20, 21, 24, 28, 34, 36, 40, 41, 83, 90, 92, 124 y 126. Yazan Awad repite como un mantra los d¨ªas en que torturaron su cuerpo. Cuando los guardias de la prisi¨®n militar le destrozaron la pierna con un garrote durante seis horas. Cuando le colgaron del techo y le sacudieron con un bate. Cuando le violaron con un Kal¨¢shnikov. El peor de todos fue el d¨ªa 36.
La cita con Awad y con otros testigos, abogados y demandantes del proceso contra el r¨¦gimen sirio tiene lugar en Alemania, convertida en la vanguardia de la batalla legal contra el Gobierno de Bachar el Asad. Aqu¨ª han recalado cientos de miles de refugiados sirios en los ¨²ltimos dos a?os, convertidos a su pesar en las pruebas vivientes de las atrocidades cometidas en las c¨¢rceles del r¨¦gimen. Su presencia, junto a miles de fotograf¨ªas sacadas de Siria y sobre todo gracias a unas leyes que abren la puerta a la justicia universal y a fiscales y polic¨ªas interesados en investigar han permitido que casos como el suyo avancen y que se haya dictado la primera orden de detenci¨®n internacional contra un alto cargo del r¨¦gimen.
A m¨¢s de mil kil¨®metros de Berl¨ªn, en una habitaci¨®n fr¨ªa, cientos de cajas de cart¨®n guardan la otra gran pieza del puzle judicial contra el r¨¦gimen sirio. Son las pruebas necesarias para sentar a los responsables de las atrocidades en el banquillo. El qui¨¦n es qui¨¦n del terror. Cientos de miles de documentos que han sido sacados discretamente de Siria en los ¨²ltimos a?os y que demuestran qui¨¦n dio las ¨®rdenes de detener y torturar a los que salieron a protestar contra el r¨¦gimen. Qui¨¦n dise?¨® el macabro entramado de torturas, qui¨¦n ejecut¨® las ¨®rdenes y qui¨¦n mir¨® para otro lado.
Veteranos de la justicia internacional clasifican y custodian estos kilos de papeles. En una docena de pa¨ªses los documentos alimentan investigaciones contra cargos medios del Gobierno sirio que viven en Europa, pero sobre todo van construyendo el esqueleto de la gran causa judicial contra el r¨¦gimen sirio, para que la historia de Yugoslavia o de Ruanda no se repita y para que el d¨ªa en que se constituya un tribunal internacional que juzgue los cr¨ªmenes sirios, las pruebas no se hayan evaporado ni haya que esperar d¨¦cadas para empezar a trabajar.
[PRUEBA 1. Los testimonios de los refugiados]
Los de Awad son recuerdos muy n¨ªtidos
No quiere olvidar
Habla r¨¢pido
Al escuchar su relato, resulta dif¨ªcil creer que sigue vivo
La primera prueba contra el r¨¦gimen sirio es el relato de las v¨ªctimas, personas con cuerpos rotos y ¨¢nimo de hierro. Sus testimonios dibujan un retrato preciso y espeluznante del aparato represivo del r¨¦gimen sirio. Los elementos se repiten de un relato a otro, hasta emerger un patr¨®n de abusos sistem¨¢tico. La tuber¨ªa con los cables colgando para dar palizas. Los gritos de los torturados de d¨ªa y de noche. El hacinamiento en celdas atestadas de infecciones. La incertidumbre de no saber si vas a morir o a vivir al d¨ªa siguiente. Los desaparecidos. Las confesiones bajo violencia. Las v¨ªctimas tambi¨¦n comparten una desesperada fe en la justicia como arma de supervivencia psicol¨®gica.
Awad es un joven corpulento de 30 a?os, que lleva dos en Alemania. Aqu¨ª lleg¨® como los dem¨¢s refugiados, jug¨¢ndose de nuevo la vida. En Siria pas¨® 137 d¨ªas detenido en el aeropuerto de Al Mezzeh, bajo control de la Fuerza A¨¦rea del Ej¨¦rcito sirio. ¡°Nada m¨¢s llegar, me pegaron durante seis horas. Nos tumbaban en el suelo y nos pegaban con tuber¨ªas. Nos golpeaban en la planta de los pies. Despu¨¦s me llevaron a una celda con 180 personas. El dolor era terrible. No pod¨ªa ir al ba?o. Dos personas me ten¨ªan que arrastrar¡±.
