Qu¨¦ hemos aprendido con el Brexit
El refer¨¦ndum marc¨® el arranque del populismo global. Detr¨¢s se esconde una dura batalla generacional
La decisi¨®n de abandonar la UE tras el refer¨¦ndum de 2016 trastoc¨® la imagen que Reino Unido ten¨ªa de s¨ª mismo y reverber¨® en todo el mundo. En Westminster exist¨ªa un amplio consenso sobre la importancia de que el mundo estuviera regido por un orden internacional liberal. En Europa, el ¡°consenso¡± permit¨ªa que los tecn¨®cratas de Bruselas persiguieran el objetivo com¨²n de profundizar los lazos y ampliar la UE sin que la poblaci¨®n tuviera ninguna capacidad de decisi¨®n, a pesar de que, seg¨²n las encuestas, eso provocaba cada vez m¨¢s rechazo.
Las viejas ?divisiones de clase entre izquierda y derecha se han desvanecido y ha surgido la lucha por los valores
En el plano interno, las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales generaban grandes discrepancias entre los grandes partidos brit¨¢nicos, y es evidente que los conservadores han estado muy divididos respecto a Europa desde la ¨¦poca de Thatcher. No obstante, en los a?os noventa, m¨¢s all¨¢ de los debates estrat¨¦gicos, parec¨ªa haber un amplio consenso sobre las reglas fundamentales del juego: la tolerancia, el respeto al debate en¨¦rgico y plural en Westminster y el apoyo a las normas democr¨¢ticas, la defensa de las libertades, la tolerancia social, el respeto a la diversidad, la protecci¨®n de los derechos de las minor¨ªas y el rechazo al autoritarismo y la xenofobia. Los grandes partidos acordaron poner en cuarentena al Partido Nacionalista Brit¨¢nico, al Frente Nacional y a otros partidos de la extrema derecha supremacista.
Ahora, tras el resultado del refer¨¦ndum sobre el Brexit y las vacilaciones posteriores, la fe inquebrantable en la tolerancia de la sociedad brit¨¢nica se ha visto sacudida. Las amargas divisiones en el seno de los grandes partidos y las violentas pol¨¦micas sobre el antisemitismo en el partido laborista y la islamofobia en el conservador han puesto en tela de juicio el consenso sobre los principios de la gobernanza democr¨¢tica, y han amenazado la estabilidad y unidad del pa¨ªs.
La decisi¨®n brit¨¢nica de divorciarse de la UE despu¨¦s de m¨¢s de 40 a?os y el papel hist¨®rico del partido UKIP en este proceso tienen que ver con la pol¨ªtica parlamentaria brit¨¢nica, en la que influyeron algunos hechos accidentales y los errores garrafales de pol¨ªticos espectacularmente ineptos y cortos de miras. Una vez convocada la consulta, varios factores contribuyen a explicar lo que afect¨® a la opini¨®n p¨²blica y motiv¨® el comportamiento de los votantes en 2016, as¨ª como los altibajos electorales del UKIP en las elecciones generales de 2015 y 2017. En el libro Brexit: Why Britain Voted to Leave the European Union (Brexit: por qu¨¦ Gran Breta?a vot¨® por abandonar la UE), Clarke, Goodwin y Whiteley se centran en el euroescepticismo alimentado por la inquietud que provocaba la gesti¨®n que hac¨ªa el Gobierno de la inmigraci¨®n y, en menor medida, de la econom¨ªa y del Servicio Nacional de Salud.
Pero es necesaria una explicaci¨®n m¨¢s general, que no se limite a la pol¨ªtica brit¨¢nica. Una perspectiva comparativa m¨¢s amplia permite pensar que el Brexit forma parte del populismo autoritario que barre hoy el planeta, desde Washington hasta Berl¨ªn y de Caracas a Manila.
Otros expertos han tratado de estudiar la aparici¨®n de una brecha profunda. Por ejemplo, Goodhart sostiene que Reino Unido est¨¢ dividido entre gente ¡°de cualquier parte¡± (profesionales con movilidad geogr¨¢fica, dispuestos a aceptar personas y experiencias nuevas) y personas ¡°de un sitio concreto¡± (con una identidad fuertemente arraigada en su localidad). Estos ¨²ltimos se desestabilizan con los cambios y, en especial, con la llegada de inmigrantes, las ciudades multi¨¦tnicas y una concepci¨®n del g¨¦nero m¨¢s fluida. Muchos hablan vagamente de la categor¨ªa econ¨®mica de los ¡°olvidados¡± para referirse a ese segmento perjudicado por la globalizaci¨®n.
