Per¨², desbordado por la migraci¨®n venezolana
M¨¢s de 120.000 venezolanos han pedido asilo en el pa¨ªs andino, que ahora supera a Estados Unidos en n¨²mero de solicitudes
Luzmely (nombre ficticio) tiene 20 a?os y una beb¨¦ de tres meses. A las siete de la ma?ana lleg¨® con su esposo e hija a la sede central de Interpol de Lima para tramitar la ficha de canje internacional, el requisito principal para pedir el Permiso Temporal de Permanencia (PTP) que da derecho a trabajar en Per¨² por un a?o. Fue atendida sin previa cita, debido a que cargaba a su ni?a, pero seis horas despu¨¦s est¨¢ sentada en la calle esperando a su esposo a quien no le daban la misma facilidad. ¡°Hemos tenido que pagarle a alguien adentro para que lo dejen entrar por la puerta trasera¡±, comenta en medio de la avenida Olgu¨ªn, al sureste de la capital. Seg¨²n la Superintendencia de Migraciones, m¨¢s de 353.000 venezolanos llegaron a Per¨² huyendo de la crisis en su pa¨ªs y 16.000 son ni?os. El tr¨¢mite en Interpol en estos d¨ªas es un cuello de botella en las gestiones de quienes quieren vivir legalmente.
El mi¨¦rcoles, el Superintendente Nacional de Migraciones de Per¨², Eduardo Sevilla, inform¨® que 53.000 venezolanos han obtenido el PTP: un 58% son hombres; un 42%, mujeres y un 10% menores de edad. El funcionario indic¨® que el ¡°flujo de ciudadanos venezolanos se ha incrementado significativamente este a?o no solo hacia Per¨²¡±, y por ello, desde fines de mayo, la oficina principal de Migraciones atiende las 24 horas los tr¨¢mites para el permiso temporal de permanencia y atiende un promedio de 2.000 venezolanos al d¨ªa.
Por otro lado, la Oficina de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se?ala que desde este mes, el pa¨ªs con mayor cantidad de venezolanos solicitantes de asilo es Per¨², con 126.997 peticiones, y Estados Unidos ha pasado a segundo lugar, con 68.270.
El Gobierno peruano empez¨® a entregar los PTP en febrero de 2017. Con ¨¦l los venezolanos formalizan su permanencia, tienen autorizaci¨®n para trabajar, pueden identificarse ante los servicios de salud y educaci¨®n, y pagar impuestos. Desde abril, para obtener la ficha de canje internacional deben pedir a Interpol una cita a trav¨¦s de Internet. Quienes la solicitaron en marzo o abril, la consiguieron para estos d¨ªas; pero, quienes la pidieron en junio, son citados para noviembre.
Otros inmigrantes tienen menos suerte: en San Juan de Lurigancho, el distrito de Lima donde vive la mayor comunidad de venezolanos de la capital, varios se quejan de las deficiencias en la p¨¢gina de citas de Interpol. ¡°Pagamos los 80 soles (24 d¨®lares) para la cita pero la web se colapsa. A cada rato tenemos que ir a un cyber?a intentarlo¡±, se?alan un oficial del Ej¨¦rcito retirado y un pariente suyo, abogado, ambos llegados de Carabobo (norte del pa¨ªs).
En las p¨¢ginas de Facebook de venezolanos en Per¨², decenas se quejan de que pasadas semanas sin poder gestionar la cita en Internet pierden el dinero, pues el sistema rechaza los vouchers (recibos) posteriores a cierta fecha.
Sumados a la econom¨ªa informal
En Per¨², m¨¢s del 60% de la poblaci¨®n trabaja en la econom¨ªa informal, y a ella se han sumado los venezolanos: la mayor¨ªa vende dulces en los autobuses u ofrecen bebidas calientes en las calles. ¡°Ayer ¨¦ramos cuatro profesionales vendiendo caf¨¦ en una esquina: un militar, un abogado, un m¨¦dico y un profesor¡±, comenta Franclin en el distrito de San Juan de Lurigancho, el m¨¢s poblado de Lima y con un gran porcentaje de personas que viven en la pobreza.
