Velas encendidas (Parque de Los Deseos, Medell¨ªn)
Cuando a un Estado le queda grande un mapa, ciertos lugares empiezan a ser sitiados, sometidos, regidos, por matones
Esta es la peor, la m¨¢s monstruosa, de las frases colombianas de estos a?os: ¡°Mataron a otro l¨ªder social que iban a matar¡±. Seg¨²n Indepaz, que lleva cuatro d¨¦cadas reclamando el derecho a la vida ac¨¢ en Colombia, de enero de 2016 a junio de 2018 fueron asesinados 311 defensores de los derechos de todos: una mujer o un hombre cada tercer d¨ªa, 311 en total, un exterminio enfrente de uno. Este a?o, que apenas va por la mitad, ya han matado a 123 personas a unos pasos de sus familias: porque respaldaban los acuerdos de paz, porque pon¨ªan la cara en procesos de restituci¨®n de tierras, porque denunciaban a los grupos ilegales que han querido tomarse los lugares que fueron de las FARC, porque peleaban por la sustituci¨®n de cultivos de coca, pero sobre todo porque en este pa¨ªs impune a¨²n hay villanos de cine del Oeste que no ven por qu¨¦ no matar.
Entiende uno el asunto cuando escucha una grabaci¨®n espeluznante, revelada en las redes sociales, en la que un paramilitar amenaza de muerte a una profesora del sur de Bol¨ªvar porque s¨ª, por ser ella: el criminal llama ¡°grosera¡± a la se?ora Deyanira Ballesta por responderle con coraje a su ultim¨¢tum ¨C¡°a m¨ª usted no me habla as¨ª¡±, le advierte el hombre desencajado e implacable¨C porque, cuando a un Estado le queda grande un mapa, ciertos lugares empiezan a ser sitiados, sometidos, regidos, por matones perdidos en su propia l¨®gica. Silencio. Aqu¨ª se hace lo que a m¨ª me da la gana. Si yo le digo que se muera, usted se muere. ?Y qui¨¦n va a decirles que no? ?El Gobierno saliente o el Gobierno entrante? ?El Ej¨¦rcito Nacional de Colombia? ?La Fiscal¨ªa? ?La prensa que ha estado llevando la cuenta de los asesinatos?
El viernes pasado, a las seis de la tarde, la sociedad civil se tom¨® las plazas de cincuenta ciudades del mundo para encender velas por las vidas de los l¨ªderes; para dejar en claro que se da cuenta del exterminio que est¨¢ ocurriendo ahora mismo; para poner en blanco y negro que los asesinatos han sido sistem¨¢ticos porque han sido agresiones contra las personas que defendieron la paz lejos de las grandes ciudades; para notificarles a los grupos ilegales que s¨ª hay ley y s¨ª hay Dios y s¨ª hay pa¨ªs que est¨¢ mirando. Fue una movilizaci¨®n de verdad. Si uno ve ¨Cpor ejemplo¨C lo que sucedi¨® en el emblem¨¢tico Parque de Los Deseos, un lugar para la cultura en aquella Medell¨ªn que ha hecho tanto para librarse de sus guerras y de sus estigmas, es testigo de un plant¨®n pac¨ªfico y esperanzador como una dolida guardia de todas las generaciones.
Este lunes el presidente Santos firm¨® tanto el Estatuto que establece las garant¨ªas de la oposici¨®n aqu¨ª en Colombia como la esperanzadora ley para el sometimiento colectivo de las bandas criminales que siguen gobernando ¨Co sea volviendo infiernos¨C ciertos municipios del pa¨ªs. Pero ninguna buena noticia ser¨¢ suficiente si el presidente Duque, que el viernes rechaz¨® con claridad los cr¨ªmenes y el lunes firm¨® el pacto por la defensa de los l¨ªderes sociales, no consigue convencer al pa¨ªs de que encender velas por las vidas de los que van a morir no es un gesto de izquierda: resulta incre¨ªble que c¨ªnicos e insensatos de su propio partido, m¨¢s uribistas que Uribe, no hayan querido entender que la llamada ¡°velat¨®n¡± no era una jugada para entorpecer al Gobierno entrante, sino una plegaria urgente ¨Cy un llamado al Gobierno saliente y al Gobierno entrante¨C para que nadie haga pol¨ªtica con armas y nadie se vea obligado en la pr¨®xima hora a dar la noticia de que ha sido asesinado otro u otra l¨ªder en Ituango, en Tumaco, en Guacar¨ª, en C¨¢ceres.
311, 312, 313 personas asesinadas por defender sus derechos: hay que haber renunciado a la piedad para encontrarle un ¡°pero¡± a esa noticia
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