Todas estas categor¨ªas reflejan algunas de las tensiones observadas en Reino Unido, y pueden aplicarse a otros lugares. Ah¨ª est¨¢ la divisi¨®n entre la Am¨¦rica profunda que vota a Trump y las ¨¦lites de las costas; o el apoyo a Macron en Par¨ªs frente a las bases de Le Pen en las Ardenas, Alsacia y Marsella. Pero estos contrastes no explican por qu¨¦ ha resucitado la divisi¨®n geogr¨¢fica cl¨¢sica entre el centro y la periferia; ni ayudan a entender por qu¨¦ algunos son cada vez m¨¢s reacios a aceptar los cambios sociales.
Las distinciones entre ¡°los de cualquier parte¡± y ¡°los de un sitio concreto¡±, o entre ¡°ganadores¡± en el libre mercado mundial y ¡°perdedores¡± apelan a conceptos difusos. Adem¨¢s, pueden resultar paternalistas, como si los olvidados fueran profundamente irracionales y su ¨²nico problema es que tienen que ponerse al d¨ªa con los cambios.
El ascenso del populismo tiene que ver con la reacci¨®n ante el lento avance del impulso progresista en el plano social
En el libro Cultural Back?lash (Contragolpe cultural) que he escrito junto a Ronald Inglehart, sostenemos que el apoyo a los partidos y l¨ªderes populistas y autoritarios en Europa y EE UU, y la encarnizada polarizaci¨®n del electorado por el Brexit son un reflejo de las llamadas guerras culturales, que abren un cisma entre j¨®venes y mayores en muchas sociedades occidentales.
El sondeo British Attitudes Survey demuestra que Reino Unido avanza hacia un mayor liberalismo en el plano social. En temas como el matrimonio homosexual, los derechos de los LGTBI, el aborto, la eutanasia, la pornograf¨ªa y el sexo antes del matrimonio, los sectores j¨®venes y la gente con estudios universitarios son mucho m¨¢s tolerantes que los mayores y los menos formados. Los millennials fueron mucho m¨¢s proclives al voto contrario al Brexit. Un estudio realizado entre los j¨®venes brit¨¢nicos despu¨¦s del refer¨¦ndum ¡ªcon grupos de discusi¨®n y un sondeo a gran escala¡ª concluy¨® que a muchos les preocupan las consecuencias negativas que el Brexit puede tener en las comunidades multi¨¦tnicas, y se mostraron inquietos por el aumento del racismo y el declive de la multiculturalidad. Tambi¨¦n estaban resentidos por el peso que los mayores tuvieron en la decisi¨®n del Brexit y c¨®mo este resultado limitaba sus oportunidades de vivir y trabajar en Europa.
La generaci¨®n de entreguerras apoy¨® el Brexit y al UKIP porque tiende a defender valores socialmente conservadores y autoritarios relacionados con el nacionalismo, el euroescepticismo y la inmigraci¨®n. La brecha generacional en Europa y EE UU gira en torno a esos temas.
En Reino Unido, a medida que las viejas divisiones de clase entre izquierda y derecha se han ido desvaneciendo, ha surgido una guerra cultural que divide dr¨¢sticamente a los votantes en torno a temas como la soberan¨ªa nacional frente a la cooperaci¨®n de la UE; el respeto a las familias tradicionales y el matrimonio heterosexual frente a la igualdad de g¨¦nero, el feminismo y la tolerancia hacia distintos estilos de vida; la importancia de proteger los puestos de trabajo en la industria frente a la protecci¨®n del medio ambiente, y las restricciones a la inmigraci¨®n y el cierre de fronteras a refugiados, inmigrantes y extranjeros.
A largo plazo, la revoluci¨®n silenciosa sigue empujando a las sociedades occidentales lentamente hacia una direcci¨®n cada vez m¨¢s progresista. Pero en el corto plazo, las generaciones m¨¢s mayores son muchos m¨¢s proclives a ir votar que las j¨®venes, y su reacci¨®n autoritaria contra los valores progresistas los ha convertido en una fuerza de gran peso pol¨ªtico.