Awad contin¨²a como si fuera incapaz de poner freno a sus recuerdos. ¡°Pegaban como locos. Con las botas en la cabeza, con la culata del Kal¨¢shnikov. Me metieron el AK-47 por el culo y estuve casi dos meses sin comer. Decir que quer¨ªas ir al m¨¦dico era peligroso; de cada diez que iban, solo uno volv¨ªa con vida. Nos daban 10 segundos para ir al ba?o. En ese tiempo, ten¨ªas que beber, curarte las heridas, ir al retrete y hacer las abluciones¡±.
El d¨ªa 36 fue el m¨¢s largo. Awad cuenta el calvario al que fue sometido:
¡°Me dijeron que me iban a matar. Todav¨ªa colgando del techo, me metieron una pistola en la boca y me pidieron que recitara la shahada [la declaraci¨®n de fe isl¨¢mica]. No pod¨ªa dejar de tartamudear y tard¨¦ m¨¢s de 15 minutos. Alguien dispar¨®. Hab¨ªan cortado la cuerda y estaba en el suelo. Cre¨ª que me hab¨ªan matado. Me quitaron la venda de los ojos y sal¨ª corriendo tras ellos. Necesitaba ver sus caras para poder explicarle a Dios qui¨¦nes eran el d¨ªa del juicio final¡±.
Hasta entonces Awad hab¨ªa sido un tipo normal. El 29 de abril de 2011 particip¨® en su primera manifestaci¨®n contra el r¨¦gimen. La revoluci¨®n tunecina se hab¨ªa cobrado la cabeza del dictador Ben Ali y en Egipto, Hosni Mubarak tambi¨¦n hab¨ªa ca¨ªdo. Lo imposible de repente empez¨® a parecer posible, tambi¨¦n en Siria. Las fotos de los ni?os de Deraa, a los que les arrancaron las u?as por hacer unas pintadas cr¨ªticas contra el r¨¦gimen hicieron saltar la chispa. Tambi¨¦n en la cabeza de Awad: ¡°Cuando vi las fotos de aquellos ni?os decid¨ª oponerme al r¨¦gimen¡±. Tras la primera manifestaci¨®n vinieron m¨¢s, y despu¨¦s, la ayuda a los manifestantes que hu¨ªan de otras ciudades. M¨¢s tarde se sum¨® a los m¨¦dicos clandestinos para trasladar heridos a hospitales secretos.
Todo aquello forma parte de un pasado repleto de ilusi¨®n y esperanza del que no queda ni rastro. La guerra en Siria va por su octavo a?o, ha acabado con la vida de unas 400.000 personas y ha obligado al desplazamiento de once millones, cerca de la mitad de su poblaci¨®n. Y tal vez lo peor, no hay en el horizonte una soluci¨®n pol¨ªtica capaz de poner fin a un conflicto que no deja de enquistarse. Awad tambi¨¦n es otra persona, pero a¨²n sue?a. ¡°Mis amigos est¨¢n todav¨ªa en la c¨¢rcel y les promet¨ª que les sacar¨ªa. Mi sue?o es hablar ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En 2012 pararon las torturas durante dos semanas, pudimos dormir porque no o¨ªamos gritos y nos dieron comida solo porque exist¨ªa la posibilidad de que fueran a venir inspectores de la ONU a la c¨¢rcel. Fueron dos semanas incre¨ªbles: el para¨ªso en el infierno".
Al llegar a Alemania, Awad se top¨® en Internet con Anwar al Bunni, un conocido abogado sirio que ahora tambi¨¦n vive aqu¨ª. A Awad se le ensanch¨® de repente el horizonte de su vida: ¡°Hab¨ªa llegado mi momento¡±.
Al Bunni es un tipo menudo cuya eterna sonrisa esconde un pasado y un presente terror¨ªfico. Es un abogado sirio y el alma de este caso, junto a su colega Mazen Darwish y apoyados por el Centro europeo para los derechos humanos y constitucionales (ECCHR, por su siglas en ingl¨¦s), una ONG alemana que se dedica a lo que ellos llaman ¡°el litigio estrat¨¦gico¡±. Juntos se han propuesto ver entre rejas a los torturadores del r¨¦gimen sirio. En total, cuatro denuncias penales se encuentran ya en la Fiscal¨ªa General, junto a decenas miles de im¨¢genes de torturas sacadas de Siria.
