La fragilidad de la vida en Ecatepec

Una mujer enciende una vela en un altar improvisado con cruces y carteles en los que se puede leer "Ni Una M¨¢s" en medio de una avenida en Jardines de Morelos, en la localidad de Ecatepec (al noreste de Ciudad de M¨¦xico). Un homenaje que han montado los familiares de j¨®venes desaparecidas despu¨¦s de la detenci¨®n del pasado jueves del matrimonio feminicida investigado por el asesinato de al menos 21 mujeres. La imagen se pierde entre precarias tiendas callejeras donde se compra y vende cualquier tipo de chatarra usada, desde piezas de coches hasta juguetes para ni?os. La gente se pasea por el mercadillo y, mientras compra, mira con indiferencia a aquella mujer en el memorial.

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¡°Les da igual porque ac¨¢ estamos acostumbrados a que cada tanto salga alg¨²n caso as¨ª¡±, dice un residente que pasa por el lugar. La violencia, en este municipio letal para las mujeres, a solo 25 kil¨®metros de la capital del pa¨ªs, parece haberse llevado la sensibilidad de su gente, habituados a vivir en una ciudad dormitorio donde se cometen los cr¨ªmenes m¨¢s brutales. El arresto de Juan Carlos Hern¨¢ndez (33 a?os), conocido como el Monstruo de Ecatepec, puso a esta localidad, la m¨¢s poblada del Estado de M¨¦xico, con un mill¨®n y medio de habitantes, en el punto de mira internacional por la atrocidad de los hechos: el presunto asesinato de al menos 20 j¨®venes a manos de una pareja, que fueron despedazadas, y cuyos restos fueron arrojados a la basura, enterrados, congelados, incluso puestos a la venta.

Mientras la Fiscal¨ªa intenta esclarecer a qui¨¦nes pertenecen los restos humanos encontrados en las viviendas de los dos acusados, el alto n¨²mero de casos de desapariciones sin resolver asedia a la localidad. Las autoridades perfilaron a los detenidos como un hombre con trastornos psic¨®ticos y una mujer con discapacidad mental, pero el caso no resulta algo aislado en una ciudad donde las agresiones contra las mujeres suceden cada d¨ªa.

Las que peor lo pasan son ellas. Tan solo entre enero y abril de este a?o desaparecieron 17 mujeres en este municipio, seg¨²n los datos del Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas. Mientras que otras 65 lo hicieron en 2017 y, en la mayor¨ªa de los casos, se trataba de menores de edad. Esta localidad, junto a Toluca (la capital del Estado), encabeza las peores cifras de toda la entidad, donde hay m¨¢s de 2.000 mujeres en paradero desconocido, seg¨²n el diagn¨®stico realizado este a?o por varias ONG dedicadas al tema.

En Ecatepec, los derechos humanos m¨¢s b¨¢sicos escasean y la pobreza extrema abunda. Algunas de sus precarias casas, embestidas por el abandono, no cuentan ni siquiera con los servicios b¨¢sicos de gas, luz o cloacas. En las calles, la iluminaci¨®n tambi¨¦n escasea. M¨¢s del 90% de su poblaci¨®n admiti¨® sentirse insegura, seg¨²n la Encuesta Nacional de Seguridad P¨²blica Urbana 2018. ¡°Un d¨ªa est¨¢s, y al siguiente desapareces. As¨ª como si nada¡±, dice una vecina del barrio donde viv¨ªan los acusados y donde est¨¢ el predio abandonado en el que la Polic¨ªa encontr¨® restos humanos. A pesar de los recientes sucesos, no hay vigilancia policial en la zona.

¡°La desaparici¨®n es solo la antesala a muchos otros cr¨ªmenes como el feminicidio o la trata de mujeres¡±, asegura Alex Guzm¨¢n Sanguino, de IDHEAS Litigio Estrat¨¦gico en Derechos Humanos, entidad que asesora jur¨ªdicamente a familiares de desaparecidos en el Estado de M¨¦xico. En 2015 las autoridades decretaron la alerta por violencia de g¨¦nero, pero, seg¨²n denuncian las organizaciones, no ha sido suficiente. La medida no ha logrado detener una oleada de violencia que en 2014 ya hab¨ªa superado a la ¨¦poca m¨¢s oscura de Ciudad Ju¨¢rez.

¡°Es triste porque nos da para pensar de qu¨¦ manera est¨¢n tratando a las mujeres en esos contextos de la periferia. Las asesinan, las tiran a la calle, a los barrancos, a la basura, las descuartizan y las meten en bolsas. Son cuerpos sin rostro, sin voz¡±, dice Manuel Amador, profesor del colegio secundario General Francisco Villa 128 de Ecatepec, ubicado en una de las colonias m¨¢s peligrosas del municipio. Este docente asegura que el machismo tambi¨¦n se ha naturalizado entre sus alumnos. ¡°A los j¨®venes en estos lugares se les educa con la idea de que no merecen nada o que merecen muy poco. Podemos entender las relaciones de g¨¦nero a partir de esto. Las mujeres no son due?as de s¨ª mismas, ni de sus cuerpos ni de sus libertades¡±, admite.

El miedo ha calado en la ciudad y la detenci¨®n del matrimonio ha incrementado el temor de lo que significa vivir en ese lugar. ¡°Terror. Terror es lo que siento cada vez que mis hijas salen de casa. Pasan muchas cosas aqu¨ª, ya no se puede andar tranquila¡±, reconoce otra residente de la zona, madre de tres adolescentes. La inseguridad se combina con la falta de justicia, que resulta abrumadora en todo el pa¨ªs, donde menos del 10% de los delitos se denuncian. Pero el Estado de M¨¦xico es el que peor lo lleva. Tiene el ¨ªndice m¨¢s alto de impunidad de todo M¨¦xico (80 puntos), m¨¢s de 10 puntos por encima del promedio nacional (69 puntos), y solo el 0,6% de las investigaciones judiciales acaban con sentencia, seg¨²n el ?ndice Global de Impunidad en M¨¦xico 2018.

Monse, vecina de Ecatepec, asegura que el fin de semana anterior al arresto los acusados la invitaron a tomar una cerveza a su casa. ¡°Acababa de fallecer mi pap¨¢, por eso les dije que no. Si hubiese aceptado, iba a ver lo que ten¨ªan ah¨ª y no me iban a dejar salir¡±, cuenta. Sin embargo, no se sinti¨® aliviada al conocer la noticia de la detenci¨®n. ¡°Ahora salgo a la calle y me da miedo, porque a lo mejor ten¨ªan a alguien detr¨¢s de ellos. No me parece que hayan hecho todo esto solos¡±, sospecha.

A la inacci¨®n de los gobernantes, los residentes han respondido organiz¨¢ndose. ¡°Si vemos que pasa algo raro, intentamos avisarnos entre nosotros por WhatsApp o Facebook. O si vemos a una chica caminando sola por la calle, tambi¨¦n, para intentar cuidarla y que nadie se la lleve¡±, manifiesta una vecina que se ha acercado al terreno donde encontraron los restos, ahora cercado por la polic¨ªa. Como ella, algunas otras pocas personas se acercan hasta el lugar a dejar alguna vela o simplemente a observar. Ninguno se queda m¨¢s de unos pocos segundos. Les corre prisa por llegar a casa, y dejar atr¨¢s las peligrosas calles de Ecatepec. Por lo menos hasta que haya que volver a salir.