?Ideolog¨ªa o pragmatismo? La encrucijada en el sector energ¨¦tico

Marcha atr¨¢s a la reforma energ¨¦tica es la se?al que el presidente electo, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, ha enviado al nombrar a f¨¦rreos opositores a ¨¦sta en su futuro gobierno. Las pol¨ªticas anunciadas atienden promesas de campa?a que sirvieron para avivar el fuego contra el candidato oficial o evocan legajos de anta?o. La carga ideol¨®gica niega un balance imparcial del nuevo marco jur¨ªdico; la ausencia de an¨¢lisis met¨®dico impide a sus detractores reconocer que el modelo energ¨¦tico vigente genera condiciones propicias a la transformaci¨®n que anhelan.

As¨ª, se propone construir refiner¨ªas y centrales hidroel¨¦ctricas. El precio de la gasolina se afirma como term¨®metro de ¨¦xito. Se retorna a una visi¨®n en la que ¡°Pemex lo puede todo¡±, poniendo en entredicho la continuidad de las rondas petroleras del Estado, privilegiando los procesos impulsados por la empresa nacional. Se desde?a lo apremiante para la seguridad energ¨¦tica: incrementar la producci¨®n dom¨¦stica de gas natural, modernizar las l¨ªneas de transmisi¨®n y distribuci¨®n, promover el desarrollo de infraestructura de transporte y almacenamiento que garantice el suministro y reduzca en t¨¦rminos reales los costos de los energ¨¦ticos.

Para garantizar la seguridad energ¨¦tica, generar empleos y propiciar el bienestar social, es imprescindible contar con un diagn¨®stico imparcial y conocer a fondo el modelo actual. Dados los tiempos de maduraci¨®n de los proyectos energ¨¦ticos, de mantenerse el curso actual, la nueva administraci¨®n recibir¨ªa los beneficios de los m¨¢s de 15.000 millones de d¨®lares invertidos hasta ahora.

En efecto, la reforma constitucional de 2013 salvaguarda la especificidad mexicana: la exploraci¨®n y extracci¨®n de hidrocarburos se mantienen como ¨¢reas estrat¨¦gicas del Estado, as¨ª como la transmisi¨®n y distribuci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica, la planeaci¨®n y operaci¨®n del sistema el¨¦ctrico nacional (Art¨ªculo 28 Constitucional). En este modelo, la rector¨ªa del Estado es medular; la transparencia, elemento intr¨ªnseco; y, la sostenibilidad econ¨®mica, social y ambiental ejes de cambio.

Las bases est¨¢n dadas para transformar al sector energ¨¦tico con visi¨®n nacionalista y profundo sentido social. M¨¢s que un pa¨ªs petrolero, M¨¦xico es un pa¨ªs consumidor rico en hidrocarburos y energ¨ªas renovables. Es tambi¨¦n un pa¨ªs altamente vulnerable al cambio clim¨¢tico, en el que los m¨¢s afectados por la devastaci¨®n de los huracanes, sequ¨ªas e inundaciones son los m¨¢s pobres. La pol¨ªtica energ¨¦tica debe pensarse pues tomando en cuenta la seguridad energ¨¦tica, la pobreza energ¨¦tica, el combate al cambio clim¨¢tico y la competitividad econ¨®mica.

As¨ª, por ejemplo, el gran reto de disminuir la dependencia de Estados Unidos no est¨¢ en las importaciones de gasolinas sino en el gas natural, ya que se importa cerca del 80% del consumo nacional. La crisis de desabasto de 2011-2012 se atac¨® ampliando la red de gasoductos en m¨¢s de 7.000 kil¨®metros, lo que permiti¨® tener acceso a la oferta m¨¢s competitiva del mundo. M¨¦xico cuenta con una breve ventana de oportunidad para aprovechar ese gas barato sin correr el riesgo de un estrangulamiento por cuestiones pol¨ªticas. A partir de 2024, Estados Unidos tendr¨¢ infraestructura suficiente para exportar su gas a otras latitudes. Por ello, es urgente producir gas natural en M¨¦xico. Los recursos est¨¢n identificados. Se requieren decisiones fiscales para detonar la producci¨®n nacional y establecerle obligaciones de cumplimiento a Pemex. Tambi¨¦n, es necesario debatir sobre la conveniencia de desarrollar los recursos no convencionales, toda vez que los impactos ambientales y sociales no han sido debidamente dimensionados. Lo cierto es que M¨¦xico cuenta a¨²n con recursos convencionales que debe aprovechar, antes de adentrarse en caminos inciertos.

Existe tambi¨¦n desabasto de etano, insumo esencial para la industria qu¨ªmica, que es costoso y riesgoso de importar. Pemex tiene compromisos de suministro que debe suplir so pena de pagar altas penalidades. Urge producir gas h¨²medo, lo que permitir¨ªa desarrollar la industria petroqu¨ªmica nacional, d¨¢ndole valor agregado al petr¨®leo mexicano, y generar empleos de calidad. Este ser¨ªa un proyecto m¨¢s provechoso que la refiner¨ªa propuesta en Dos Bocas.

