Un urinario con vistas (y controversia)
La instalaci¨®n de un excusado en medio de una elegante y tur¨ªstica calle de Par¨ªs desata la pol¨¦mica
Hay que reconocer que las vistas son magn¨ªficas. Situado en plena isla de San Luis, en el coraz¨®n hist¨®rico de Par¨ªs, entre las dos orillas del r¨ªo Sena, el uritrottoir, un urinario p¨²blico y ecol¨®gico que tiene enfadada a parte de la poblaci¨®n local, permite a sus usuarios aliviar sus necesidades mirando a la ¡°playa del Sena¡± y el paso de los bateaux-mouches, las barcazas cargadas de turistas que recorren algunos de los lugares m¨¢s famosos de la Ciudad de la Luz. Pero es precisamente su localizaci¨®n, en plena acera de una de las zonas m¨¢s lujosas y m¨¢s visitadas de la ciudad, a apenas un centenar de metros de una escuela y justo delante de un exquisito palacete del siglo XVII, lo que lo ha llevado a ser la comidilla de la capital desde su instalaci¨®n, a finales de julio.
Fatiha y Magdalene, dos vecinas del barrio, conversan tranquilamente sentadas en el banco situado al lado (s¨ª, justo al lado hay una zona para sentarse a la sombra) del ya famoso urinario mientras sus hijos peque?os corretean a su alrededor. Fatiha se ha sentado de tal manera que le da la espalda al molesto nuevo mobiliario urbano. ¡°Es un esc¨¢ndalo total, una verg¨¹enza, se ve todo¡±, se lamenta. ¡°Ni siquiera est¨¢ escondido, ni que estuviera hecho para exhibicionistas¡±, coincide Magdalene, uno de cuyos hijos acude a la escuela vecina. No considera que ver a hombres orinando de manera tan expuesta sea un buen ejemplo para los ni?os.
Poco despu¨¦s de su marcha, Gaetan, un estudiante de paso por Par¨ªs, se para ante el uritrottoir, lo mira durante unos segundos y, acto seguido, lo utiliza.
¡°Es cierto que llegu¨¦ a dudar porque est¨¢ muy expuesto¡±, comenta despu¨¦s. ¡°Pero me estaba haciendo pis y es mejor que orinar contra la pared¡±, asegura.
De los?vespasiennes a los?uritrottoir
Esa es precisamente la idea detr¨¢s de este nuevo proyecto de Par¨ªs. Y tampoco es por falta de tradici¨®n. Lo de Par¨ªs y los urinarios p¨²blicos, situados en plena acera de muchas calles en la ciudad museo, viene de largo. Puede que los llamaran por el m¨¢s elegante nombre de vespasiennes ¡ªen honor a Vespasiano, el emperador romano que impuso una tasa a la orina de las letrinas de Roma, muy apreciada por artesanos como los curtidores de pieles¡ª y los llegaran a usar, a la par, como columnas para publicidad. Pero eran meaderos puros y duros. En su momento de apogeo, a comienzos del siglo XX, lleg¨® a haber m¨¢s de 1.200 pissoirs, como tambi¨¦n se los conocen popularmente, en todo Par¨ªs. El ¨²ltimo de estos urinarios originales todav¨ªa se puede ver cuando se pasea por el bulevar Arago, frente a la prisi¨®n de la Sant¨¦, en el distrito 14 de la ciudad.
En el origen de estas estructuras est¨¢ Claude-Philibert Barthelot, el conde de Rambuteau (1781-1869). Como prefecto de Par¨ªs, y bajo su lema ¡°agua, aire, sombra¡±, moderniz¨® a comienzos del siglo XIX el sistema de alcantarillado de la ciudad, plant¨® ¨¢rboles e instal¨® fuentes de agua. Tambi¨¦n orden¨® la instalaci¨®n de los primeros urinarios, en un intento de que los hombres dejaran de orinar contra los sufridos muros de la ciudad.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas, los urinarios parisinos han ido dando paso a sanitarios p¨²blicos mixtos. En Par¨ªs hay 425 gratuitos, de los cuales 159 est¨¢n disponibles las 24 horas del d¨ªa. Aun as¨ª, no se ha logrado resolver el problema del olor a orina que inunda muchas calles de la ciudad debido al alto n¨²mero de personas, generalmente hombres, que siguen aliviando sus necesidades contra un muro o un ¨¢rbol en vez de buscar un lugar especialmente habilitado para ello. En veranos como este, en el que las altas temperaturas han favorecido la celebraci¨®n de picnics o, directamente, botellones en parques de la ciudad y, tambi¨¦n, en las orillas del Sena que la atraviesa, el problema se ha intensificado.
Plan 'anti-pip¨ª'
A comienzos de a?o, la Alcald¨ªa de Par¨ªs desvel¨® un nuevo plan anti-pip¨ª, como lo llam¨® el diario Le Parisien, que preve¨ªa un incremento de los agentes dedicados a patrullar las calles y multar conductas indebidas como orinar en la calle. A la par, lanz¨® un nuevo modelo de urinario. Y aqu¨ª volvemos al uritrottoir. Porque el meadero m¨¢s controvertido de Par¨ªs forma parte de este plan anti-pip¨ª. Que busca, adem¨¢s, ofrecer una soluci¨®n ecol¨®gica. No se trata de encontrar, como Vespasiano, un beneficio econ¨®mico de la orina de los parisinos. Pero s¨ª un r¨¦dito ecol¨®gico.
Son urinarios secos, que funcionan sin agua. En vez de ello, en su base tienen una mezcla de serr¨ªn, paja y virutas de madera que absorbe la orina. La mezcla se convierte en abono org¨¢nico para las plantas situadas justo encima del urinario, que parece a primera vista un gran macetero.
Varios de estos urinarios "ecol¨®gicos" han sido instalados, con ¨¦xito, en diversos puntos de Par¨ªs. Solo el de la isla de San Luis ha creado pol¨¦mica, por su gran visibilidad. ¡°?Es que encima es rojo!¡±, se indigna Fatiha. Su amiga Magdalene dice que no se opone totalmente a la instalaci¨®n de urinarios. ¡°Pero no en este formato y delante de todo el mundo¡±, subraya.
El alcalde del distrito IV al que pertenece la isla de San Luis, Ariel Weil, est¨¢ de acuerdo. ¡°Vamos a desplazarlo¡±, asegur¨® en declaraciones a la cadena BFM TV. Pero no cambiar¨¢ nada hasta la vuelta de las vacaciones, en septiembre. Mientras tanto, los vecinos tendr¨¢n que aguantar la controvertida estructura. Y hombres como Gaetan seguir¨¢n us¨¢ndola a diario. ¡°Desde luego, la vista es bonita¡±, sonr¨ªe antes de continuar su paseo.
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