¡°?De qu¨¦ se beneficia Per¨² con nosotros vendiendo caf¨¦? Hay una falta de organizaci¨®n en las entidades p¨²blicas, el Gobierno no est¨¢ preparado para esta oleada de migrantes y est¨¢ actuando sobre la marcha¡±, a?ade.
Un profesor de Educaci¨®n F¨ªsica llegado de Barquisimeto (noroeste) comenta que al llegar a Lima consigui¨® trabajo en un restaurante como asistente de cocina. ¡°No me dijeron que estaba de sustituto de alguien que se fue de permiso. Me explotaron, aprend¨ª ¡®al toque¡¯ (r¨¢pido) y luego de dos meses prescindieron de m¨ª. Ahora conduzco un auto en Uber, me pagan poco m¨¢s del sueldo m¨ªnimo por doce horas diarias¡±, detalla.
En otro caso, una joven con cita en Interpol para noviembre, trabaja en una cebicher¨ªa por menos del sueldo m¨ªnimo (930 soles mensuales, unos 284 d¨®lares), su empleador argumenta para no pagarle m¨¢s que?tiene pocos clientes.
Comedor y alojamiento humanitarios
Dos congregaciones religiosas se han unido para ofrecer almuerzos a los venezolanos en San Juan de Lurigancho. Al pie del asentamiento de San Pedro, sobre un cerro, el comedor Sarita Colonia ofrece una sopa, un plato de fondo y refresco por 45 centavos de d¨®lar (1,50 de nuevo sol) de lunes a viernes.
¡°Empezamos en abril, a diario servimos a unos 30 inmigrantes, pero ayer fueron 39, felizmente alcanz¨® para todos¡±, cuenta la trabajadora social Jenny Chipana. Los comedores populares surgieron en Per¨² en la d¨¦cada de los a?os 80 ante la grave crisis econ¨®mica, pero miles se mantienen. En Lima funcionan m¨¢s de 3.500 y la segunda mayor poblaci¨®n beneficiaria de esta red est¨¢ en San Juan de Lurigancho, seg¨²n cifras del Instituto Nacional de Estad¨ªstica e Inform¨¢tica. En 2016, 28.283 de los que usaban este servicio proced¨ªan de ese distrito.
Las autoridades municipales entregan un monto anual a los comedores para que compren parte de los v¨ªveres que necesitan. Las socias habilitan un local en la comunidad, hacen las compras, preparan los alimentos y administran. ¡°Son dos cocineras por d¨ªa en este comedor fundado en 1986¡±, explica Luc¨ªa, la presidenta de la zona de los comedores populares.
En el mismo distrito, el peruano Ren¨¦ Cobe?as abri¨® un albergue para venezolanos en un local de su peque?a empresa, a pocos minutos del comedor Sarita Colonia. "Ahora somos casi 200, estamos hacinados", refiere uno de los alojados. ¡°Estamos desbordados por los n¨²meros. Ni nosotros ni el Estado los podemos atender. En Tumbes (norte de Per¨²) la mayor¨ªa llega tras varios d¨ªas sin comer y les damos atenci¨®n primaria¡±, dice el sacerdote jesuita Emilio Mart¨ªnez este jueves. El Servicio Jesuita de Solidaridad es la contraparte de ACNUR en tres ciudades de Per¨² para atender la oleada de migraci¨®n venezolana.
¡°Seg¨²n nuestras cifras, entre 2015 y 2017 se ha incrementado el ingreso de venezolanos en 1.328%. ACNUR se?ala que la respuesta m¨¢s positiva [de la poblaci¨®n] se ha dado en Per¨², pero ya empezamos a ver mensajes xen¨®fobos¡±, lamenta Mart¨ªnez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.