El ascenso de los populismos autoritarios en las sociedades occidentales tiene que ver con la reacci¨®n ante ese avance a largo plazo del impulso progresista en el plano social y cultural. La revoluci¨®n silenciosa y el cambio de valores empez¨® a ser evidente entre los j¨®venes y los universitarios que se formaron en las sociedades posindustriales ricas en 1960 y 1970. Ese proceso de cambio de valores contin¨²a su evoluci¨®n, a trav¨¦s de largos procesos de transformaci¨®n demogr¨¢fica que cambian la composici¨®n de las sociedades. La proporci¨®n de grupos de m¨¢s edad, socialmente conservadores, que defienden los valores tradicionales en temas identitarios fundamentales como la religi¨®n, la familia y la patria, ha ido disminuyendo con el paso de los a?os, y en su lugar hay generaciones m¨¢s j¨®venes con opiniones socialmente m¨¢s liberales. La generaci¨®n de entreguerras y los nacidos en el baby boom han perdido su hegemon¨ªa y su influencia cultural, aunque sigan siendo votantes muy movilizados, por lo que sus preferencias tienen una representaci¨®n significativa en las instituciones.
En un momento dado, las sociedades llegan a un punto de inflexi¨®n y el grupo que defiende los valores tradicionales pasa a ser una nueva minor¨ªa. Esto creemos que desencadena un reflejo autoritario entre los m¨¢s mayores y con menos formaci¨®n, aquellos que muestran mayor resistencia a los cambios culturales y buscan a l¨ªderes fuertes que defienden valores conservadores. Culpan del cambio a las ¨¦lites liberales, es decir, a los pol¨ªticos de Westminster, los medios de comunicaci¨®n, los expertos acad¨¦micos, los eur¨®cratas y las clases dirigentes en general, as¨ª como a los inmigrantes.
Tras el refer¨¦ndum y las vacilaciones posteriores, la fe inquebrantable en la tolerancia de la sociedad brit¨¢nica se ha visto sacudida
Todo esto puede explicar las guerras culturales que ha suscitado el Brexit y sus desoladoras secuelas. La divisi¨®n entre el bando partidario de marcharse y el partidario de permanecer en la UE depende de esa brecha cultural entre valores autoritarios y liberales, sobre todo en sitios donde el Brexit cuenta con el apoyo de las personas mayores que se sienten amenazadas por la velocidad de los cambios.
La amenaza a los valores conservadores seguramente caus¨® entre esos grupos un reflejo autoritario que puso de relieve la importancia de mantener la seguridad colectiva mediante un acatamiento estricto de las normas de la tribu: un frente unido contra los de fuera, leal a los l¨ªderes.
La ret¨®rica populista consolida ese ¡°nosotros¡± mediante llamamientos a dar ¡°el poder al pueblo¡± y denigra la autoridad de los pol¨ªticos de Westminster y de los eur¨®cratas y las instituciones europeas. Ya sea por puro oportunismo, por su ambici¨®n pol¨ªtica (?el caso de Boris Johnson?) o porque comparten esos valores (?Trump?), o ambas cosas a la vez, los l¨ªderes populistas han impulsado y reforzado ese enfrentamiento y tensi¨®n frente a los cambios culturales y sociales que hacen que los mayores, con moral conservadora, se sientan amenazados. Nuestra conclusi¨®n sobre la contrarreacci¨®n cultural es que es reflejo del cisma que se ha abierto en la pol¨ªtica de partidos y entre el electorado.
La encuesta realizada por YouGov para el British Election Study (BES) entre 31.196 ciudadanos brit¨¢nicos ¡ªrealizada en 13 tandas desde febrero de 2014 hasta despu¨¦s de las elecciones de junio de 2017¡ª ofrece datos muy claros, coherentes con otros muchos sondeos, que ratifican este desfase generacional observado en el refer¨¦ndum de 2016 y en las elecciones generales posteriores. La salida de la UE cont¨® aproximadamente con el doble de votos favorables en la generaci¨®n de entreguerras que entre los millennials.
