La marcha forzada de Sessions pone en serias dudas la investigaci¨®n de la trama rusa
Matthew Whitaker, de 49 a?os, era hasta ahora el jefe de gabinete de Sessions y acus¨® a Mueller de ir ¡°demasiado lejos¡± en las pesquisas a Trump
Desde el mi¨¦rcoles, el encargado de supervisar la investigaci¨®n a la presunta conexi¨®n rusa de Donald Trump es Matthew Whitaker que, emulando el lenguaje presidencial, sostiene que el republicano est¨¢ sufriendo una ¡°caza de brujas¡± y que a quien deber¨ªa investigarse es a su antigua rival electoral, la dem¨®crata Hillary Clinton. Whitaker era el jefe de gabinete del fiscal general Jeff Sessions hasta que Trump lo design¨® como su sustituto interino tras forzar su dimisi¨®n.
El perfil claramente partidista de la nueva autoridad judicial del Gobierno y sus cr¨ªticas a Robert Mueller, el fiscal especial de la trama rusa al que ahora controlar¨¢, han avivado muchos temores en la izquierda estadounidense. Destacados dem¨®cratas han pedido a Whitaker que se inhiba de su papel de ¨¢rbitro de las pesquisas de Mueller, pero todo apunta a que no tiene previsto hacerlo. Trump, muy furioso por no poder controlar al Departamento de Justicia, ha colocado ahora al frente a un aliado leal.
Whitaker, de 49 a?os, era jefe de gabinete de Sessions desde septiembre de 2017. Entonces era una figura completamente desconocida para el fiscal general. Fue clave en su nombramiento la buena impresi¨®n causada en la Casa Blanca y en Trump por sus apariciones en televisi¨®n como comentarista conservador, donde criticaba a Mueller, y su labor al frente de FACT, una organizaci¨®n judicial que ha hecho acusaciones de irregularidades ¨¦ticas o legales a pol¨ªticos dem¨®cratas, incluida Hillary Clinton. De 2004 a 2009, fue fiscal federal en Iowa nombrado por el republicano George W. Bush y en 2014 trat¨® sin ¨¦xito de ser candidato republicano a senador por Iowa. Tras ese fracaso, colabor¨® con una compa?¨ªa de patentes en Miami que fue acusada de fraude.
Poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s de su entrada al Departamento de Justicia, Whitaker ha conseguido hacerse, gracias al aval de Trump, con el puesto de su anterior jefe hasta que el presidente nomine a un candidato que debe aprobar el Senado, donde los republicanos aumentaron su mayor¨ªa en las elecciones legislativas del martes. Es un movimiento clave en el rompecabezas detr¨¢s de la investigaci¨®n a la injerencia de Mosc¨² en las presidenciales de 2016, que ten¨ªa como objetivo ayudar a Trump a ser presidente.
Inicialmente, era el FBI el que examinaba si el equipo del republicano pudo coordinarse con la intromisi¨®n rusa y si, como mandatario, este trat¨® de obstruirla. El FBI depende del Departamento de Justicia y era Sessions quien supervisaba las pesquisas. Sin embargo, en marzo de 2017, decidi¨® inhibirse de ese papel al aflorar que ocult¨®, en su proceso de aprobaci¨®n en el Senado, que se hab¨ªa reunido con el entonces embajador ruso en EE UU. Asumi¨® ese papel el n¨²mero dos de Sessions, Rod Rosenstein. En mayo de ese a?o, Trump despidi¨® a James Comey como director del FBI y entonces Rosenstein decidi¨® que, para evitar cualquier atisbo de sospecha partidista, la investigaci¨®n deb¨ªa recaer en un fiscal especial. Nombr¨® a Mueller, un respeto exdirector del FBI.
Lo hizo de espaldas a la Casa Blanca. Trump entr¨® en c¨®lera y desde entonces se ha embarcado en una ofensiva feroz contra Mueller, Sessions y Rosenstein, quien ha blindado al fiscal especial. Pero, al nombrar a Whitaker al frente del Departamento de Justicia, es este el que pasa a supervisar a Mueller: desde su presupuesto a su ¨¢mbito de investigaci¨®n o incluso presuntamente si podr¨ªa emitir ¨®rdenes judiciales contra Trump.
Los miembros dem¨®cratas del comit¨¦ judicial de la C¨¢mara de Representantes pidieron este jueves la celebraci¨®n de comparecencias de emergencia sobre la salida de Sessions e impulsar una ley para blindar la labor del fiscal de la trama rusa. En las legislativas del martes, los dem¨®cratas se hicieron con el control de la C¨¢mara, lo que les permite lanzar investigaciones, pero no se har¨¢ efectivo hasta enero.
En paralelo, el jefe de la bancada dem¨®crata del Senado, Chuck Schumer, pidi¨® a Whitaker que se recuse de su papel de supervisor de Mueller dados sus ¡°comentarios previos¡± contra el fiscal especial. En cambio, los republicanos apenas abordaron la salida forzada de Sessions y quienes lo hicieron la minimizaron.
¡°La investigaci¨®n de Mueller a Trump est¨¢ yendo demasiado lejos¡±. Este es el elocuente t¨ªtulo de un art¨ªculo que escribi¨® Whitaker en la cadena CNN en agosto de 2017, un mes antes de ser designado jefe de gabinete de Sessions. Calcando los argumentos de Trump, aseguraba que el fiscal llevaba a cabo una ¡°caza de brujas¡± contra el presidente si, como as¨ª ha sido, indagaba en sus finanzas personales. Y tambi¨¦n arremet¨ªa impl¨ªcitamente contra Rosenstein, ahora su nuevo n¨²mero dos en el Departamento de Justicia. ¡°No se necesita a un abogado o a un antiguo fiscal federal como yo para concluir que investigar las finanzas de Donald Trump o de su familia se sit¨²a completamente fuera del ¨¢mbito de su campa?a de 2016 y las alegaciones de que la campa?a se coordin¨® con el Gobierno ruso¡±, se?al¨®.
No fue su ¨²nico gui?o a Trump. A finales de agosto de 2017, en un art¨ªculo en el digital The Hill, Whitaker pidi¨® al Departamento de Justicia abrir una investigaci¨®n sobre una presunta reuni¨®n del equipo de Clinton con personal de la Embajada ucrania en Washington para abordar informaci¨®n relacionada con Trump y Rusia.
Whitaker se hac¨ªa eco de un mensaje en Twitter del presidente en el que criticaba a Sessions por no investigarlo. Aseguraba que era una petici¨®n ¡°correcta¡± de Trump y, emulando sus ataques a la prensa, criticaba que esa informaci¨®n no hubiera recibido la misma atenci¨®n que el encuentro, antes de los comicios de 2016, entre Donald Trump Jr., el hijo del mandatario, y una abogada rusa vinculada al Kremlin y que le hab¨ªa ofrecido informaci¨®n comprometedora sobre Clinton.
Ya en marzo de 2016, Whitaker hab¨ªa pedido al Gobierno de Barack Obama lanzar una investigaci¨®n especial sobre el servidor privado de Clinton. El FBI examin¨® ese asunto, que domin¨® la campa?a electoral de 2016, y no hall¨® nada delictivo.
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