Cuando el hermano mayor se vuelve loco
El triunfo de Bolsonaro ha dejado perpleja a la Argentina, es como si el hermano mayor estuviera desquiciado. ?Ser¨¢ contagiado el hermano menor?
Hace cuatro a?os, Dilma Rousseff estaba a punto de ser reelecta. En la Argentina, gobernaba Cristina Kirchner. Brasil se preparaba para el Mundial 2014, una fiesta que termin¨® cuando la selecci¨®n alemana descalific¨® a la local por un humillante 7 a 1. En esos d¨ªas, el p¨²blico argentino viaj¨® masivamente a Brasil. En cada estadio, se pod¨ªan ver miles de remeras albicelestes. Y en alg¨²n momento, todos los infiltrados, cantaban juntos: "Brasil, decide que se siente, tener en casa a tu pap¨¢...", con m¨²sica de Credence. Ese estribillo, luego de la cat¨¢strofe de la selecci¨®n de Neymar, era muy hiriente. Por eso los brasile?os, celebraron el campeonato ganado por Alemania, su verdugo. Cualquier cosa era mejor que un triunfo argentino.
A decir verdad, en pocos ¨¢mbitos la Argentina tiene derecho a sentir que tiene de hijo al Brasil. En lo futbol¨ªstico, Brasil tiene cinco copas del mundo contra dos de la Argentina. En lo econ¨®mico, Brasil dej¨® atr¨¢s hace tiempo a la Argentina, que se perfilaba hace un siglo como una de las potencias del planeta. Las playas brasile?as son m¨¢s c¨¢lidas y bellas y por eso, cuando el d¨®lar est¨¢ barato, all¨ª se habla m¨¢s castellano que portugu¨¦s. En la Argentina se aplic¨® en los noventa un neoliberalismo dogm¨¢tico y destructivo. El Brasil de esos a?os fue m¨¢s pragm¨¢tico y moderado. Cuando cambi¨® la direcci¨®n del viento, Brasil eligi¨® como l¨ªder a Lula, un obrero metal¨²rgico intachable. La Argentina, en cambio, eligi¨® al matrimonio Kirchner, una pareja de millonarios que hab¨ªan sido c¨®mplice de los desmanes anteriores.
Pero algo cambi¨®.
En los ¨²ltimos tiempos, el PIB brasile?o cay¨® un 8%, la crisis de inseguridad escal¨® como nunca, el proceso pol¨ªtico se pervirti¨®, una expresidenta fue derrocada, el pol¨ªtico m¨¢s popular fue encarcelado, y finalmente triunf¨® un candidato de ultraderecha pr¨®digo en agresiones contra homosexuales, disidentes, mujeres, negros, periodistas, que lleg¨® a sugerir que cerrar¨ªa el Congreso. El triunfo de Bolsonaro ha dejado perpleja a la Argentina: es como si el hermano mayor se hubiera vuelto loco. La pregunta central es: ?ser¨¢ contagiado el hermano menor?
La preocupaci¨®n es leg¨ªtima por varias razones. La primera es la aparici¨®n en zonas centrales del debate p¨²blico de discursos que eran marginales. Ya hay pol¨ªticos que postulan la expulsi¨®n de inmigrantes, o se quejan porque "los heterosexuales son discriminados". El domingo pasado, algunas miles de personas manifestaron en contra de que se brinde educaci¨®n sexual en las escuelas. Varias de ellas portaban pancartas antisemitas, algo que no se ve hace d¨¦cadas en Buenos Aires. El odio al periodismo independiente, que ha manifestado Bolsonaro, encuentra adem¨¢s tierra abonada por la pr¨¦dica kirchnerista,
La segunda raz¨®n para preocuparse es econ¨®mica. Bolsonaro ha anunciado un plan de ajuste muy severo para el Brasil, con el objetivo de eliminar el d¨¦ficit fiscal. En el corto plazo, los efectos de esos planes son profundamente recesivos. Brasil es un destino clave para las exportaciones industriales argentinas, que ser¨¢n afectadas seriamente. Y la Argentina necesita con desesperaci¨®n los d¨®lares de esas exportaciones. Para colmo, el ministro designado, Paulo Guedes, anunci¨® que dejar¨¢ de ser prioridad el Mercosur, una alianza aduanera que le pemit¨ªa a la Argentina el acceso privilegiado al enorme mercado vecino.
Pero lo m¨¢s preocupante es que la Argentina, como Brasil, vive un proceso econ¨®mico de mucha incertidumbre y empobrecimiento. Los l¨ªderes locales se odian entre s¨ª y desde hace a?os hablan pestes los unos de los otros. Como ninguno de ellos han resuelto los problemas de los argentinos, es l¨®gico que generen mucho m¨¢s rechazo que aprobaci¨®n. As¨ª las cosas, el pa¨ªs podr¨ªa girar hacia cualquier aventura.
El mundo se ha sorprendido con fen¨®menos tan variados como el triunfo de Donald Trump, el Brexit, la llegada al poder de la ultraderecha italiana, el crecimiento de partidos afines a ella en Francia, Alemania o Suecia y, ahora, la irrupci¨®n de Bolsonaro. Nadie est¨¢ vacunado contra todo eso, mucho menos un pa¨ªs tan inestable como la Argentina.
Por lo pronto, el mapa de Am¨¦rica Latina ha cambiado. Los Gobiernos de derecha moderada o ultraderecha dominan los pa¨ªses m¨¢s poderosos. La excepci¨®n es Venezuela, una dictadura cl¨¢sica con ret¨®rica de izquierda que ha generado una crisis pol¨ªtica o social in¨¦dita.
Los mejores sue?os se han roto, en gran parte, por culpa de quienes los encarnaron...
Las peores pesadillas asoman.
Tal vez sea mejor hablar de futbol. Pese a todo, Messi sigue siendo mejor que Neymar. ?O alg¨²n brasile?o lo discutir¨ªa?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.