El Gobierno de Maduro autoriza la compra y la venta libre de divisas
La derogaci¨®n de la Ley de Il¨ªcitos Cambiarios puede aliviar parcialmente la econom¨ªa venezolana
Tarek El Aissami, en este momento vicepresidente sectorial para el ¨¢rea econ¨®mica, ha hecho acto de presencia en la plenaria de la Asamblea Nacional Constituyente ¡ªforo legislativo de facto, totalmente dominado por el chavismo¡ª para presentar, en nombre del Gobierno de Nicol¨¢s Maduro, una propuesta que deje sin efecto la Ley de Il¨ªcitos Cambiarios, una de las piedras angulares de la pol¨ªtica econ¨®mica oficial durante estos a?os. Con esta decisi¨®n, el Ejecutivo busca ox¨ªgeno y da un giro inobjetable dentro de las coordenadas tradicionales chavistas en el manejo de la econom¨ªa.
La medida, toda una concesi¨®n a la econom¨ªa de mercado, autoriza la compra y venta de divisas de manera abierta. El ministro afirm¨® que el Gobierno busca "el prop¨®sito de otorgar las m¨¢s amplias garant¨ªas para el desempe?o de la participaci¨®n en el modelo de desarrollo socioecon¨®mico y productivo del pa¨ªs¡±. Entre otros, el anuncio tiene un especial destinatario: las compa?¨ªas multinacionales, muchas de ellas todav¨ªa presentes en el pa¨ªs, a pesar de algunas sonoras marchas, pero con operaciones financieras empeque?ecidas.?
El Gobierno despenaliza la tenencia y venta de divisas extranjeras, y autoriza la reapertura de las casas de cambio. Estas instancias podr¨¢n ofertar y vender divisas con el precio que indique el mercado. La decisi¨®n no implica desmontar el control cambiario: el Gobierno ofertar¨¢ a empresarios e industriales un d¨®lar formal, controlado, a trav¨¦s del Dicom (Divisas del Tipo de Cambio Complementario), de acuerdo a la nomenclatura burocr¨¢tica oficial, y permitir¨¢ la existencia de un tipo de cambio paralelo, una dualidad similar a la vigente en el pa¨ªs hasta el a?o 2006, el ¨²ltimo antes del endurecimiento del discurso de Hugo Ch¨¢vez sobre el control de la econom¨ªa.
La concesi¨®n de Maduro, con toda seguridad, producir¨¢ un enorme alivio en los sectores econ¨®micos vinculados a la industria, el comercio y los servicios. El anuncio de El Aissami se produce mientras esta misma semana avanzan las deliberaciones del IV Congreso del oficial Partido Socialista Unido de Venezuela, convocado por Maduro en un pa¨ªs que ha tocado la zona del colapso, con una crisis econ¨®mica y de servicios que toca el paroxismo y en medio de un creciente aumento de la protesta obrera y profesional.
Las discusiones plenarias del partido, televisadas, han procurado brindar una apariencia de unidad y lealtad, con un Diosdado Cabello arengando a la militancia. Esta vez no hubo actos de masas, sino una jornada celebrada en uno de los salones del Hotel Alba Caracas. La plenaria decidi¨® otorgarle poderes plenipontenciarios a Maduro para organizar la direcci¨®n del partido.
Sin embargo, lo cierto es que en una parte importante de la dirigencia chavista se ha expandido una genuina preocupaci¨®n ante la incapacidad de reactivar la econom¨ªa y derrotar la inflaci¨®n. El d¨ªa en el cual quedaba instalado el congreso, los sindicatos de la industria el¨¦ctrica y CANTV ¡ªla compa?¨ªa telef¨®nica estatal¡ª, tradicionalmente dominados por el chavismo, tomaron la avenida Libertador para demandar mejoras salariales y pagos retrasados. Aumentan las voces pidiendo, casi suplicando, una apertura de la econom¨ªa. Tambi¨¦n se eleva la tensi¨®n en el partido del Gobierno. Lo ha reconocido de manera expresa, hace poco, el propio Freddy Bernal, ex alcalde de Caracas, destacado dirigente chavista.
Mientras se celebra el Congreso, la vicepresidenta de la Rep¨²blica, Delcy Rodr¨ªguez, anunciaba un subsidio a la gasolina a trav¨¦s del denominado Carnet de la Patria, y organizaba un censo para vender combustible subsidiado al parque automotor, muy especialmente el transporte p¨²blico. Se presume que el Gobierno liberar¨¢ la venta a precio internacional a quienes decidan no acudir al censo. La medida ha sido criticada con dureza por constituir otro mecanismo de control social que formaliza el racionamiento de la gasolina.
El economista y analista Luis Vicente Le¨®n interpreta que ¡°una apertura parcial¡± del mercado no resolver¨¢ los problemas de fondo de la catastr¨®fica econom¨ªa venezolana, pero puede producir alivios y beneficios parciales en contra de la escasez, y acaso de la inflaci¨®n. ¡°El precio del d¨®lar pudiera estabilizarse un poco, o en todo caso dejar de crecer. Lo m¨¢s importante es que podr¨ªa ayudar a expandir la producci¨®n y la importaci¨®n de los sectores privados. Si tu permites al sector privado que traiga sus mercanc¨ªas, sus d¨®lares, sus bienes, y que pueda repatriar sus utilidades sin burocracia, a un precio de mercado, va a subir la oferta, y eso s¨ª reduce las presiones de precios¡±.
Jos¨¦ Guerra, diputado, economista y acad¨¦mico, objeta que la medida en s¨ª misma ¡°no es legal¡±, por ser la Constituyente un organismo esp¨²reo, y porque la ¨²nica instancia constitucionalmente facultada para eso es la Asamblea Nacional, en manos de la oposici¨®n. Tal circunstancia, afirma, va a inhibir a empresas petroleras, o de otra ¨ªndole a aceptar la oferta oficial. ¡°Habr¨¢ una tasa de cambio oficial, subsidiada, de acuerdo a los intereses oficiales, y una tasa de cambio paralela, de mercado, que ahora puede estar sobre los 3,5 millones de bol¨ªvares por d¨®lar. Tengo dudas de que un r¨¦gimen dual pueda funcionar. La experiencia de los cambios duales indica que la brecha se abre muy f¨¢cil, todo el mundo querr¨¢ el d¨®lar barato, que no hay, y muchos querr¨¢n el d¨®lar caro, que la mayor¨ªa no tiene c¨®mo comprarlo. Ser¨¢ otra experiencia m¨¢s de un mercado fallido".?
Guerra afirma que la medida va m¨¢s all¨¢ de las pol¨ªticas de los primeros tiempos de Ch¨¢vez. ¡°No ser¨¢ un mecanismo permuta, sino un mercado abierto, por primera vez en mucho tiempo, un mecanismo con casas de cambio¡±, que desaparecieron en Venezuela en 2003. Los intereses creados de la tupida red de corrupci¨®n del chavismo no quedar¨ªan alterados. ¡°La medida no toca la estructura vigente de la corrupci¨®n planteada desde hace varios a?os con el control de cambios. El Gobierno tendr¨¢ su d¨®lar, y en torno a ¨¦l, sus intereses¡±.
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