Las mujeres valientes de Nuevo Laredo
Una juez de Guanajuato, una abogada de la Ciudad de M¨¦xico y un grupo de madres y esposas de Nuevo Laredo encabezan la lucha contra el Ej¨¦rcito por hallar a los m¨¢s de 30 desaparecidos en la ciudad fronteriza
No es habitual que desde el poder judicial se cuestione al ej¨¦rcito y menos a¨²n que sea un grupo de mujeres quienes lideren la b¨²squeda de justicia contra los militares. Una abogada, Karla Quinta, y una juez, Karla Mac¨ªas, se han sumado a una causa que dirigen sobre el terreno, literalmente con los pies en el barro, un grupo de 30 madres y esposas. Igual que hace 20 a?os en Ciudad Ju¨¢rez, otra vez ellas encabezan la lucha.
El pasado 30 de mayo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos acus¨® a las ¡°fuerzas federales¡± mexicanas de estar detr¨¢s de casi 30 desapariciones en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo (medio mill¨®n de habitantes en el Estado de Tamaulipas, en el noreste). Maridos o hijos que fueron detenidos por los soldados de la Marina entre febrero y mayo y nunca llegaron a casa. Ni siquiera a la c¨¢rcel.
Las familias no han dejado de pedir justicia a pesar de enfrentarse a la Marina, el cuerpo de ¨¦lite del ej¨¦rcito, en un contexto de m¨¢xima violencia donde para muchos la presencia militar en las calles logra llevar la tranquilidad a amplias zonas del pa¨ªs. Sin embargo, tambi¨¦n se han disparado las denuncias por violaciones a los derechos humanos como la desaparici¨®n forzada, all¨ª donde los soldados se despliegan.
Algunas versiones se?alan que las desapariciones ser¨ªan la venganza por el asesinato de un mando reci¨¦n nombrado. Otras las achacan a la guerra contra el narcotr¨¢fico, que lleva al ej¨¦rcito a hacer de polic¨ªa contra el crimen organizado.
Esta es la primera vez que el Alto Comisionado de la ONU para los DDHH se?ala tan claramente a las autoridades por sucesos tan concretos. La Marina ha rechazado la acusaci¨®n y dice que las desapariciones son obra del crimen organizado, que habr¨ªa usado uniformes clonados, pero los v¨ªdeos que los familiares mostraron a EL PA?S,?son evidentes.
Despu¨¦s de muchos meses de traves¨ªa por el desierto, las madres y esposas de Nuevo Laredo sienten que algo se mueve porque han obligando a la fiscal¨ªa a recoger y analizar pruebas, y al ej¨¦rcito a cumplir las decisiones judiciales. Junto a ellas, la lucha contra los hombres de verde la encabezan dos mujeres con toga y pantalones.
Karla Mac¨ªas, la juez que apercibi¨® a Pe?a Nieto.
En el mundo de la judicatura mexicana el nombre de la juez Karla Mac¨ªas, de 44 a?os, es conocido por haber firmado una de las pocas condenas al ej¨¦rcito por desaparici¨®n forzada. As¨ª que, ante la imposibilidad de hacer una investigaci¨®n con m¨ªnimas garant¨ªas en Tamaulipas, Karla Quintana desvi¨® los casos de Nuevo Laredo (v¨ªa amparo) al Juzgado de Distrito Noveno de Guanajuato, a casi 1.000 kil¨®metros de all¨ª, donde cada ma?ana Mac¨ªas se pone la toga.
Desde que en junio asumi¨® el caso, el grito ahogado de una treintena de mujeres buscando fosas ha dejado de ser solo un zumbido molesto en el ecosistema violento de M¨¦xico. Sus compa?eros de manto negro y pelo blanco han dicho de ella que excede sus competencias, que sobreactua o que hace activismo judicial.
Desde su juzgado de provincias, esta mujer de cuerpo menudo ha exigido a los mandos militares una copia de la bit¨¢cora de los operativos que se hicieron cuando desaparecieron las personas, la hora, nombre de los elementos, las calles y colonias donde se movieron las patrullas, en qu¨¦ unidades y si ten¨ªan sistema GPS. Pero la respuesta nunca lleg¨®.
La juez sancion¨® con cinco multas de 328 euros cada una al poderoso Secretario de la Marina, Francisco Sober¨®n, por no presentar la informaci¨®n solicitada sobre un presunto caso de desaparici¨®n forzada. Una advertencia que se hizo extensible al presidente, Enrique Pe?a Nieto, como jefe del Ej¨¦rcito.
Los militares acusaron a la juez de no actuar contra el crimen organizado porque ¡°es m¨¢s f¨¢cil sancionar¡± a quien finalmente ¡°cooperar¨¢ y aceptar¨¢ las resoluciones¡±, seg¨²n dijo la Marina en un inusual comunicado. El batall¨®n de Nuevo Laredo al que apunta la investigaci¨®n, ha sido retirado de la ciudad.La fiscal¨ªa de atenci¨®n a v¨ªctimas, la comisi¨®n mexicana de Derechos Humanos y hasta Naciones Unidas han dado su apoyo a Mac¨ªas.
