La derecha latinoamericana ante Bolsonaro
Pi?era, Macri y Duque no se han casado ni se han distanciado del autoritario presidente electo de Brasil
Jair Bolsonaro ha prometido que acabar¨¢ con sus oponentes pol¨ªticos de una manera o de otra. Ha incluido en su campa?a (y en toda su dilatada carrera, la verdad) alabanzas a la pasada dictadura militar y al uso de la tortura. Al mismo tiempo, ha defendido los postulados del conservadurismo social y del liberalismo econ¨®mico. Bolsonaro es, al mismo tiempo, un pol¨ªtico reaccionario y un l¨ªder autoritario. Latinoam¨¦rica conoce tan bien los autoritarismos de izquierda como los de derecha. Y cada vez que uno ha alcanzado el poder, sus compa?eros de bando se han visto ante el dilema de escoger entre ideolog¨ªa y democracia.
Algunos lo han llamado ¡°la tentaci¨®n Pinochet¡±: defender a un nuevo jefe del ejecutivo solo por sus propuestas ideol¨®gicas, sin tener en cuenta sus actitudes respecto a la oposici¨®n y su respeto (o falta del mismo) por las instituciones. En los tiempos actuales, tal vez ¡°la tentaci¨®n Maduro¡± le parezca m¨¢s apropiado a otros. Pero, en esencia, representan el mismo tipo de elecci¨®n. Solo que lo que antes le toc¨® a la izquierda continental con el r¨¦gimen chavista, ahora le tocar¨¢ a la derecha con la presidencia de Bolsonaro.
Sebasti¨¢n Pi?era, presidente chileno, aventur¨® hace un par de semanas un elogio t¨ªmido pero n¨ªtido a Bolsonaro. Fue en un foro organizado por este mismo diario: ¡°lo que yo he visto en materia de c¨®mo va a enfrentar el tema del desarrollo de Brasil¡±, dijo, ¡°creo que apunta en la direcci¨®n correcta¡±. Mauricio Macri, jefe del ejecutivo argentino, no se posicion¨®, pero hablaba esta semana de la promesa de ¡°una muy buena relaci¨®n¡± bajo el nuevo mandatario brasile?o. Iv¨¢n Duque se ha guardado de emitir ning¨²n tipo de declaraci¨®n sobre Bolsonaro m¨¢s all¨¢ de las f¨®rmulas habituales.
En cualquier caso, y a pesar de las diferencias de matiz hasta ahora, ninguno de los tres grandes l¨ªderes electos de la derecha democr¨¢tica latinoamericana se ha casado (ni se ha distanciado) de Bolsonaro. De una manera o de otra, el conservadurismo tradicional en la regi¨®n mantiene sus opciones abiertas. Eso, y no un compromiso previo, es probablemente lo m¨¢s cauto ante la imprevisibilidad de la situaci¨®n en Brasil. Pocas veces tiene lugar una deriva autoritaria extrema planificada por parte de un l¨ªder democr¨¢ticamente electo. Los autogolpes son raros. Pero no son inexistentes. La regi¨®n los conoce demasiado bien: Ch¨¢vez-Maduro, Ortega, Fujimori son nombres que acuden raudos a la mente, sin distinci¨®n ideol¨®gica. As¨ª que lo razonable ante la victoria de alguien como Bolsonaro, con una ret¨®rica violentamente autoritaria, ser¨ªa mantenerse al margen. O, al menos, a tanta distancia como permita la cortes¨ªa diplom¨¢tica.
En Europa ya se ha comprobado que la nueva extrema derecha se ha beneficiado en no poca medida del centro y de la derecha comedida para sobrevivir. Polonia y Hungr¨ªa, pa¨ªses cuyos gobiernos est¨¢n ocupados por reaccionarios, han permanecido a?os en una c¨®moda posici¨®n de poder hasta que se han enfrentado, solo recientemente, a la censura por parte de sus copartidarios moderados. Demasiado tarde, probablemente: los conservadores europeos no son capaces hoy de coordinar una acci¨®n contra sus elementos m¨¢s radicales.
Incluso si existe voluntad pol¨ªtica de defender los est¨¢ndares democr¨¢ticos y pluralistas, demasiadas veces se plantea esta elecci¨®n como una de idealismo contra realpolitik. Ir contra vecinos es mala idea, reza el adagio, aunque sea lo justo. Precisamente porque es necesario convivir con ellos, coordinar posturas, acciones, redistribuir recursos que traspasan las fronteras. No es solo que sean de nuestro lado, sino que como est¨¢n a nuestro lado, es mejor estar a buenas. Esta posici¨®n, que puede tener sentido a corto plazo, suele ignorar que en el largo plazo un r¨¦gimen nacionalista (y todo autoritarismo deriva hacia el nacionalismo) no servir¨¢ a otro inter¨¦s que al propio. Normalmente, la frontera acaba por servir como argumento para consolidar el poder interno una vez la ola populista ha decrecido, y solo queda a la luz el deterioro institucional. Entonces, lo que ayer fue realpolitik se demuestra ingenuo hoy.
Estos son, pues, los elementos de juicio para la derecha moderada latinoamericana. Se resumen todos ellos en una pregunta: ?vale la pena arriesgar el apoyo a un nacionalismo autoritario en el pa¨ªs m¨¢s grande del continente a cambio de un posible, aunque seguramente inestable, aliado ideol¨®gico? M¨¢s temprano que tarde, Pi?era, Macri, Duque y el resto tendr¨¢n que responder.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.