Buscando pistas del exjefe chino de Interpol en su asamblea anual
La organizaci¨®n policial elegir¨¢ un nuevo presidente esta semana durante su reuni¨®n en Dub¨¢i
La Asamblea General de Interpol que este domingo se ha inaugurado en Dub¨¢i parec¨ªa una buena ocasi¨®n para averiguar qu¨¦ ha pasado con Meng Hongwei. Meng era el presidente de esa organizaci¨®n policial, y un perfecto desconocido para el gran p¨²blico, hasta que a finales del pasado septiembre se fue de viaje a su pa¨ªs, China, y su mujer denunci¨® que no hab¨ªa vuelto a tener noticias suyas despu¨¦s de que le enviara el inquietante emoticono de un cuchillo. Pero a pesar de las decenas de Polic¨ªas de todo el mundo presentes en la cita, nadie parece saber nada del asunto que ha terminado con ¨¦l en la c¨¢rcel, acusado de corrupci¨®n.
¡°El 7 de octubre recibimos la dimisi¨®n del se?or Meng y, de forma paralela, el Ministerio [chino] de Seguridad [P¨²blica] nos inform¨® de que el anterior presidente ya tampoco era delegado. S¨¦ que suena un poco t¨¦cnico, pero eso es todo lo que sabemos¡±, responde el secretario general de Interpol, el alem¨¢n J¨¹rgen Stock, durante una conferencia de prensa previa al inicio de los trabajos de la organizaci¨®n.
Stock ha anunciado que la asamblea, la n¨²mero 87 del organismo y a la que acuden 173 de los 192 miembros de Interpol, elegir¨¢ un nuevo presidente, cargo para el que se postulan el ruso Alexander Prokopchuk y el surcoreano Kim Jong Yang, quien ha cubierto de forma interina el puesto de Meng. En su discurso de apertura poco despu¨¦s, Kim informa de que tambi¨¦n se votar¨¢ la reelecci¨®n de Stock, quien est¨¢ al frente del proyecto de modernizaci¨®n Interpol 2020, y la admisi¨®n de tres nuevos miembros: Kosovo, Vanuatu y Kiribati.
Tanto la posible elecci¨®n de Prokopchuk, uno de los vicepresidentes de Interpol y antiguo viceministro ruso del Interior, como la eventual entrada de Kosovo, resultan controvertidas. Rusia est¨¢ acusada, como varios pa¨ªses de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga, de usar las famosas alertas o fichas rojas de Interpol con motivos pol¨ªticos. En el caso de Kosovo, se teme que utilice ese sistema contra funcionarios serbios a los que ese pa¨ªs considera criminales de guerra. Pero todas las delegaciones consultadas por EL PA?S aseguran que las alertas, de las que hay 57.299 activas, pasan un estricto control por parte de un comit¨¦ jur¨ªdico independiente y s¨®lo se utilizan para detener a personas sobre las que pesa una orden de b¨²squeda fundamentada.
S¨®lo la sesi¨®n inaugural est¨¢ abierta a los medios, as¨ª que hay que aprovechar el escaso tiempo previo para localizar alg¨²n delegado parlanch¨ªn. El paisaje de arena y palmeras que se cuela por los ventanales del hotel en el que se organiza el evento traslada a la periodista a Misterio en el Caribe de Agatha Christie. Claro que a diferencia de Miss Marple no puede tumbarse en la playa mientras sopesa su siguiente paso: montar guardia en el vest¨ªbulo.
Curiosamente para una organizaci¨®n cuyas bases de datos tienen 93 millones de entradas, que se consultan 200 veces cada segundo, no hay lista de participantes (¡°Interpol no publica los nombres de los asistentes¡±, explica amable la portavoz). As¨ª que habr¨¢ que empezar por casa. La v¨ªspera, la aspirante a Miss Marple ha averiguado que la delegaci¨®n espa?ola est¨¢ encabezada por el comisario Carlos V¨¢zquez Ara, jefe de la divisi¨®n de Cooperaci¨®n Internacional. Una r¨¢pida b¨²squeda en Google devuelve una foto que intenta memorizar echando repetidos vistazos. Pero en el recibidor s¨®lo hay funcionarios emirat¨ªes con impecables t¨²nicas blancas y turistas en camiseta y pantal¨®n corto.
Quedan 20 minutos para la hora de la inauguraci¨®n. Mejor cruzar al centro de congresos. Acierto. Bulle de gente. ?Qui¨¦n ser¨¢ el comisario V¨¢zquez entre el millar de representantes de 173 pa¨ªses, incluidos 85 jefes de Polic¨ªa y 40 ministros del ramo? No hace falta ser Miss Marple para darse cuenta de las banderas que se?alan el sitio de cada delegaci¨®n. La de Espa?a, como la de China, est¨¢ a¨²n vac¨ªa. Pero el espa?ol es uno de los cuatro idiomas oficiales de Interpol y enseguida es posible hablar con varios delegados de pa¨ªses hispanohablantes.
¡°No sabemos nada¡±, aseguran cuando les pregunto por Meng. Y parecen sinceros. De hecho, la Polic¨ªa de Lyon, donde tiene su sede Interpol, cerr¨® su investigaci¨®n del caso el pasado mi¨¦rcoles. Al parecer no ha encontrado pruebas que respalden la denuncia de Grace Meng, la mujer del expresidente de Interpol, quien en octubre asegur¨® que hab¨ªa recibido una llamada amenazante poco despu¨¦s de que ¨¦ste fuera detenido a su llegada a China.
Interpol carece de agentes propios o poderes para investigar. As¨ª que salvo que Miss Marple se traslade a China, hay pocas posibilidades de descubrir qu¨¦ ha sido del se?or Meng y si las acusaciones de que acept¨® sobornos y otros delitos tienen fundamento, o si el veterano miembro del Partido Comunista Chino ha sido v¨ªctima de una purga pol¨ªtica.
Con una hora de retraso, que ha sido muy ¨²til para zascandilear entre los delegados, las luces se apagan. Y la periodista decide sentarse discretamente en la ¨²ltima fila. En la intimidad de la penumbra, logra una confesi¨®n inesperada. ¡°Es una verg¨¹enza¡±, conf¨ªa un delegado de un pa¨ªs asi¨¢tico vecino de China cuando le pregunto por el caso Meng. ¡°Los polic¨ªas tenemos que ser ¨ªntegros y dar ejemplo. Pero si es cierto que era corrupto, China no se ha comportado con la transparencia debida. Ten¨ªa que haber informado a Interpol de su intenci¨®n de detenerle, no que nos enter¨¢ramos por la prensa v¨ªa Hong Kong¡±, resume.
Nota a pie de p¨¢gina: la reuni¨®n de Interpol es cosa de hombres. En la sala apenas hay unas decenas de mujeres y pocas tienen aspecto de polic¨ªa.
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