?Una nueva guerrilla o bandolerizaci¨®n?
Todav¨ªa hay una ventana de oportunidad para parar la reincidencia de exguerrilleros y atraer a aquellos que se sienten traicionados
M¨¢s de 1.300 exguerrilleros de las antiguas FARC han reincidido, se agrupan en 22 estructuras post-FARC, operan en 54 municipios del pa¨ªs y desde hace poco m¨¢s de un mes varios mandos medios han desertado del proceso de paz. La inseguridad jur¨ªdica y el fracaso de la pol¨ªtica de reincorporaci¨®n socioecon¨®mica son la explicaci¨®n. La pregunta es cu¨¢l es el futuro de estos grupos y en general de los reincidentes. La respuesta no es sencilla, pero a la luz de la historia del pa¨ªs hay dos opciones: o se forma una nueva guerrilla o estos grupos entrar¨¢n en un proceso de bandolerizaci¨®n.
Las posibilidades de una nueva guerrilla dependen de tres cosas. Por un lado, la cantidad de mandos medios y altos que se vayan a estos grupos post-FARC. Si uno o dos mandos altos y al menos 20 mandos medios se unen a estos grupos las posibilidades de expansi¨®n y consolidaci¨®n de mandos militares y pol¨ªticos posibilitar¨¢n la estructuraci¨®n de un grupo jer¨¢rquico.
Un segundo factor que potenciar¨ªa las posibilidades de una nueva guerrilla es la capacidad de articulaci¨®n de estos 22 grupos. De ellos, alrededor de nueve ya se han agrupado bajo el liderazgo de Gentil Duarte, los dem¨¢s apenas si mantienen una comunicaci¨®n. De tal forma que de ampliarse la alianza las posibilidades de una nueva guerrilla aumenta. El tercer factor es la durabilidad de los mandos dentro de la nueva organizaci¨®n armada. Es decir, si los mandos son capturados o dados de baja en 12 o 18 meses es muy dif¨ªcil que la nueva organizaci¨®n cree cuadros de reemplazo. Hoy uno de los grandes problemas de la disidencia del sur oriente del pa¨ªs es que aunque tiene capacidad de reclutamiento, no ha podido crecer por ausencia de mandos.
La otra opci¨®n es un proceso de bandolerizaci¨®n. Situaci¨®n que Colombia ya ha vivido en varias ocasiones. Tal vez, uno de los periodos m¨¢s recordados se dio en la llamada ¡°¨¦poca de la violencia¡±, de 1948 hasta 1957. La bandolerizaci¨®n prolong¨® una violencia degradada hasta finales de la d¨¦cada de los a?os sesenta del siglo XX.
Luego de la guerra entre liberales y conservadores, naci¨® una serie de peque?as estructuras criminales, las cuales estaban al mando de l¨ªderes de quienes se tejieron historias fant¨¢sticas y se convirtieron en mitos populares. Hay varios ejemplos: Te¨®filo Rojas Var¨®n, o Chispas, ingres¨® a las guerrillas liberales a los 12 a?os luego de ver morir a sus familiares en aquella violencia degradada que azot¨® a Colombia. Fue amnistiado, pero la animadversi¨®n de la clase pol¨ªtica tradicional y una poblaci¨®n llena de odio y sin capacidad de reconciliarse hicieron que los excombatientes comenzar¨¢n a caer en una violencia selectiva sin muchos precedentes. Igual ocurri¨® con Efra¨ªn Gonz¨¢lez, ¨¦l ven¨ªa de las toldas conservadoras. Cuenta la historia, que a veces con grados altos de ficci¨®n muestra la sagacidad de un hombre que se crio en la guerra, que se necesitaron m¨¢s de mil militares, un tanque de guerra y morteros para asesinarlo. Durante nueve horas resisti¨® una operaci¨®n en Bogot¨¢ y casi, como en otras ocasiones, logra huir. Al final cay¨® y sus historias se cuentan a¨²n all¨ª donde hay una persona mayor de 60 a?os.
La bandolerizaci¨®n es un proceso de degradaci¨®n relativamente normal en situaciones de posconflicto. A medida que van cayendo los mandos reincidentes, las estructuras quedan sin ninguna gu¨ªa pol¨ªtica e ideol¨®gica y comienza la degradaci¨®n. El fin de semana se supo que el reincidente al¨ªas Guacho, que lideraba el frente Oliver Sinisterra, fue herido gravemente luego de una operaci¨®n de la Fuerza P¨²blica colombiana. Tambi¨¦n hace ocho d¨ªas muri¨® en una operaci¨®n al¨ªas David, quien comandaba el grupo Guerrillas Unidas del Pac¨ªfico. Ahora sus estructuras est¨¢n sin una cabeza visible y m¨¢s all¨¢ de quien los reemplace, lejos est¨¢n estos grupos de ser una nueva guerrilla.
En todo caso, todav¨ªa la tendencia en Colombia no es clara, hay a¨²n una ventana de oportunidad para parar la reincidencia y atraer a aquellos que se sienten traicionados en el marco de la implementaci¨®n del acuerdo de paz. Esa ventana, m¨¢ximo, durar¨¢ hasta el mes de diciembre. Pero como siempre todo esto depender¨¢ de la clase pol¨ªtica tradicional y de que la poblaci¨®n Colombia no se les vaya encima a los excombatientes. Esperemos que no se repita la historia.
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