La cuota ¡®people¡¯ de Macron
St¨¦phane Bern, peculiar y polifac¨¦tico personaje, conecta al presidente franc¨¦s con la cultura popular
No se entiende a Emmanuel Macron sin su vertiente intelectual: un presidente cultivado, formado con un fil¨®sofo de primera fila como Paul Ricoeur, y dotado de una visi¨®n literaria de la vida y del poder. Por primera vez desde Fran?ois Mitterrand, Francia tiene un jefe de Estado imbuido en la alta cultura.
Pero tampoco puede entenderse a Macron si se ignora su conexi¨®n ¨ªntima con la cultura popular. Su ascenso fulgurante es el resultado, entre otros factores, de un uso h¨¢bil de la prensa del coraz¨®n. La escenificaci¨®n de Macron junto a su esposa, Brigitte, en las portadas de revistas como Paris Match fue clave en la campa?a. Y una vez en el poder, ha sabido aparecer en momentos puntuales, como la muerte de Johnny Hallyday, el Elvis franc¨¦s, como un presidente que puede sintonizar con la Francia popular, alejada del cogollo pol¨ªtico-intelectual parisiense.
En la vertiente m¨¢s popular ¡ªo populista¡ª del presidente franc¨¦s, en su habilidad para aparecer no s¨®lo como el presidente de los intelectuales, sino de la cultura popular e incluso del universo people, St¨¦phane Bern es una pieza fundamental. Sin sueldo y sin despacho, Bern, de 54 a?os, recibi¨® en septiembre un encargo particular. Conocido como cronista de las casas reales y como divulgador de la historia, ostenta el t¨ªtulo oficioso de monsieur patrimoine (se?or patrimonio). Su misi¨®n consiste en detectar el patrimonio franc¨¦s en peligro y encontrar la financiaci¨®n para rescatarlo.
Algunos historiadores le ven como un divulgador que promueve un relato nacional basado en h¨¦roes
Bern es una figura particular: un periodista del coraz¨®n, pero tambi¨¦n autor de libros y series sobre la historia de Francia; un activista para la preservaci¨®n del patrimonio y a la vez un famoso que en menos de un a?o ha salido ya dos veces en la portada de Paris Match. Parece omnipresente. El fin de semana pasado retransmiti¨® la boda del pr¨ªncipe Enrique y de Meghan Markle en France 2, la cadena p¨²blica donde se emite su serie televisiva Secretos de la historia. Tambi¨¦n presenta un programa radiof¨®nico en la privada RTL. Y publica libros de la serie Secretos de la historia o de otra titulada Los porqu¨¦s de la historia, vol¨²menes con ilustraciones vistosas y letra grande, que inciden en la historia de los grandes personajes o en las an¨¦cdotas jugosas. Antes que monsieur patrimoine, Bern ya era algo as¨ª como el divulgador en jefe, el hombre que sab¨ªa contar la historia de manera entretenida para un p¨²blico que no ten¨ªa forzosamente el tiempo ni la preparaci¨®n para sumergirse en ensayos sesudos ni en debates atormentados sobre el pasado franc¨¦s.
La divulgaci¨®n a¨²n topa en este pa¨ªs con suspicacias entre las ¨¦lites. No es casualidad que la palabra que se usa sea vulgarizaci¨®n. Pero Francia, que desde hace siglos es una potencia mundial en la producci¨®n de alta cultura, tambi¨¦n lo es de cultura popular. Y esto lo ha entendido Macron, quien entr¨® en contacto con Bern por medio de Brigitte Macron, seguidora de sus programas, y lo incorpor¨® al grupo de personas que le asesoraban. La noche del 23 de abril de 2017, Bern figuraba en la lista selecta de invitados a la brasserie La Rotonde, en Par¨ªs, donde Macron celebr¨® la victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. La fiesta encendi¨® una pol¨¦mica porque, al rodearse de celebridades como Bern y otros, el futuro presidente de la Rep¨²blica aparentemente ofrec¨ªa una imagen demasiado fr¨ªvola.
Los esfuerzos para preservar el patrimonio datan de la Revoluci¨®n, cuando el ¨ªmpetu revolucionario amenazaba con destruirlo. Se trataba, en este momento, de conservar unos monumentos que eran ¡°parte integrante de la identidad nacional¡±, seg¨²n recuerda un informe del Senado. El informe explica que no fue hasta 1830, durante el periodo de la llamada Monarqu¨ªa de Julio, cuando se estableci¨® una verdadera pol¨ªtica del patrimonio, con la creaci¨®n del cargo de inspector general de los monumentos hist¨®ricos, que ocup¨® Prosper M¨¦rim¨¦e, el autor de Carmen.
Es una figura particular: periodista del coraz¨®n y tambi¨¦n autor de libros sobre la historia de Francia
Bern no es M¨¦rim¨¦e, pero el patrimonio sigue siendo parte esencial de la identidad: son las piedras del pasado, la conexi¨®n de la Francia actual con la de hace mil a?os, lo que diferencia a este pa¨ªs de Estados Unidos, pa¨ªs de lo nuevo, o de Alemania, cuyo patrimonio desapareci¨® en gran medida bajo las bombas de la II Guerra Mundial. Una de las propuestas de Bern ha sido crear una loter¨ªa para recaudar entre 15 y 20 millones de euros destinados a la rehabilitaci¨®n de 250 lugares. El proyecto ha causado las primeras fricciones con la burocracia y Bern ha dado un golpe en la mesa. ¡°?Me cabreo con todo el mundo! La gente descubre que el tipo simp¨¢tico, uno de los presentadores m¨¢s queridos por los franceses, se pasa el d¨ªa pegando gritos¡±, dijo en una entrevista con Le Monde.
Las resistencias no aparecen s¨®lo en el funcionariado. Tambi¨¦n entre historiadores que ven en Bern, primero, un intruso y, m¨¢s grave, un representante de un grupo de divulgadores que en los ¨²ltimos a?os han promovido una versi¨®n heroica de la historia, un relato nacional basado en h¨¦roes y gestas que oculta la otra historia, la de los claroscuros. En una entrevista en el semanario L¡¯Obs, el historiador Nicolas Offenstadt defini¨® a Bern como uno m¨¢s de ¡°estos histriones (¡) que convierten la historia en un terreno de diversi¨®n y que usan su visibilidad medi¨¢tica para presentar un discurso pol¨ªtico claramente reaccionario que defiende una visi¨®n miedosa de Francia y su historia¡±.
Bern ser¨ªa la ant¨ªtesis de historiadores como Patrick Boucheron, profesor en el Coll¨¨ge de France y coordinador de la exitosa Historia mundial de Francia, libro que intenta contar la historia del pa¨ªs en su contexto internacional y que ha sido acusado de desnacionalizar la historia, de erosionar el relato nacional.
Macron, en su lectura de la historia, parece inclinarse m¨¢s por el bando de Boucheron, pero tambi¨¦n es un presidente que pretende reforzar los s¨ªmbolos nacionales y realzar el car¨¢cter mon¨¢rquico de la instituci¨®n presidencial bajo la V Rep¨²blica. Bern, que no es ide¨®logo pero es mon¨¢rquico, aparece como el personaje id¨®neo para la funci¨®n.
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