?Qu¨¦ explicaci¨®n tiene esto? Nuestra hip¨®tesis es que a los millennials y a la generaci¨®n X les desagradaba el bando partidario de marcharse y los llamamientos del UKIP al nacionalismo y al conservadurismo social. Se sent¨ªan m¨¢s pr¨®ximos a otros partidos; ten¨ªan una visi¨®n cosmopolita del lugar que ocupaba Reino Unido en la UE, y eran partidarios de pol¨ªticas m¨¢s progresistas. El manifiesto del partido laborista apoyaba la igualdad LGTBI, los derechos de la mujer, la lucha contra el racismo, la protecci¨®n de los animales, la rebaja de sufragio a los 16 a?os, las ayudas al desarrollo internacional y la construcci¨®n de entornos sostenibles.
En el BES los valores autoritarios fueron medidos utilizando una escala normalizada de 100 puntos, a partir de las siguientes frases con las que hab¨ªa que estar de acuerdo o en desacuerdo: ¡°(1) los j¨®venes actuales no tienen suficiente respeto a los valores brit¨¢nicos tradicionales; (2) la gente que infringe la ley debe recibir condenas m¨¢s duras; (3) para algunos cr¨ªmenes, lo m¨¢s apropiado es la pena de muerte; (4) los colegios deber¨ªan ense?ar a respetar la autoridad; (5) la ley debe obedecerse siempre, incluso aunque una norma concreta sea injusta; (6) la censura de pel¨ªculas y revistas es necesaria para defender las normas morales¡±.
El BES med¨ªa tambi¨¦n el populismo, con el mismo sistema de una escala normalizada de 100 puntos a partir de las siguientes frases: ¡°(1) los pol¨ªticos en el Parlamento deben obedecer la voluntad del pueblo; (2) el pueblo es el que debe tomar las decisiones pol¨ªticas m¨¢s importantes, no los pol¨ªticos; (3) prefiero que me represente un ciudadano que un pol¨ªtico profesional; (4) los cargos electos hablan demasiado y hacen demasiado poco; (5) lo que llaman compromisos en pol¨ªtica no significan, en realidad, nada m¨¢s que renunciar a los principios¡±.
Para reducir el peligro de que los resultados estuvieran condicionados por el voto en las elecciones, las consultas sobre valores autoritarios fueron realizadas meses antes de que la gente acudiera a las urnas, y las preguntas estaban pensadas para calibrar de una forma m¨¢s general el valor que se daba a la conformidad social y la obediencia a la autoridad. No hab¨ªa preguntas directas sobre cuestiones pol¨ªticas como el euroescepticismo, ni sobre los inmigrantes.
La encarnizada polarizaci¨®n del electorado por el Brexit son un reflejo de las llamadas guerras culturales, que enfrentan a j¨®venes y mayores
Despu¨¦s de evaluar las variables socioecon¨®micas y demogr¨¢ficas, los resultados demuestran que el apoyo a los valores autoritarios permit¨ªa predecir con gran exactitud el voto a favor del Brexit. Entre los m¨¢s autoritarios (figura 2), con 80 puntos o m¨¢s en una escala de 100, el 8% vot¨® a favor de salir de la UE. En cambio, solo apoy¨® el Brexit el 1% entre los menos autoritarios (con menos de 20 puntos). La diferencia es sustancial. Y se observan discrepancias similares entre quienes m¨¢s puntos y menos puntos hab¨ªan obtenido en la escala del populismo.
Los datos indican que la brecha generacional en temas culturales y sociales ¡ªcomplejos aspectos de identidad como la oposici¨®n entre populismo y pluralismo, nacionalismo y cosmopolitismo, religiosidad y valores laicos, seguridad contra los extranjeros y pluralismo integrador¡ª dividen profundamente al electorado en muchas sociedades occidentales actuales, y a las diversas facciones de los grandes partidos de centro-izquierda y centro-derecha.
El voto del Brexit moviliz¨® a los mayores apelando a la identidad nacional y logr¨® una mayor¨ªa muy ajustada partidaria de separarse de la UE. La generaci¨®n X y los millennials eran m¨¢s europe¨ªstas, pero menos proclives ir a votar. Si hoy se celebrara un segundo refer¨¦ndum, seguramente, salvar esa diferencia en la participaci¨®n influir¨ªa de manera crucial.
Pippa Norris es catedr¨¢tica en el Kennedy School de la Universidad de Harvard y directora y fundadora del Electoral Integrity Project. Este art¨ªculo est¨¢ adaptado de un extracto de su libro, escrito junto Ronald Inglehart, Cultural Backlash: Trump, Brexit and Authoritarian Populism (2018).
Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.