Hay pa¨ªses como Suecia, Noruega o Austria que tambi¨¦n permiten la aplicaci¨®n de la justicia universal, pero el caso alem¨¢n, la ley permite una amplia interpretaci¨®n para llevar a cabo los llamados ¡°procesos estructurales¡±, en los que se trata de recabar evidencias m¨¢s all¨¢ de casos concretos. Hay adem¨¢s un departamento de fiscales y de la polic¨ªa criminal que tienen inter¨¦s en estos casos. Hace dos a?os por ejemplo, la fiscal¨ªa ya emiti¨® una orden de detenci¨®n internacional contra un miembro del ISIS por cr¨ªmenes de guerra cometidos contra los yazid¨ªes.
La Fiscal¨ªa ha escuchado a los testigos y esta semana ha trascendido que ha dictado una orden de detenci¨®n internacional contra Jamil Hassan, director de la temida Inteligencia militar a¨¦rea y estrecho colaborador de Bachar el Asad.
En Damasco, Al Bunni era un conocido defensor de presos pol¨ªticos y cuando lleg¨® a Europa, en seguida se corri¨® la voz entre la comunidad de la di¨¢spora. Sus redes sociales, el Whatsapp y el Skype, se empezaron a llenar de compatriotas que como Awad le quer¨ªan contar lo que les hab¨ªa pasado. En poco tiempo logr¨® tejer una tupida red de testimonios que se extiende por toda Europa. En un despacho vac¨ªo al norte de Berl¨ªn, con una banderita siria como ¨²nico ornamento, Al Bunni detalla los pormenores del caso: ¡°Estamos preparando testigos en Noruega y tambi¨¦n en Estocolmo. En Francia hay un caso abierto por dos v¨ªctimas con nacionalidad francesa¡¡±. En total, trabajan juntos cinco abogados sirios en Berl¨ªn y otros 30 repartidos por toda Europa. Explica que uno de sus 27 demandados es Bachar el Assad.
La familia Al Bunni tiene pedigr¨ª opositor. Entre ¨¦l, sus tres hermanos y su hermana han pasado 75 a?os en la c¨¢rcel. En Damasco, el abogado dirig¨ªa un conocido centro de derechos humanos, convertido en una referencia para diplom¨¢ticos occidentales. Acusado de querer debilitar a la naci¨®n y de complicidad con organismos internacionales, estuvo en la c¨¢rcel entre 2006 y 2011, donde asegura que intentaron matarle dos veces.
Estando preso, estall¨® la revoluci¨®n. Al salir, Alemania ¨Ccuya asociaci¨®n de jueces hab¨ªa premiado con anterioridad su trabajo¨C se ofreci¨® a sacarle de Siria. Pero en Siria hab¨ªa mucho trabajo por hacer. Hab¨ªa que defender a los manifestantes que acababan detenidos sin garant¨ªas judiciales. Al Bunni aguant¨® hasta 2014, cuando el Gobierno emiti¨® dos ¨®rdenes de detenci¨®n en su contra. Ya no se trataba de estar fuera o dentro de la c¨¢rcel, si no de vida o muerte. Hab¨ªa llegado el momento de comprobar si la oferta alemana segu¨ªa vigente. Huy¨® con su mujer e hijos cruzando las monta?as.
Prometo que les llevar¨¦ a la c¨¢rcel, muerto o vivo: esa gente no puede ser parte de la transici¨®n pol¨ªtica
ANWAR AL BUNNI
Al Bunni es otra de esas personas que te puedes cruzar en el supermercado en Alemania sin sospechar que vive una vida que poco tiene que ver con la de la mayor¨ªa. ¡°Sabemos que hay m¨¢s de 60 personas del r¨¦gimen en Europa, pero no les tengo miedo¡±. ?l lo tiene todo pensado: ¡°Ellos deber¨ªan temerme a m¨ª. Me conocen de la c¨¢rcel. Todos los d¨ªas me interrogaban y saben que solo si me matan podr¨¢n callarme. Si me matan en Alemania, ser¨¢ f¨¢cil incriminarles, ir¨¢n a la c¨¢rcel y habr¨¦ cumplido mi objetivo¡±. R¨ªe. ¡°Prometo que les llevar¨¦ a la c¨¢rcel, muerto o vivo: esa gente no puede ser parte de la transici¨®n pol¨ªtica siria¡±.
