El debate migratorio acent¨²a el desencuentro entre Espa?a e Italia
No cabe mayor distancia simb¨®lica entre la filantrop¨ªa esc¨¦nica de Pedro S¨¢nchez y la reputaci¨®n xen¨®foba de Matteo Salvini
Italia cierra los puertos a los inmigrantes, Espa?a los abre y acoge a los rescatados del Aquarius. Pero las posiciones de Madrid y Roma no son tan diferentes en materia de inmigraci¨®n, ni las discrepancias que alientan la actual guerra fr¨ªa son estrictamente contempor¨¢neas. La ¨²ltima cumbre bilateral se celebr¨® en enero de 2014 (con Enrico Letta y Mariano Rajoy), prueba de un distanciamiento que se ha exagerado expl¨ªcitamente con los nuevos Gobiernos en ambos pa¨ªses: Pedro S¨¢nchez es la contrafigura de Matteo Salvini. Y viceversa.
No cabe, en efecto, mayor distancia simb¨®lica entre la filantrop¨ªa esc¨¦nica del l¨ªder socialista y la reputaci¨®n xen¨®foba del ministro de Interior leguista, pero la incomodidad que ocasionan las respectivas propagandas ¡ªla mano abierta, la mano dura¡ª no contradice la necesidad y la obligaci¨®n de entenderse. Porque la presi¨®n migratoria es un problema com¨²n en la frontera meridional de Europa. Porque los dos pa¨ªses invocan la urgencia de una soluci¨®n comunitaria. Y porque tanto los ministros Jos¨¦ Borrell (Exteriores) como Jos¨¦ Luis ?balos (Fomento) han sido inequ¨ªvocos en se?alar que Espa?a no puede asumir la responsabilidad de alojar todos los barcos a la deriva ni amortiguar el problema general.
¡°La recepci¨®n del Aquarius fue una medida cosm¨¦tica, un alarde propagand¨ªstico que pretend¨ªa asear desde el principio la imagen de Pedro S¨¢nchez¡±, explica el exministro de Exteriores del PP Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo. ¡°Fue un gesto, y no la definici¨®n de una pol¨ªtica migratoria. Urge que Espa?a e Italia convoquen una cumbre bilateral y que establezcan un contrapeso meridional lejos de sus respectivas conveniencias particulares¡±.
Existe unanimidad en los medios diplom¨¢ticos sobre el recelo con que Espa?a e Italia se han observado. M¨¢s que naciones con intereses comunes, han competido por granjearse el papel del socio meridional privilegiado de Alemania. S¨¢nchez se apresur¨® incluso a colocarse entre Emmanuel Macron y Angela Merkel. No solo para la fotograf¨ªa de su ungimiento, sino como un pretexto geopol¨ªtico llamado a escenificar la condici¨®n de aliado leal, ahora que Italia presume de sus dudas al modelo comunitario.
¡°Hay una nueva dial¨¦ctica en Europa. Y no solo en cuanto concierne a las relaciones de Italia y Espa?a¡±, explica el ministro de Exteriores, Jos¨¦ Borrell. ¡°La postura del Gobierno italiano respecto a la inmigraci¨®n y su euroescepticismo cambia el equilibrio. Y Espa?a tiene que mostrar sus diferencias, precisamente en la convicci¨®n de los valores comunitarios y humanitarios¡±.
El objetivo no consiste tanto en aislar a Italia como en atraerla. ¡°De otro modo¡±, explica Garc¨ªa-Margallo, ¡°podr¨ªa consolidarse la amenaza al proyecto de la UE que ya representan el Brexit, el grupo de Visegrado, la pol¨ªtica austriaca y hasta la presi¨®n que ejercen los socios de Merkel en Alemania, haci¨¦ndole rectificar su modelo migratorio. Hay que trabajar para que Italia no decante el peso del problema al lado de los pa¨ªses que conspiran contra la UE¡±.
La bandera italiana y comunitaria ondean inequ¨ªvocamente en el despacho de Stefano Sannino, embajador en Espa?a desde 2016 y testigo de las novedades pol¨ªticas en Madrid y Roma. No cree que pueda hablarse de una crisis en las relaciones bilaterales, pero s¨ª agradecer¨ªa ¡°que la relaci¨®n estrecha de ambos pa¨ªses prevaleciera sobre las diferentes coyunturas, personas y personalidades¡±. ¡°El inter¨¦s com¨²n es mucho m¨¢s relevante que la diferencia. Y no solo por las buenas relaciones econ¨®micas que existen. Tambi¨¦n por las pol¨ªticas. El Gobierno italiano no se diferencia del espa?ol cuando apela a la implicaci¨®n de la UE, cuando pide una pol¨ªtica migratoria com¨²n, reclama mayor control fronterizo, pide un reparto equilibrado de los flujos¡±.
Frialdad
No parece inminente la imagen de Pedro S¨¢nchez estrechando la mano de Matteo Salvini, cuyo protagonismo en la pol¨ªtica tricolore tanto sobrepasa a la figura del primer ministro, Giuseppe Conte, como subordina la notoriedad de su aliado en el Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio. Igual que S¨¢nchez se jacta de su perfil buenista, Salvini persevera en su papel de tuitero feroz, pero ocurre que estas discrepancias ¨¦ticas y est¨¦ticas redundan en la beligerancia de antiguas rivalidades.
¡°La realidad es que Mariano Rajoy y Matteo Renzi no se soportaban¡±, evoca Garc¨ªa-Margallo. ¡°No flu¨ªa entre ellos la menor qu¨ªmica. Y esa mala relaci¨®n se tradujo en una frialdad de las relaciones pol¨ªticas, m¨¢s todav¨ªa cuando [el ex primer ministro italiano] Renzi organiz¨® la cumbre de los fundadores de la UE discriminando a Espa?a de la lista. La llegada de [Paolo] Gentiloni fue providencial y bals¨¢mica, sobre todo por la contundencia con que el Gobierno italiano respondi¨® a la crisis soberanista. Fue un aliado total, leal, desde el primer momento, como lo ha sido siempre Antonio Tajani en la responsabilidad de la presidencia del Parlamento Europeo¡±, concluye.
Poca sensibilidad hacia los soberanismos
La sinton¨ªa entre el soberanismo y la Liga Norte se remonta a los tiempos del exl¨ªder Umberto Bossi, a mediados los a?os noventa, pero no puede decirse que la posici¨®n de Matteo Salvini sea sensible respecto al independentismo ajeno (Catalu?a) y el propio (la artificial Padania). Primero porque la transformaci¨®n de la Liga Norte en Liga a secas ha predispuesto su expansi¨®n en el territorio italiano, perfilando un discurso tan euroesc¨¦ptico como patri¨®tico-nacional. Y en segundo lugar, porque Salvini, aun representando el papel del gendarme implacable o del alcaide, opera matizado por los contrapoderes. Desde los que se derivan del jefe del Estado, Sergio Mattarella, hasta los que representan sus propios aliados en el Gobierno, el M5S. Y no se vislumbra desde ese magma que Italia vaya a cambiar la percepci¨®n del problema catal¨¢n ni sustraerse a la solidaridad vigente.
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