El Papa viaja a la zona cero de los abusos
Francisco visitar¨¢ Irlanda durante el fin de semana, escenario del mayor caso de pedofilia de la Iglesia cat¨®lica, en plena tormenta por el esc¨¢ndalo de Pensilvania
Irlanda descubri¨® en 2009 que el cielo y el infierno se encontraban mucho m¨¢s cerca de lo que cab¨ªa esperar. El informe de la comisi¨®n Ryan, una trabajada investigaci¨®n durante una d¨¦cada, concluy¨® que m¨¢s de 25.000 menores hab¨ªan sido violados por unos 400 religiosos durante 81 a?os (de 1914 a 2000). Uno de los pa¨ªses m¨¢s cat¨®licos del mundo entendi¨® de golpe que hab¨ªa asistido impasible al abuso sistem¨¢tico de miles de ni?os y ni?as. Especialmente por parte de la Congregaci¨®n de los Hermanos Cristianos, encargados de gestionar las escuelas y orfanatos cat¨®licos de propiedad estatal. Una d¨¦cada despu¨¦s, justo cuando el Papa visitar¨¢ el pa¨ªs -este s¨¢bado y domingo- y acaba de conocerse un nuevo caso masivo de abusos en Pensilvania, las v¨ªctimas siguen exigiendo medidas concretas frente a los anuncios de tolerancia cero.
El papa Benedicto XVI quiso pilotar los estertores de aquella investigaci¨®n y, tal y como ha hecho Francisco tras el esc¨¢ndalo de Pensilvania ¡ªdonde m¨¢s de 1.000 menores fueron abusados por unos 300 religiosos¡ª public¨® una carta pastoral. Algunas cosas cambiaron e Irlanda se convirti¨® en el s¨ªmbolo de este problema sist¨¦mico que recorre la Iglesia. Pero el modelo cat¨®lico irland¨¦s de aquel periodo, una poderosa maquinaria de vocaciones e influencia, colaps¨® con el esc¨¢ndalo. Hoy el pa¨ªs, entre otras cosas, tiene un primer ministro gay (Leo Varadkar) y una ley que regulariz¨® el aborto. En plena tormenta por el caso de Pensilvania, el tema de los abusos volver¨¢ a monopolizar un viaje que ten¨ªa como objetivo el Encuentro Mundial de las Familias y una visita rel¨¢mpago al santuario de Knock, donde se dice que hubo una aparici¨®n de la Virgen.
La plaga de los abusos a menores en la Iglesia ¡ªel Vaticano suele esgrimir el porcentaje del 2% de involucrados¡ª, vuelve a exigir al Papa una respuesta contundente en su viaje. Las comisiones, los gestos y las peticiones para cambiar la mentalidad en los casos de encubrimiento no satisfacen ya a las v¨ªctimas, con las que Francisco se reunir¨¢ en alg¨²n momento de este fin de semana. Especialmente, teniendo en cuenta que seg¨²n el informe del Gran Jurado, el Vaticano supo en distintos momentos que se estaban produciendo estas pr¨¢cticas en Pensilvania y no hizo nada.
El caso de Irlanda, pese a que hubo algunas condenas, tambi¨¦n dej¨® abiertas muchas heridas. En 2009, los obispos Murray, Moriarty, Field y Walsh presentaron su dimisi¨®n. El pa¨ªs fue el paradigma de los abusos en serie, el encubrimiento masivo de la Iglesia y la sistematizaci¨®n de los pagos extrajudiciales para evitar condenas. Pero la comisi¨®n Ryan no public¨® los nombres de los abusadores y a la Iglesia cat¨®lica le sali¨® relativamente barato en t¨¦rminos econ¨®micos: apenas asumi¨® el 10% de los m¨¢s de 1.200 millones de euros abonados por la Rep¨²blica de Irlanda a 12.500 de los afectados. Un pacto firmado en 2002 con el Gobierno de Dubl¨ªn fij¨® un presupuesto 300 millones para indemnizar a todos los hombres y mujeres. La factura fue mucho mayor y termin¨® pag¨¢ndola el Estado. Pero la cuenta espiritual y moral, la manera en que mancill¨® a la Iglesia, fue descomunal.
Es la segunda vez en menos de un a?o que un viaje del Papa orbitar¨¢ casi por casualidad alrededor de los esc¨¢ndalos de pedofilia. El pasado enero, Francisco visit¨® Chile y trat¨® de esquivar la cuesti¨®n acusando a las v¨ªctimas de carecer de pruebas para sus acusaciones. Rectific¨® de forma veloz, subsan¨® el error encargando una profunda investigaci¨®n e invit¨® a las v¨ªctimas al Vaticano. Pero el viaje desat¨® una crisis hist¨®rica que termin¨® con la dimisi¨®n en bloque de todos los obispos chilenos. El Vaticano es consciente esta vez de la inflamabilidad de la cuesti¨®n. Las voces llegan incluso desde dentro de la Iglesia, como el arzobispo de Dubl¨ªn, que record¨® la semana pasada al Papa que no basta con pedir disculpas, sino que "deben aniquilarse las estructuras que permitieron los abusos". Francisco afronta de nuevo una plaza fundamental para la solidez de su discurso reformista.
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