El abogado est¨¢ convencido de que Europa tambi¨¦n se juega mucho en esta batalla. ¡°Si dejamos al r¨¦gimen de El Asad impune, equivaldr¨ªa a dar v¨ªa libre a todos los dictadores del mundo. Si la ley internacional colapsa, ?qu¨¦ va a ser de nuestras sociedades?¡±, se pregunta.
Al Bunni tambi¨¦n utiliza su red de contactos en la di¨¢spora para detectar a criminales que vienen a Europa como refugiados. Puede ser gente del r¨¦gimen, pero tambi¨¦n gente del Estado Isl¨¢mico, de Al Nusra... ¡°Sabemos que m¨¢s de 1.060 personas que llegaron como refugiados han cometido cr¨ªmenes. Tenemos mucho material para probarlo¡±.
La unidad de cr¨ªmenes de guerra de la polic¨ªa criminal alemana (ZBKV) tambi¨¦n participa en este proceso. Una portavoz explica que revisan de forma sistem¨¢tica las entradas de personas procedentes de Siria e Iraq desde 2015, cuando se produjo el gran pico de llegadas de demandantes de asilo. Han recibido m¨¢s de 4.300 informaciones relacionadas con posibles violaciones del c¨®digo contra de derecho internacional (genocidio, cr¨ªmenes contra la humanidad y cr¨ªmenes de guerra). Los casos concretos de potenciales sospechosos, los enviamos a la Fiscal¨ªa General alemana¡±.
[PRUEBA 2. Las fotos del horror]
Entre la documentaci¨®n que se encuentra ya en la Fiscal¨ªa alemana hay un informe crucial para la causa. Se trata de un paquete de 26.948 fotograf¨ªas. Cerca de la mitad de ellas muestran los cuerpos sin vida de detenidos por el r¨¦gimen sirio. Se conocen por el seud¨®nimo del informante que las sac¨® de Siria: C¨¦sar.
C¨¦sar era fot¨®grafo en la polic¨ªa militar. Entre 2011 y 2013 su trabajo fue retratar a los cad¨¢veres que llegaban de los distintos centros de detenci¨®n a dos hospitales: el Hospital Militar 601 y el Hospital Militar de Tishreen. Las fotos del Informe C¨¦sar (Caesar Files) son im¨¢genes minuciosas, profesionales, de alta calidad, a todo color. Documentan el terror. En ellas aparecen miles de cad¨¢veres fam¨¦licos, desnudos y torturados. Las publicamos tratadas dada la crudeza de su contenido.
Estas im¨¢genes han servido para que muchas familias identifiquen en ellas a sus seres queridos, detenidos o desaparecidos, de los que hac¨ªa a?os que no ten¨ªan noticias. Sirven como prueba. En Espa?a, la Audiencia Nacional inici¨® en marzo de 2017 el primer procedimiento contra las torturas y ejecuciones del r¨¦gimen de El Asad cuando la espa?ola de origen sirio Amal Hag-Hamdo Anfalis reconoci¨® a su hermano muerto entre las fotograf¨ªas de C¨¦sar. Sin embargo, el propio tribunal revoc¨® la admisi¨®n de la querella unos meses despu¨¦s al creer que Espa?a no tiene jurisdicci¨®n para investigar estos cr¨ªmenes.
Las im¨¢genes prueban el patr¨®n de abusos sistem¨¢ticos, la cruel cotidianidad y las condiciones infrahumanas de las prisiones sirias. La mayor¨ªa de los cad¨¢veres aparecen demacrados y esquel¨¦ticos. Piel y huesos. Las costillas, clav¨ªculas y caderas marcadas. Tambi¨¦n se identifican infecciones en la piel, llagas y claros signos de haber sido torturados: marcas de estrangulamiento, ataduras, quemaduras, golpes, laceraciones, traumatismos, dientes destrozados, ojos reventados, sangre seca¡
Anmist¨ªa Internacional eleva al menos a 17.723 las v¨ªctimas mortales de los centros de detenci¨®n. La organizaci¨®n de derechos humanos describe un amplio cat¨¢logo de torturas que adem¨¢s considera que son la norma. ¡°Desde que estallaron las protestas pac¨ªficas en 2011, el Gobierno sirio ha lanzado una campa?a para detenciones y desapariciones forzosas. Miles de personas han sido torturadas y maltratadas, muchas de las cuales han muerto durante la detenci¨®n y decenas de miles han desaparecido. Los principales objetivos del r¨¦gimen han sido activistas, defensores de derechos humanos, periodistas, m¨¦dicos y trabajadores humanitarios¡±, escribe Amnist¨ªa en su ¨²ltimo informe.