El resultado es que la fiscal¨ªa logr¨® los registros y la geolocalizaci¨®n de los tel¨¦fonos de los desaparecidos de orden de la juez, que declin¨® hablar con EL PA?S por temor a que alguna declaraci¨®n pudiese servir para apartarla del caso.Para saber qu¨¦ piensa la magistrada es necesario llegar hasta los ¨²ltimos minutos de un programa televisivo del canal judicial. ¡°Hay que entender el momento hist¨®rico que vivimos y la historia nos juzgar¨¢ por la manera en que decidamos¡±, dijo en una de sus pocas intervenciones p¨²blicas al resumir su labor como juez.
Recorriendo fosas y morgues.
Durante cinco meses Karen, Erika, Gabriela o Jessica eran, en el mejor de los casos, un grupo de 30 esposas y madres desesperadas. Y, en el peor, unas desquiciadas c¨®mplices de maridos supuestamente narcotraficantes. La mayor¨ªa de desaparecidos son j¨®venes de los que no constan antecedentes. Durante los ¨²ltimos meses ellas han hecho la investigaci¨®n, han recogido pruebas, se han manifestado frente a los cuarteles y han viajado hasta las entidades de la Administraci¨®n cercanas.
Las mitoteras (alborotadoras) recorriendo morgues, hospitales, c¨¢rceles o p¨¢ramos donde no crece nada y el calor llega a los 48 grados, en busca de huesos, ropa, un bot¨®n o un mont¨ªculo que indicara d¨®nde podr¨ªan estar enterrados los desaparecidos. Entre los 30 desaparecidos hab¨ªa dos chicos de 14 a?os, y uno fue hallado semioculto en la tierra.El grupo de mujeres ha vivido el desprecio de las autoridades y la indiferencia de un pa¨ªs endurecido por la violencia. Sin embargo, se han ido uniendo m¨¢s afectadas y salen en grupo casi a diario, cubiertas con paraguas y pa?uelos para protegerse del sol, en busca de sus maridos.
Azeneth Olivo, de 29 a?os, recuerda como el d¨ªa m¨¢s duro aquella tarde que descubrieron dos cuerpos enterrados a las afueras de Nuevo Laredo, pero ninguno era el de su marido.En la frontera de Texas (EE UU), Tamaulipas tiene casi 3,5 millones de habitantes y es el Estado con m¨¢s desapariciones, un total de 6.000 registradas.
Es tambi¨¦n el m¨¢s silenciado, donde periodistas, migrantes, activistas o tuiteros han sido asesinados, en el marco de la guerra entre y contra el narco de la ¨²ltima d¨¦cada.En la zona del pa¨ªs de la que los mexicanos tienen menos noticias, participar en marchas o salir a buscar hombres enterrados es un acto de valent¨ªa desafiante frente al habitual silencio.
Karla Quintana, la lucha desde las instituciones.
M¨¦xico tiene leyes, fiscal¨ªas e instituciones pioneras en la lucha contra los feminicidios, la b¨²squeda de desaparecidos o el asesinato de periodistas. Sin embargo, el sistema agoniza entre la inoperancia y el ninguneo presupuestario. Al frente de la Asesor¨ªa Jur¨ªdica de la Comisi¨®n Ejecutiva de Atenci¨®n a V¨ªctimas (CEAV), Karla Quintana, de 40 a?os, tiene el m¨¦rito de haber puesto a trabajar a una de estas instituciones poco acostumbradas a molestar al poder. Desde un despacho de la Secretar¨ªa de Gobernaci¨®n en la Ciudad de M¨¦xico, la abogada empuja este caso ¡°sintom¨¢tico¡± por el volumen de v¨ªctimas ¡ªm¨¢s de 30 desapariciones¡ª, el tiempo en que se han producido ¡ªen solo tres meses¡ª y el lugar ¡ªtodas en Nuevo Laredo¡ª.
Durante muchas horas ha escuchado las dolorosas declaraciones del grupo de mujeres, ha urgido a la fiscal¨ªa a que haga una correcta investigaci¨®n y ha pedido medidas de protecci¨®n para los testigos bajo la creencia de que las evidencias apuntan a los soldados desplegados como los autores de las desapariciones.
¡°Yo no investigo sobre a qu¨¦ se dedicaban las personas denunciantes. Mi obligaci¨®n constitucional es defender v¨ªctimas de violaciones a los derechos humanos. Punto¡±, responde tajante, el pasado viernes, a quienes pretenden criminalizar a las v¨ªctimas bajo el argumento de que ¡°en algo estar¨ªan metidos¡±, con el que se cierran parte de las investigaciones de los miles de homicidios anuales (30.000 el a?o pasado). Liderar desde dentro la b¨²squeda de justicia le ha costado a la abogada la primera advertencia.
¡°De seguro que t¨² tambi¨¦n recib¨ªas dinero defendiendo delincuentes, y aparte de los zetas [miembros de un cartel], ?quien m¨¢s te patrocina?¡±, dice el mensaje que recibi¨® hace unos d¨ªas por la red social Twitter. A las amenazas con las que debe lidiar se suma el machismo. ¡°Molesta mucho que sea una instituci¨®n del Estado la que investiga al Estado, pero m¨¢s que sea una mujer quien lo haga¡±, afirma Quintana sobre el desprecio de sus colegas cuando exige que se investigue.
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