Un estudio apunta al aumento de la inseguridad alimentaria en Grecia por el impacto de los recortes
El n¨²mero de hogares sin recursos para consumir carne, pollo o pescado cada dos d¨ªas se dobl¨® del 7% al 14% entre 2008 y 2016
Durante la depresi¨®n que sigui¨® al crash de 1929, muchos norteamericanos descubrieron el hambre. Uno de cada cinco ni?os neoyorquinos padeci¨® desnutrici¨®n. Y como recogen los historiadores, entre los estadounidenses hubo quien sembr¨® en terrenos bald¨ªos, arranc¨® plantas del parque para comer, o volvi¨® a casa con un pu?ado de cebollas silvestres. M¨¢s de 80 a?os despu¨¦s, en la versi¨®n europea de la Gran Recesi¨®n, con Grecia como principal teatro de operaciones, uno de los s¨ªmbolos de la tragedia econ¨®mica helena fue un adolescente de 13 a?os desmayado en mitad de clase en la ciudad de Heraklion, en la isla de Creta. Ocurri¨® en noviembre de 2011. Llevaba dos d¨ªas sin apenas probar bocado y cuando desde el colegio llamaron a su madre, desempleada y sola a cargo de cuatro hijos, esta dijo que carec¨ªa de medios para alimentarlos.
El hambre es la ¨²ltima consecuencia del fracaso del sistema. Tal vez por eso, el desfallecimiento de un adolescente griego en pleno aprendizaje gener¨® en todo el pa¨ªs una conmoci¨®n particular. Este martes, un informe publicado por el centro de estudios Transnational Institute y FIAN International, una organizaci¨®n dedicada a defender el derecho a una alimentaci¨®n adecuada, ha vuelto la vista atr¨¢s para evaluar el impacto de las medidas de austeridad sobre la nutrici¨®n de la poblaci¨®n griega.
Su diagn¨®stico es que los masivos recortes aceptados por Atenas como contrapartida a los tres rescates financieros supusieron "una violaci¨®n del derecho a la alimentaci¨®n". Y se?alan a dos grandes culpables: la troika, a la que acusa de ejercer una presi¨®n insoportable para sacar adelante ajustes draconianos, y el propio Ejecutivo griego, por quebrar su resistencia inicial y acabar acept¨¢ndolos.
Para avalar su tesis aportan, en 116 p¨¢ginas, una riada de datos. El texto advierte de que durante la crisis griega, el aumento de los precios de los alimentos, gravados con impuestos cada vez m¨¢s altos, se produjo a un ritmo mayor que en la eurozona, y vino acompa?ada de una ca¨ªda de los ingresos que ha obligado a las familias a dedicar una porci¨®n m¨¢s elevada de su presupuesto a comprar comida: los alimentos pasaron de suponer el 16,4% del gasto en 2008 al 20,7% ocho a?os despu¨¦s. Ese aumento no comport¨® una cesta de la compra m¨¢s completa. Todo lo contrario. El n¨²mero de hogares sin recursos para consumir carne, pollo o pescado cada dos d¨ªas se dobl¨® del 7% al 14% entre 2008 y 2016.
El informe constata un cambio de h¨¢bitos seg¨²n el cual el precio pas¨® a ser el principal baremo para consumir. El reino de los productos m¨¢s baratos. Y detr¨¢s de esa necesidad imperiosa de ahorro sit¨²a medidas de austeridad severas como la rebaja del salario m¨ªnimo y las pensiones, o la subida de los impuestos al consumo. Juntos engendraron la tormenta perfecta. "La amplia gama de medidas regresivas tomadas, combinadas con un coste de la vida en aumento son prueba suficiente de que se viol¨® el derecho a la alimentaci¨®n en Grecia", concluyen los investigadores.
Su tesis es que las medidas sociales del Gobierno griego, tales como subsidios, cheques de comida o bonos el¨¦ctricos, fallaron en su objetivo de tender una red de seguridad, especialmente en las ¨¢reas rurales. Ello propici¨® que fundaciones privadas, organizaciones ben¨¦ficas y la Iglesia llenaran ese vac¨ªo del Estado a trav¨¦s de bancos de alimentos, comedores de beneficiencia o tiendas para personas de bajos ingresos.
Golpe al medio rural
Sus autores hacen especial ¨¦nfasis en la vulnerabilidad de los habitantes del campo. Si en 2016 Eurostat situaba al 35,6% de la poblaci¨®n griega en riesgo de pobreza ¡ªsolo por detr¨¢s de Ruman¨ªa y Bulgaria¡ª, el documento eleva esa proporci¨®n al 38,9% en el ¨¢mbito rural. Su tasa de desempleo se mantuvo ligeramente inferior a la urbana, pero no fue ajena a los envites de la crisis: pas¨® del 7% en 2008 al 25% en 2013, casi el mismo porcentaje en que cay¨® su renta en los cinco primeros a?os de shock financiero. A ello se sum¨® la subida de impuestos, y la privatizaci¨®n de mercados centrales y del Agricultural Bank, la entidad que facilitaba cr¨¦ditos al sector en condiciones ventajosas, que endureci¨® su pol¨ªtica de pr¨¦stamos.
Pese a hacer una narraci¨®n del progresivo declive agr¨ªcola, azuzado por su fuerte dependencia de la importaci¨®n de alimentos y una competencia exterior muy fuerte por parte de sus vecinos europeos tras la entrada en la UE, el estudio recalca que el sector sigue siendo clave en el tejido productivo: en 2016 sumaba el 4% del PIB y supon¨ªa un 12% de los empleos.
Nuevos est¨¢ndares de vida
Grecia cumpli¨® con las demandas de la Comisi¨®n Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, pero para llegar a la meta ha tenido que pagar un coste social y humano en forma de recortes en sanidad y educaci¨®n, desempleo y fuga de cerebros. Tres meses despu¨¦s del fin de toda una era de rescates, Atenas ha vuelto a financiarse en los mercados y Alexis Tsipras luci¨® corbata por un d¨ªa como prometi¨®. Pero con los votantes m¨¢s habituados a sobrevivir con el cintur¨®n abrochado, las voces que insisten en que no hay nada que celebrar siguen haci¨¦ndose o¨ªr. "Se nos dijo que Grecia est¨¢ fuera de peligro. Pero el golpe a los est¨¢ndares de vida de las familias griegas ha sido enorme", critica en el informe el belga Olivier De Schutter, antiguo relator especial de la ONU sobre derecho a la alimentaci¨®n.
Los 22 trimestres consecutivos de crecimiento de la econom¨ªa europea, y un escenario pol¨ªtico m¨¢s complejo dentro y fuera de la UE debido al creciente poder de los populistas Orban, Salvini, Trump o Bolsonaro, ha desviado la atenci¨®n de los dirigentes comunitarios. Grecia ha dejado de estar en el candelero. Y los analistas no esperan que lo est¨¦ a corto plazo. Pero con una deuda del 180% del PIB y unas exigencias de super¨¢vit primario y crecimiento dif¨ªciles de cumplir, su vuelta a un primer plano parece cuesti¨®n de tiempo. Entretanto, nadie sabe a ciencia cierta qu¨¦ rencores pueden estar larv¨¢ndose bajo las cifras que hablan de precariedad e inseguridad alimentaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.