Las fotos del Informe C¨¦sar contienen m¨¢s informaci¨®n de la que podr¨ªa parecer a primera vista. Junto a cada cad¨¢ver, hay un papel con tres cifras: identifican el centro de detenci¨®n del que lleg¨® la v¨ªctima, el n¨²mero de detenido que all¨ª le asignaron y el que le asign¨® el forense al cad¨¢ver.
1229
215
4745
N¨²mero de detenido, asignado a cada preso por el centro de detenci¨®n
N¨²mero del centro de detenci¨®n, en este caso la llamada "prisi¨®n de la muerte"
N¨²mero de muerto, asignado a los cad¨¢veres por el forense del hospital militar
Estos libros son la contabilidad de los muertos. Los informes de los forenses, que tambi¨¦n filtr¨® C¨¦sar, indican d¨®nde estaban detenidas las v¨ªctimas ¨Cen este ejemplo en la unidad 215 apodada ¡°la prisi¨®n de la muerte¡± ¨C y a qu¨¦ morgue fueron trasladadas: el hospital militar 601 de Damasco.
En el hospital 601 lleg¨® a haber tantos cad¨¢veres que no cab¨ªan en las c¨¢maras refrigeradas de la morgue. Entonces empezaron a almacenarlos en los garajes que serv¨ªan para reparar los veh¨ªculos militares averiados.
Si el GPS de la c¨¢mara estaba activado, los metadatos de las fotograf¨ªas del Informe C¨¦sar permiten comprobar d¨®nde fueron tomadas. La organizaci¨®n Human Rights Watch public¨® en 2015 un exhaustivo dossier titulado Si los muertos hablasen, en el que expertos forenses analizaban las im¨¢genes y geolocalizaban varias de ellas. Desde cada una de estas fotos, la tecnolog¨ªa permite hacer un viaje siniestro al lugar de los hechos. Es este:
En septiembre de 2017, el Caesar Files Group, junto con ECCHR, present¨® una querella criminal ante la Fiscal¨ªa General en Karlsruhe contra algunos responsables de los servicios de inteligencia y la polic¨ªa militar, utilizando las im¨¢genes como prueba.
Preguntada por este diario, la Fiscal¨ªa General alemana explica que no pueden dar detalles de la marcha de las investigaciones, pero en un correo electr¨®nico confirman que ¡°en relaci¨®n con la guerra civil y los cr¨ªmenes de guerra en Siria, en particular los cometidos tambi¨¦n por el r¨¦gimen sirio, estamos llevando a cabo un proceso estructural. Estamos analizando los llamados archivos C¨¦sar, que muestran la crueldad del r¨¦gimen de El Asad. Muestran numerosos cad¨¢veres con signos de distintos tipos de tortura. [¡] Tenemos estas im¨¢genes desde 2016 y un instituto forense las est¨¢ analizando. En este contexto se trata de identificar a los cad¨¢veres y de establecer la causa de su muerte. Las investigaciones siguen su marcha¡±. Respecto a la orden de detenci¨®n internacional contra Jamil Hassan, que desvel¨® Der Spiegel y que confirman los abogados, la Fiscal¨ªa no la desmiente, pero tampoco lo confirma oficialmente, como suele hacer en estos casos.
Ibrahim Alkasem, un abogado sirio que representa al Caesar Files Group accede a encontrarse con este diario bajo condici¨®n de que no se desvele en qu¨¦ pa¨ªs vive, ni d¨®nde transcurre la entrevista. ¡°Desde 2011 recogemos papeles, testimonios de v¨ªctimas, documentos de las transferencias de una c¨¢rcel a otra, v¨ªdeos¡±, explica. ¡°Las im¨¢genes muestran claramente que ha habido torturas con m¨¦todos sistem¨¢ticos y que los perpetradores siguen un patr¨®n e instrucciones concretas. Los archivos del Informe C¨¦sar son solo una parte de esas evidencias¡±, apunta el abogado que tambi¨¦n recopila documentos oficiales que muestran c¨®mo opera la cadena de mando del r¨¦gimen sirio.