Urge tambi¨¦n incrementar la productividad de las refiner¨ªas existentes que est¨¢ por debajo de 60%, atender los complejos problemas de log¨ªstica, incluyendo el desalojo del combust¨®leo. En cambio, resulta desafortunado construir refiner¨ªas: la inversi¨®n es cuantiosa, el monto estimado ha pasado de 6 a 8.4 mil millones de d¨®lares, y puede ser mayor. El tiempo de construcci¨®n esperado es de tres a?os, similar al r¨¦cord alcanzado por la empresa india Reliance, sin contar los estudios de factibilidad y el periodo de pruebas para entrar en operaci¨®n. El sexenio se puede ir en la construcci¨®n de lo que tres lustros ser¨ªa un elefante blanco, dado que el mundo se mueve en forma acelerada a la electrificaci¨®n del transporte, am¨¦n del excedente de gasolinas en el mercado internacional.

M¨¦xico, pa¨ªs que ha asumido un liderazgo en los acuerdos internacionales en materia de transici¨®n energ¨¦tica y combate al cambio clim¨¢tico, dejar¨ªa de serlo. Justo cuando el planeta ha alcanzado 405 partes por mill¨®n de di¨®xido de carbono equivalente en la atm¨®sfera ¡ªcercano al fat¨ªdico 450 que llevar¨ªa al incremento de dos grados de la temperatura promedio de la tierra¡ª se plantea una refiner¨ªa, que procesar¨ªa crudo amargo y pesado, generando harto combust¨®leo a ser quemado en las termoel¨¦ctricas de CFE. Con ello, se incrementar¨ªan las emisiones y la tarifa el¨¦ctrica. Pemex, adem¨¢s, tendr¨ªa que importar petr¨®leo ligero para mejorar la calidad de la mezcla a refinar. Reci¨¦n, se ha anunciado la importaci¨®n de 350 mil barriles para la refiner¨ªa de Salina Cruz, las importaciones tender¨ªan a aumentar en tanto no haya producci¨®n dom¨¦stica de crudo ligero.

La soberan¨ªa nacional no reside en producir gasolinas. Un legado de la administraci¨®n saliente es haber eliminado el cuantioso subsidio regresivo a que alcanz¨® 220 mil millones de pesos en 2012, y beneficiaba principalmente a los dos deciles m¨¢s altos de la poblaci¨®n. Resulta parad¨®jico que un gobierno de izquierda mantenga el debate en torno al precio del combustible: el costo pol¨ªtico de acercarse al precio real ya se pag¨®.

?Qu¨¦ hacer? La seguridad energ¨¦tica pasa hoy por el aprovechamiento del enorme potencial de energ¨ªas limpias. Las subastas el¨¦ctricas de largo plazo han arrojado precios de lo m¨¢s competitivos a nivel mundial en energ¨ªas e¨®licas y solar. Invertir en geotermia permitir¨ªa asegurar generaci¨®n base y limpia. Construir hidroel¨¦ctricas, en cambio, conlleva impactos sociales y ambientales. En este sexenio, se intent¨® erigir tres hidroel¨¦ctricas las cuales fueron frenadas por las comunidades que se opusieron a inundar su cementerio, a desplazar sitios sagrados o a afectar patrimonio ambiental. Esa variable no va a desaparecer.

Al anteponer ideolog¨ªa a la realidad, la administraci¨®n entrante parece desconocer el legado m¨¢s valioso que recibe en materia energ¨¦tica: el nuevo paradigma social. Desde la Constituci¨®n se establecen obligaciones para asegurar que lleguen a las comunidades beneficios concretos, que se abata la pobreza energ¨¦tica y se generen empleos de calidad. As¨ª, por ejemplo, el modelo actual dispone que los propietarios de las tierras reciban un porcentaje de la utilidad final de los contratos petroleros, que se definan subsidios focalizados para la electricidad y el gas L.P., que el Fondo de Servicio Universal financie la electrificaci¨®n de las comunidades m¨¢s aisladas y vulnerables, lo que ha permitido llegar a una cobertura del 99%. Asimismo, se hace obligatorio de facto realizar la consulta ind¨ªgena para todos los proyectos energ¨¦ticos, se sientan las bases para desarrollar las cadenas de valor de la industria energ¨¦tica, lo que permitir¨ªa detonar la generaci¨®n de empleo para las peque?as y medianas industrias.

Cosechar los frutos de la reforma energ¨¦tica requiere de continuidad y dejar de abordar el tema desde la dicotom¨ªa Estado vs. Privado. El error del gobierno saliente fue destacar los compromisos de inversi¨®n extranjera, cuando en realidad la riqueza de la reforma energ¨¦tica reside en que el Estado mantiene la rector¨ªa, y en que la sostenibilidad social, ambiental y financiera, la transparencia y la competencia constituyen principios rectores de la actividad del sector. Dar marcha atr¨¢s, llevar¨¢ a una crisis de seguridad energ¨¦tica, pues el gobierno solo no cuenta con los recursos financieros necesarios para que Pemex y CFE realicen todas las actividades. Lo peor ser¨¢ condenar a la sociedad, particularmente a los m¨¢s vulnerables, a no percibir los beneficios que estar¨ªan por venir en los pr¨®ximos a?os. El costo pol¨ªtico ser¨ªa alto.

Lourdes Melgar es?investigadora afiliada al MIT e investigadora no residente del Baker Institute. Fue Subsecretaria de Hidrocarburos (2014-2016) y Subsecretaria de Electricidad (2012-2014) de M¨¦xico.