadora del Ejecutivo y cuyas propuestas amenazan con desatar tensiones con el partido socialdem¨®crata, tambi¨¦n socio de Gobierno. La ret¨®rica de l¨ªnea dura de la CSU b¨¢vara va camino de agudizarse con vistas a las elecciones regionales de Baviera el pr¨®ximo octubre.
Alternativa por Alemania, Afd, el partido populista de derechas antiinmigraci¨®n amenaza con dinamitar con la hegemon¨ªa pol¨ªtica b¨¢vara de la CSU, que dura ya d¨¦cadas. Afd entr¨® tras las elecciones del pasado septiembre por primera vez en el Parlamento alem¨¢n, tras obtener el 12,3% de los votos, y donde se ha convertido en el primer partido de la oposici¨®n.
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