Precariedad en Per¨², la tierra prometida para los venezolanos
Un 85% de los inmigrantes trabaja sin contrato, seg¨²n la OIM. M¨¢s de la mitad tiene educaci¨®n universitaria o t¨¦cnica
Andr¨¦s Ruiz, de 31 a?os, lleg¨® hace una semana a Lima con un viol¨ªn como equipaje. Licenciado en M¨²sica por el Conservatorio de la Universidad de los Andes, en M¨¦rida (Venezuela), era el director de la banda municipal y daba clases a m¨¢s de 100 alumnos en un liceo. Ahora, con Darwin Guardia, un abogado de 40 a?os de su ciudad, es m¨²sico callejero.
Como Ruiz, m¨¢s de 400.000 venezolanos han llegado a Per¨² huyendo de la crisis en su pa¨ªs y atra¨ªdos por la oferta de empleo del Gobierno. El pasado mayo, Migraci¨®n otorg¨® un permiso extraordinario de trabajo, gratuito y provisional a todos aquellos migrantes de Venezuela que tramitaran el permiso temporal de permanencia que, al mismo tiempo, les da acceso a los servicios sanitarios y educativos.
La medida permite "actividades generadoras de renta de manera subordinada o independiente", por hasta un plazo de sesenta d¨ªas naturales, que, posteriormente se puede prorrogar de manera autom¨¢tica, seg¨²n el documento. Pero la llegada masiva de venezolanos ha colapsado el sistema y los permisos se atrasan cada vez m¨¢s. El Ejecutivo intenta controlar la oleada exigiendo el pasaporte de entrada al pa¨ªs, como tambi¨¦n lo ha hecho Ecuador, el pa¨ªs de tr¨¢nsito hasta llegar a Per¨².
¡°El viaje por Ecuador dur¨® siete d¨ªas, hemos dormido en el suelo, con las maletas; pas¨¦ por la frontera de Rumichaca en los d¨ªas que la fila era de 5.000 a 7.000 personas del lado ecuatoriano¡±, rememora Ruiz. El dinero de sus dos trabajos dej¨® de alcanzarle para mantener a su hija de tres a?os y a sus padres y se lanz¨® a buscarse la vida en Per¨².
Este m¨²sico vive en una colchoneta en una habitaci¨®n que comparte con otros venezolanos. Cada d¨ªa va a trabajar a una calle en el emporio textil de Gamarra, donde los minoristas se surten de prendas fabricadas a bajos precios, y una de las zonas a la que llegan m¨¢s migrantes. En las galer¨ªas comerciales es com¨²n que los dependientes sean venezolanos y, en las calles, j¨®venes de la misma nacionalidad venden caf¨¦, art¨ªculos para mascotas, alimentos, o anuncian las ofertas de las tiendas.
Seg¨²n una encuesta de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM), un 34% de los venezolanos gana el sueldo m¨ªnimo o menos, el 85% trabaja sin contrato, y el 65% tiene alg¨²n nivel de educaci¨®n superior. La mayor¨ªa de los profesionales venezolanos que llega a Per¨² vive unos d¨ªas o meses desempleado, prepara y vende arepas y caf¨¦, o pasa por oficios como taxista o vigilante.
Yannely Garc¨ªa, de 21 a?os, hab¨ªa terminado su carrera de contadora (contable) en la Universidad de los Andes y le faltaba un semestre para acabar Educaci¨®n. Viaj¨® durante seis d¨ªas hasta Tumbes, en Per¨², desde San Crist¨®bal (T¨¢chira), y ahora trabaja como vendedora en una tienda de ropa para beb¨¦s, tambi¨¦n en Gamarra.
¡°Somos cinco hermanos, viaj¨¦ para ayudar a mi familia porque estaba gastando mucho en los estudios: las fotocopias, por ejemplo, sal¨ªan muy caras. Llevo ya tres meses en Per¨² y el primer mes y medio lo ¨²nico que consegu¨ª fue limpiar apartamentos, era agotador¡±, relata. ¡°Con tres meses de trabajo me falta poco para pagar la deuda de 450 d¨®lares que ten¨ªa para viajar a Per¨²¡±, aunque dice que el resto del dinero se le va en el pago de alquiler, el agua, internet y el transporte. ¡°Exigen mucho en el trabajo, aunque una de todo de s¨ª¡±, agrega la joven.
En la galer¨ªa Santa Luc¨ªa, en Gamarra, trabaja Valent¨ªn Duarte, de 22 a?os, graduado como t¨¦cnico superior en Publicidad y Marketing hace tres a?os en Matur¨ªn, capital del Estado Monagas. Vive en Per¨² hace un a?o y despu¨¦s de otros tres trabajos, ahora es vendedor en un puesto de trajes. ¡°Nunca hab¨ªa vendido en la calle: empec¨¦ vendiendo jugos (de fruta), luego doblaba ropa en una tienda, y tuve un puesto de oficinista con un abogado, pero la gente que tiene m¨¢s dinero se aprovecha y no me quiso pagar, por eso tuve que irme de ese empleo. Quiz¨¢ mi formaci¨®n me ha ayudado a no tener verg¨¹enza con el p¨²blico¡±, explica.
Precariedad laboral y xenofobia
En las tres ¨²ltimas semanas los venezolanos han enfrentado el peor embate xen¨®fobo desde que empez¨® el ¨¦xodo. El racismo se ha colado en la campa?a electoral a la alcald¨ªa de Lima. ¡°Los venezolanos van a decidir el futuro del Per¨² en las pr¨®ximas elecciones porque tendremos un mill¨®n de venezolanos quit¨¢ndole trabajo a otros peruanos¡±, es el mensaje de uno de los candidatos. Sin embargo, la entidad que elabora el padr¨®n electoral ha informado de que solo 26 venezolanos votar¨¢n en los comicios municipales de octubre.
¡°El venezolano tiende a ser explosivo y el peruano detonante, no hay que caer en la provocaci¨®n. Yo he tenido empleadores excelentes, salvo ese que mencion¨¦: al que sabe trabajar con buena intenci¨®n, le va bien¡±, argumenta Valent¨ªn Duarte. ¡°El Estado tiene que construir una pol¨ªtica migratoria que no hemos tenido¡±, ha reconocido el ministro de Trabajo de Per¨², Christian S¨¢nchez.
Una periodista venezolana que atiende un puesto de ropa en Gamarra, y que prefiri¨® no dar su nombre, asegura que los trabajos que consiguen alcanzan solo para sobrevivir: ¡°Me ir¨¦ de Per¨², no es como hab¨ªa imaginado¡±.
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