Los habitantes del puerto yemen¨ª de Hodeida intentan huir de los bombardeos saud¨ªes
Los rebeldes Huthi se atrincheran en los barrios residenciales de esa importante ciudad portuaria de Yemen
La batalla por el puerto yemen¨ª de Hodeida continua por segundo d¨ªa consecutivo este jueves. Aviones y barcos de guerra de la coalici¨®n ¨¢rabe liderada por Arabia Saud¨ª siguen bombardeando posiciones de los Huthi, el grupo rebelde que controla la ciudad desde que se hizo con el poder en San¨¢ a finales de 2014. Es la primera vez que la alianza trata de capturar una urbe de ese tama?o e importancia estrat¨¦gica desde su intervenci¨®n en Yemen en marzo de 2015. La operaci¨®n ha desatado la huida de numerosos habitantes y hace temer que se agrave la crisis humanitaria que sufre el pa¨ªs.
¡°La coalici¨®n ha rodeado el aeropuerto y algunos barrios del sur, mientras que las fuerzas Huthi se est¨¢n atrincherando en ¨¢reas residenciales de la ciudad, colocado francotiradores en los tejados, y cerrando la salida de la poblaci¨®n. Es un desastre¡±, relata a EL PA?S un ingeniero residente en San¨¢ tras hablar con un pariente atrapado en Hodeida. La fuente cuenta que la coalici¨®n est¨¢ instalando campamentos de acogida para los que escapan de los combates, aunque no est¨¢ claro que sea f¨¢cil lograrlo.
De acuerdo fuentes citadas por Reuters, la coalici¨®n ha bombardeado la principal carretera que une Hodeida con la capital para impedir el env¨ªo de refuerzos a los rebeldes, algo que tambi¨¦n dificultar¨ªa la huida de la poblaci¨®n. Sea quien sea el responsable, bloquear la salida de los civiles convertir¨ªa en una ratonera esa ciudad que con sus alrededores suma 600.000 habitantes.
Por ahora, sin embargo, el puerto sigue abierto, seg¨²n declaraciones de su director, Daud Fadhel, a la agencia France Presse. Este extremo tambi¨¦n ha sido confirmado por un portavoz de la ONG francesa Acci¨®n Contra el Hambre (ACF, en sus siglas francesas). ¡°La mayor¨ªa de los combates se desarrollan cerca del aeropuerto. La ciudad no ha sido bombardeada este jueves. El puerto estaba abierto y funcionaba¡±, ha asegurado Jon Cunliffe, jefe de operaciones para Oriente Pr¨®ximo de ACF.
Arabia Saudi y Emiratos ?rabes Unidos (EAU), dos pa¨ªses ¨¢rabes de mayor¨ªa sun¨ª que aspiran a liderar la regi¨®n, vieron la toma del poder por los Huthi en 2014 como fruto del expansionismo de su rival Ir¨¢n, autoerigido en faro de los chi¨ªes (la otra gran rama del islam). Con el fin de frenarlos, han recabado apoyo y tropas de otros Estados ¨¢rabes, con limitado ¨¦xito. A parte de la participaci¨®n simb¨®lica de Bahr¨¦in, Kuwait, Egipto, Jordania y Marruecos, s¨®lo Sud¨¢n ha enviado soldados a la campa?a que sobre el terreno dirige EAU. ?ste, cuyas fuerzas han entrenado a la amalgama de milicias yemen¨ªes que se enfrentan a los rebeldes, ha anunciado la muerte de otros cuatro de sus hombres en Yemen, sin precisar las circunstancias.
Los Huthi, nombre de un clan por el que se conoce al grupo Ansarullah (literalmente Partidarios de Dios), son un movimiento pol¨ªtico y milicia surgido de la marginaci¨®n de la comunidad zayd¨ª, una minor¨ªa chi¨ª cuyos l¨ªderes religiosos gobernaron Yemen hasta 1962 y que suma un tercio de la poblaci¨®n. Tras librar seis guerras contra el gobierno de Ali Abdal¨¢ Saleh, aprovecharon la debilidad de su sucesor, Abdrabbo Mansur Hadi, y el descontento popular con la transici¨®n democr¨¢tica para impulsar una revuelta, que hizo huir a Hadi y dio a Riad el pretexto formal para intervenir.
Lo que era un conflicto civil de baja intensidad se convirti¨® entonces en una guerra abierta con intereses regionales cruzados. Aunque inicialmente la coalici¨®n logr¨® expulsar a las fuerzas Huthi del sur (donde carec¨ªan de apoyos locales y su avance se hab¨ªa apoyado en el Ej¨¦rcito, que a¨²n se manten¨ªa leal al depuesto Saleh), pronto qued¨® en evidencia su incapacidad para recuperar la capital y el noroeste del pa¨ªs, donde los Huthi tienen su feudo y donde vive el 70% de la poblaci¨®n (que no necesariamente simpatiza con ellos ni con el r¨ªgido control social que han impuesto).
La guerra de desgaste, con el bloqueo de las regiones bajo control Huthi y, sobre todo, los bombardeos saud¨ªes sobre sus posiciones, ha provocado una cat¨¢strofe humana sin precedentes. Los combates han causado cerca de 10.000 muertos civiles y obligado a abandonar sus casas a dos millones de personas. Hoy el 80% de los 27 millones de yemen¨ªes necesita ayuda internacional para subsistir y un tercio est¨¢ al borde de la hambruna, seg¨²n la ONU, que el lunes evacu¨® a su personal internacional de Hodeida.
La toma de ese puerto, el ¨²nico en manos Huthi, dar¨ªa una indudable baza a la coalici¨®n para cambiar el curso de la guerra, que ya ha entrado en su cuarto a?o. Pero tambi¨¦n supondr¨ªa cortar la principal l¨ªnea de suministro para dos tercios de los yemen¨ªes, que ya se encuentran al l¨ªmite. De ah¨ª la alarma lanzada tanto por el enviado especial de Naciones Unidas, Martin Griffiths, cuya mediaci¨®n no ha prosperado, como por las ONG que trabajan en Yemen.
¡°Este ataque no s¨®lo pone en riesgo m¨¢s vidas, sino la l¨ªnea de abastecimiento de millones de yemen¨ªes. Las importaciones de alimentos ya estaban en los niveles m¨¢s bajos desde que comenz¨® el conflicto y el precio de los productos b¨¢sicos ha aumentado en un tercio¡±, advert¨ªa Jolien Veldwijk, la representante de la ONG CARE en Yemen, en v¨ªsperas de la operaci¨®n.
El Consejo de Seguridad de la ONU se re¨²ne esta noche a puerta cerrada para analizar la ofensiva, a petici¨®n de Reino Unido. Los Huthi han acusado a Occidente del asalto porque estiman que no se hubiera lanzado sin su visto bueno. Pero aunque Estados Unidos, Reino Unido y Francia venden armas a los pa¨ªses de la coalici¨®n por millones de euros, y en el caso de EE UU incluso les ha dado apoyo log¨ªstico para las operaciones a¨¦reas, todos han evitado implicarse abiertamente en el conflicto.
De momento, la presi¨®n internacional ha llevado a Arabia Saud¨ª y EAU a anunciar un plan de ayuda urgente para Hodeida que incluye el establecimiento de sendas l¨ªneas mar¨ªtimas desde Abu Dhabi, la capital emirat¨ª, y Jizan, en la costa saud¨ª del mar Rojo.
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