La ambici¨®n de Ricardo Anaya fracasa con el Frente
El candidato conservador no logra rentabilizar la ola de descontento que recorre el pa¨ªs y su derrota abre una catarata de interrogantes sobre el futuro pol¨ªtico de la particular coalici¨®n de izquierda y derecha
La ambiciosa aventura de Ricardo Anaya ha quedado truncada en las elecciones presidenciales del 1 de julio. No hizo falta si quiera esperar a los resultados oficiales, que confirmaron una distancia de m¨¢s de 30 puntos a favor del ganador. El candidato de Por M¨¦xico al Frente, una improbable coalici¨®n de las dos fuerzas tradicionales de izquierda y derecha mexicana, sali¨® a la palestra apenas una hora despu¨¦s de que cerraran todas las casillas del pa¨ªs para reconocer la derrota: "Porque soy un dem¨®crata digo que la informaci¨®n de los resultados me indica que la tendencia favorece a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Como le expres¨¦ v¨ªa telef¨®nica, le deseo el mejor de los ¨¦xitos"
La aventura comenz¨® en octubre del a?o pasado, cuando las c¨²pulas del PAN, conservador, Movimiento Ciudadano, fundado por un expriista, y las ruinas del izquierdista Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD), decidieron aunar fuerzas bajo una ¨²nica premisa: alcanzar la cima presidencial en tiempos de quiebra del sistema de partidos requer¨ªa de una nueva marca electoral.
La estrategia ¨Cplagada de intrigas, obst¨¢culos y cr¨ªticas en el seno de una coalici¨®n que ya hab¨ªa probado suerte en los pasados comicios estatales¨C no ha logrado su objetivo. Tras el fiasco, apenas un 20% de los votos que le colocan en el segudo lugar, se abre ahora una catarata de interrogantes en torno al futuro de la coalici¨®n y a los partidos que los integran.
La palanca que deb¨ªa detonar los apoyos electorales m¨¢s all¨¢ de la te¨®rica incompatibilidad ideol¨®gica era encarnar la renovaci¨®n pol¨ªtica, subirse a la ola de cambio que recorre a un pa¨ªs hastiado por graves problemas institucionales. Unas taras representadas esta legislatura por el retorno de un PRI que prometi¨® una limpieza a fondo, pero que ha acabado tropezando con la misma piedra y hundi¨¦ndose en una nueva crisis existencial. ¡°La ciudadan¨ªa quer¨ªa un cambio y eligi¨® a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador¡±, reconoci¨® Anaya.
Los resultados electorales preliminares, el conocido como conteo r¨¢pido, han confirmado los sondeos que apuntaban a que cerca de las tres cuartas partes del pa¨ªs nunca votar¨ªa por el PRI y hund¨ªan los niveles de popularidad de Pe?a Nieto hasta los registros m¨¢s bajos en la historia de un mandatario mexicano
¡°Hay dos alternativas de cambio. La de las ideas viejas y cansadas y la de esta coalici¨®n, con visi¨®n de futuro¡±, dec¨ªa Ricardo Anaya el d¨ªa de la presentaci¨®n de la coalici¨®n, delimitando el terreno de juego que a priori le era m¨¢s favorable en su batalla contra L¨®pez Obrador: el cambio enojado y obtuso frente al ¡°cambio inteligente¡±.
La campa?a del Frente no ha sido capaz, sin embargo, de capitalizar el hartazgo ciudadano con la violencia, la corrupci¨®n, la impunidad o la desigualdad. En gran medida, porque Anaya no ha logrado escapar de un escenario de fuego cruzado. Hacia arriba, su enfrentamiento con el puntero en las encuestas. Hacia abajo, una dura guerra por distanciarse del candidato priista, Jos¨¦ Antonio Mead, que apenas ha logrado un 16% de los votos seg¨²n el conteo r¨¢pido. Del compromiso de llevar hasta la c¨¢rcel a Pe?a Nieto si se comprobaran los casos de corrupci¨®n que ha sobrevolado durante la legislatura, a tender la mano al expresidente para fraguar un frente anti AMLO, para retractarse despu¨¦s y volver a marcar distancias con el Gobierno.
Su enmara?ada disputa con el PRI le ha desgastado en su objetivo de alcanzar al candidato de Morena, rodeando de ruido la baza del cambio sin sobresaltos, amigable para el empresariado y las ¨¦lites del pa¨ªs ¨Cque mostraron p¨²blicamente su voto favorable¨C, sagaz en materia tecnol¨®gica y defensor de la separaci¨®n de poderes con su propuesta de la designaci¨®n de un fiscal general independiente.
La campa?a de Anaya ha estado regada de acusaciones de corrupci¨®n, desde una investigaci¨®n de la fiscal¨ªa por supuesta compra fraudulenta de una nave industrial en el estado donde comenz¨® su carrera pol¨ªtica, Quer¨¦taro; al financiamiento ilegal de la campa?a a trav¨¦s de una aparente operaci¨®n de lavado de dinero. A cada una de las acusaciones o filtraciones de supuestas pruebas, Anaya ha respondido culpabilizando al Gobierno. Un alegato que repiti¨® la noche electoral durante su intervenci¨®n: "El gobierno federal ha utilizado facciosamente a la PGR [fiscal¨ªa] y a otras instituciones para golpear mi campa?a y lastrar mi candidatura".
La derrota en las presidenciales abre un abismo en el futuro de la particular coalici¨®n, nacida como plataforma parar propulsar hasta Los Pinos a Anaya, a sus 39 a?os, un candidato meteorito: en 2000 se afiliaba al PAN, en 2015 conquistaba la presidencia del partido y, dos a?os despu¨¦s, se alzaba como candidato de confluencia a la terna presidencial dejando por el camino a pesos pesados como Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calder¨®n; y el jefe de Gobierno de la Ciudad de M¨¦xico, el perredista Miguel ?ngel Mancera.
Truncado el objetivo, las voces que durante toda la compa?a han advertido que no tiene sentido mantener el Frente si se perd¨ªan las elecciones sonar¨¢n con m¨¢s fuerza. Desde los siete de los 12 gobernadores del PAN que la semana pasada lanzaron el guante a L¨®pez Obrador, a los cuadros de la formaci¨®n derechista que claman por una refundaci¨®n del partido.
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