La odisea de las venezolanas para dar a luz en Brasil
Acorraladas por la situaci¨®n de colapso de los hospitales en el pa¨ªs que dirige Nicol¨¢s Maduro, las mujeres cruzan la frontera con Brasil para tener a sus hijos en el estado de Roraima
La escalada de la crisis en Venezuela impulsa un tipo particular y a¨²n m¨¢s dram¨¢tico de ¨¦xodo: el de las embarazadas. Acorraladas por la situaci¨®n de colapso de los hospitales en el pa¨ªs que dirige Nicol¨¢s Maduro, las mujeres cruzan la frontera con Brasil para tener a sus hijos en Roraima. El estado del norte, el menos poblado del pa¨ªs, registraba un promedio de 8.000 partos anuales. En 2017, tras el flujo de los venezolanos, dicha cifra alcanz¨® los 12.000, lo que supone un aumento del 50%.
Buena parte de la poblaci¨®n se muestra resentida por la precarizaci¨®n de los servicios p¨²blicos ¡ªque se est¨¢n viendo presionados por la demanda de los inmigrantes¡ª y por el aumento de la violencia. La tensi¨®n crece, con episodios incluso de xenofobia. A finales del mes pasado, un grupo de brasile?os lleg¨® a expulsar, haciendo uso de la violencia, a muchos venezolanos que viv¨ªan en Pacaraima, una ciudad de la frontera. Este clima se plasma, a su vez, en la campa?a electoral: la mayor¨ªa de sus habitantes votar¨¢ en las pr¨®ximas elecciones de octubre a candidatos que proponen la restricci¨®n de los inmigrantes. Cerca de 127.000 han entrado en Roraima entre el inicio de 2017 y junio de este a?o.
A sus 42 semanas de gestaci¨®n, la venezolana Ver¨®nica Gonz¨¢lez, de 17 a?os, caminaba, un s¨¢bado de agosto, por el aparcamiento de la maternidad de Boa Vista ¡ªla ¨²nica de todo el estado¡ª por recomendaci¨®n del m¨¦dico. "Me han pedido dos horas para decidir si inducir¨¢n mi parto, ya que mi embarazo est¨¢ muy avanzado", explica la joven al lado de su padre. A pesar de estar ansiosa por el nacimiento de Saymar, su primera hija, la adolescente finalmente respira aliviada. Los ¨²ltimos d¨ªas, Gonz¨¢lez inici¨® una carrera contra reloj para conseguir dar a luz en Brasil.
La falta de productos m¨¦dicos en los hospitales de Venezuela la oblig¨® a viajar m¨¢s de 26 horas en autob¨²s desde la capital, Caracas, hasta Pacaraima, ciudad de Roraima que hace frontera con el pa¨ªs vecino. Desde all¨ª, tras solicitar refugio en Brasil y tener que dormir una noche en la calle, sigui¨® rumbo a Boa Vista. "Si hubiera decidido tener a mi hija en Venezuela, tendr¨ªa que comprar todo lo necesario para el parto: gasas, toallas, medicamentos y hasta la bombilla de la sala del hospital. No es f¨¢cil encontrar esos art¨ªculos y, cuando los encuentras, son car¨ªsimos. Aqu¨ª ya sab¨ªa que todo ser¨ªa gratis", dice la venezolana, que ahora pretende vivir durante los pr¨®ximos meses con sus padres y sus hermanos en la capital de Roraima.
Las embarazadas venezolanas tambi¨¦n optan por cruzar la frontera para escapar de la alta mortalidad infantil del pa¨ªs vecino, que ya en 2016 aument¨® un 30,12% con respecto a 2015 ¡ªen n¨²meros brutos fueron 11.466 muertes de ni?os y ni?as de menos de un a?o¡ª, seg¨²n los datos oficiales m¨¢s recientes. "Aun a malas, podr¨ªa haber tenido a mi hija en Venezuela, pero ser¨ªa imposible mantenerla viva en esas condiciones sin los alimentos ni los medicamentos necesarios. Le he dicho a mi marido que me vendr¨ªa a Brasil aunque ¨¦l no quisiera", explica Ana Carina Aires, de 23 a?os, mientras amamanta a la peque?a Ricarlys, de tan solo dos meses, en un albergue para refugiados venezolanos en Boa Vista. Ella sali¨® de Valencia, en el norte de Venezuela, cuando estaba de siete meses. "Para llegar hasta aqu¨ª he tenido que vender lo ¨²nico que hab¨ªa conseguido ahorrar para mi hija: cuatro latas de leche en polvo", cuenta Ana, que comparte, junto con su marido, una casa en el albergue con otra pareja que tiene un beb¨¦ de diez meses.