De momento, la batalla legal se centra en Alemania, aunque tambi¨¦n se han abierto casos de menor envergadura en Espa?a, Austria, Suecia y Francia. Pero m¨¢s all¨¢ de juicios m¨¢s o menos simb¨®licos in absentia, la batalla se juega a corto, medio y tambi¨¦n largo plazo. ¡°La justicia alemana ha comprendido que es importante guardar pruebas para luego poder abrir casos espec¨ªficos, que es un trabajo que no pueden hacer solo las ONG y esa es una novedad muy importante¡±, explica Julia Geneuss, experta en justicia universal de la Universidad de Hamburgo. ¡°Al principio Alemania era muy cautelosa con los casos de justicia universal, pero se ha dado cuenta de que lo importante no es tanto un juicio concreto que se celebre aqu¨ª como que las pruebas se puedan utilizar m¨¢s adelante en tribunales internacionales¡±. Geneuss sostiene que Alemania es el pa¨ªs europeo con una interpretaci¨®n de la justicia universal m¨¢s amplia, donde se puede iniciar un proceso sin que por ejemplo haya v¨ªctimas alemanas como sucede en otros pa¨ªses de la UE.
[PRUEBA 3. Los documentos de la cadena de mando]
Muy lejos de all¨ª, en otra ciudad europea, que de momento tambi¨¦n debe permanecer en secreto, la Comisi¨®n para la Justicia Internacional y la Responsabilidad (CIJA) clasifica con mimo las pruebas documentales de los abusos. Repartidos por Europa y Oriente Pr¨®ximo, 145 expertos legales han recopilado ya 800.000 p¨¢ginas.
Su experiencia en Yugoslavia, Camboya o Ruanda les ha hecho darse cuenta de que para montar un proceso contra un r¨¦gimen no basta con el relato de las v¨ªctimas. Resulta imprescindible disponer de pruebas del organigrama jer¨¢rquico del terror. Pruebas que documenten qui¨¦n es qui¨¦n y qu¨¦ puesto ocupaba en qu¨¦ momento y qu¨¦ conocimiento y responsabilidad ten¨ªa en lo que estaba pasando.
Esos fardos de papeles han ido saliendo de Siria en los ¨²ltimos a?os gracias a una compleja operaci¨®n log¨ªstica:
Personas contadas tienen acceso a este dep¨®sito del terror controlado por una c¨¢mara de seguridad. Antes de entrar, hay que firmar un documento con la hora de entrada y la de salida. Dentro, 265 cajas marrones, todas id¨¦nticas guardan carpetas etiquetadas con c¨®digos de barras y con papeles que son la llave de la justicia en Siria. En uno de ellos por ejemplo, rubricado en la oficina de Seguridad Nacional, aparece una lista de categor¨ªas de personas a las que se ordena detener: manifestantes, organizadores de protestas, personas que tengan contacto con periodistas extranjeros¡ ¡°L¨ªmpiense todos los sectores de estas personas¡±, reza el documento. En otro, se pide que los resultados que los nuevos nombres que emanen de interrogatorios se env¨ªen de vuelta a la oficina de Seguridad Nacional. Hay tambi¨¦n notas tomadas durante los interrogatorios.
Nerma Jelacic, subdirectora de CIJA con una dilatada experiencia en el tribunal de Yugoslavia, explica que ¡°no basta con un papel con la firma de alguien, hay que tener todo el conjunto de documentos al que pertenece ese papel para demostrar su autenticidad, porque si no, son pruebas muy f¨¢ciles de derribar en un proceso judicial¡±.
Jelacic cuenta que en el caso de la guerra de Bosnia, el tribunal se form¨® en 1993, dos a?os antes de la matanza de Srebrenica, pero no fue hasta siete a?os despu¨¦s cuando se pudo llevar a los responsables ante la justicia. Para Jelacic, uno de los problemas fue la falta de evidencias que pudieran probar que personas como Mladic estaban al corriente de lo que suced¨ªa
La idea es hacer acopio de las pruebas en pleno conflicto. No se puede esperar a que acabe la guerra, porque entonces ser¨¢ demasiado tarde. ¡°Parte de los lugares en los que rescatamos esos documentos han sido reconquistados por el r¨¦gimen y ahora ya no ser¨ªa posible recuperarlos¡±, explica Chris Engels, director de investigaciones y operaciones de CIJA, quien asegura que nunca se han guardado tantos documentos mientras hay una guerra activa. ¡°La evidencia de torturas es enorme. Hay miles de relatos que son muy similares, las mismas preguntas, los mismos m¨¦todos de tortura¡¡±. En CIJA trabajan tambi¨¦n con evidencias de cr¨ªmenes cometidos por los grupos opositores.