Mientras las historias como las de Ver¨®nica y Ana son cada vez m¨¢s comunes, la maternidad Nossa Senhora de Nazar¨¦ ve c¨®mo el n¨²mero de embarazadas venezolanas crece exponencialmente y sobrecarga los servicios m¨¦dicos de este estado. "Hoy, de cada diez partos en la maternidad, cuatro son de venezolanas. Hemos sido el ¨²nico estado en Brasil en el que la natalidad ha aumentado, algo que est¨¢ totalmente relacionado con la llegada de tantas madres venezolanas que cruzan la frontera", afirma Daniela Souza, coordinadora de vigilancia en salud de Roraima. "Necesitamos un hospital de campa?a aqu¨ª en la capital para poder atender a todo el mundo", dice Souza, aludiendo al aumento de los partos.
"Hoy, de cada diez partos en la maternidad, cuatro son de venezolanas. Hemos sido el ¨²nico estado en Brasil en la natalidad ha aumentado"
Con la escalada de la crisis de Venezuela, algunas embarazadas que viven en ciudades cerca de la frontera tambi¨¦n acaban siendo derivadas en situaciones de emergencia a la maternidad de Roraima, lo que compromete a¨²n m¨¢s la capacidad del hospital. La venezolana Rosangela Hern¨¢ndez, de 30 a?os, vecina de Santa Elena de Uair¨¦n, casi en la frontera, fue trasladada a Boa Vista apresuradamente en ambulancia tras presentar fuertes dolores y una hemorragia cuando solo ten¨ªa cinco meses de gestaci¨®n. "En Santa Elena, que est¨¢ a m¨¢s de 200 kil¨®metros, me dijeron que lo m¨ªo era grave, pero que no ten¨ªan ning¨²n quir¨®fano preparado ni ninguna sala de cuidados intensivos. Estaba embarazada de gemelos y llegaron a decirme que los hab¨ªa perdido a los dos. Gracias a Dios, una de mis hijas sobrevivi¨®", cuenta la venezolana.
"Somos un estado fronterizo con Venezuela y Guyana, as¨ª que siempre atendemos a los extranjeros. Era algo normal. Saben que el derecho al SUS [sistema p¨²blico y universal de salud brasile?o] no se niega a ning¨²n ciudadano, por lo que ellos ya ten¨ªan acceso a nuestro sistema de salud. Lo que pasa es que hemos tenido un aumento impactante. Antes ya faltaban camas; ahora, la situaci¨®n est¨¢ mucho peor", explica la coordinadora de Roraima.
En la peque?a ciudad fronteriza de Pacaraima, de tan solo 12.000 habitantes, los servicios p¨²blicos est¨¢n a¨²n m¨¢s asfixiados. All¨ª, el n¨²mero de consultas m¨¦dicas a venezolanos ya supera las realizadas a brasile?os. "Actualmente, el 70% de los pacientes son venezolanos", explica Mayara Suzane, en el ¨²nico hospital local.
Desde que se qued¨® embarazada, cruzar la frontera de Pacaraima se ha convertido en una rutina para la venezolana Andrea Rodr¨ªguez, de 20 a?os. Vecina de Santa Elena, la joven ya no consigue encontrar medicamentos en su ciudad. Ahora, en su 36 semana de embarazo y a punto de dar a luz a Jes¨²s Andr¨¦, esta venezolana decidi¨® ir al Centro de Acogida administrado por el Ej¨¦rcito brasile?o en la ciudad para solicitar un permiso de permanencia temporal de 60 d¨ªas en el pa¨ªs. El plan de Rodr¨ªguez es viajar, durante los pr¨®ximos d¨ªas, a Boa Vista, para tener a su hijo en la maternidad de la capital. "Teniendo ¨¦l la nacionalidad, es m¨¢s f¨¢cil que yo consiga mis papeles en Brasil", conf¨ªa.
Problemas de nutrici¨®n y con el sarampi¨®n
La fuerte demanda de atenci¨®n m¨¦dica por parte de los venezolanos que cruzan al estado brasile?o de Roraima no se limita a la maternidad. Miles de venezolanos llegan con problemas graves de nutrici¨®n y con enfermedades como el sarampi¨®n (que lleg¨® a estar erradicado en el pa¨ªs) y malaria a los centros m¨¦dicos brasile?os. Antes de que se desatara la crisis migratoria, en 2014, Roraima atendi¨® a cerca de 700 personas. En 2017, ya con un fuerte flujo de venezolanos cruzando la frontera, esa cifra alcanz¨® los 50.000. Y ya han sido 45.000 los atendidos solo el primer trimestre de este a?o.
Seg¨²n la Secretar¨ªa de Salud del estado, muchos de esos inmigrantes acuden a los centros de salud en busca de los alimentos que el sistema sanitario ofrece y, al no tener a d¨®nde ir, por lo general no quieren que les den el alta en los hospitales. La coordinadora de vigilancia en salud del estado, Daniela Souza, destaca que actualmente hay m¨¢s de 5.000 casos de sarampi¨®n en Am¨¦rica del Sur, y la mayor¨ªa procede del virus del genotipo D8, el mismo que volvi¨® a circular en Venezuela desde 2017, lo que significa un claro retroceso en el continente.