¡°Lo que estamos haciendo es muy revolucionario. Hemos completado ya 10 casos, siete de ellos de altos cargos del r¨¦gimen, ahora lo que nos falta es un tribunal que pueda juzgarlos. Hace falta voluntad pol¨ªtica y de momento no la hay. Pero la habr¨¢ y para entonces, tendremos todas las pruebas preparadas¡±, explica Jelacic.
Los papeles servir¨¢n para un macro caso de justicia internacional el d¨ªa que China y Rusia dejen de boicotear una investigaci¨®n de cr¨ªmenes de guerra en Siria. Pero a la vez, esas pruebas sirven para armar casos judiciales en tiempo real. Cada vez hay m¨¢s perpetradores que viven en Europa y que han ido llegando camuflados como refugiados. CIJA proporciona pruebas a una docena de pa¨ªses que trabajan para llevar a juicio a sospechosos, muchos cargos intermedios, que s¨ª est¨¢n en Europa
A finales de 2016, la asamblea general de Naciones Unidas cre¨® un Mecanismo para la Investigaci¨®n Independiente en Siria dedicado a preservar y analizar evidencias de cr¨ªmenes y violaciones del derecho internacional y a preparar dosieres judiciales de apoyo a los casos que se abran en los tribunales nacionales.
De momento, la batalla legal contra Al Asad se centra en Alemania, aunque tambi¨¦n se han abierto casos de menor envergadura en Espa?a, Austria, Suecia y Francia.
Wolfgang Kaleck es el fundador del ECCHR, que ha logrado que se emita la orden de detenci¨®n internacional contra Hassan. Kaleck cree que hay una ¡°ola de jurisdicci¨®n universal¡± en Alemania y en el norte de Europa, y aunque no piensa que los responsables vayan a caer de un d¨ªa para otro, considera muy necesario que se dicten ¨®rdenes de detenci¨®n internacional. ¡°Si una corte superior de justicia alemana est¨¢ investigando cr¨ªmenes en Siria y se?ala como m¨¢ximos responsables al r¨¦gimen de El Asad, eso tiene mucha fuerza¡±, afirma Kaleck.
¡°Los responsables no van a poder ser juzgados in absentia, pero las ¨®rdenes de detenci¨®n internacionales env¨ªan el mensaje a los perpetradores que los cr¨ªmenes no quedan impunes¡±, corrobora Mar¨ªa Elena Vignoli, experta en justicia internacional de Human Rights Watch.
Por eso, para muchos refugiados sirios, la justicia alemana es ahora su ¨²nica esperanza. Maryam Alhallak es una de ellos, en 2012 se llevaron a su hijo...
En 2012 su hijo fue detenido en la Universidad de Damasco
La raz¨®n: pertenecer al sindicato de estudiantes
Lo llevaron al centro 215
¡°La prisi¨®n de la muerte¡±
Un compa?ero le cont¨® a su madre lo que ocurri¨®
Maryam Alhallak testific¨® ante la Fiscal¨ªa el pasado julio. Cont¨® c¨®mo consigui¨® confirmar que su hijo hab¨ªa muerto cuando le vio en una imagen del Informe C¨¦sar. Antes, en Damasco, hab¨ªa pasado tres a?os buscando su cuerpo sin ¨¦xito, llamando a todas las puertas posibles de la burocracia siria. ¡°El Gobierno me buscaba y me quer¨ªa detener. Iba a preguntar a todos los oficiales y por eso me persegu¨ªan y me echaron de mi casa¡±, cuenta. Una madre coraje a la que nadie quer¨ªa escuchar. La Fiscal¨ªa alemana s¨ª ha querido o¨ªr su historia, que es la de su hijo, supervisor en la facultad de Odontolog¨ªa. ¡°No hab¨ªa ninguna acusaci¨®n contra ¨¦l¡±, contin¨²a la madre. Se le corta la voz. Respira, coge fuerzas y sigue. ¡°Tengo mucha esperanza¡±, dice sobre la causa abierta en Alemania. ¡°Lo ¨²nico que nos queda es la justicia¡±.