Nigeria se la juega entre el poder y el dinero
La potencia africana inicia una larga campa?a electoral bajo la sombra de la corrupci¨®n generalizada y la violencia
¡°Buhari tiene el poder, pero Atiku tiene el dinero¡±. Con esta frase resum¨ªa hace unos d¨ªas un destacado miembro de la sociedad civil nigeriana el ambiente preelectoral en su pa¨ªs, ese gigante africano de casi 200 millones de habitantes y gran potencia econ¨®mica continental que se enfrenta en menos de 90 d¨ªas a sus comicios m¨¢s inciertos. Hace tan solo unos meses, el actual presidente, Muhamadu Buhari, parec¨ªa tener todas las papeletas para repetir en el cargo otros cuatro a?os. Sin embargo, el viento ha cambiado de direcci¨®n y ahora es su rival, el empresario Atiku Abubakar, hasta hace poco en la sombra pol¨ªtica, quien le ha cogido la delantera. Toda ?frica cruza los dedos para que la sangre no llegue al r¨ªo.
?Qu¨¦ ha pasado para que Buhari, de 75 a?os, y su Congreso de Todos los Progresistas (APC) est¨¦n ahora contra las cuerdas, acorralados por la emergente figura de Atiku, candidato del Partido Democr¨¢tico Popular (PDP)? Muchas cosas, pero sobre todo una: el general y exdictador reciclado a la democracia que en 2015 logr¨® lo que parec¨ªa imposible, desalojar del poder al omnipresente PDP, ha fracasado con estr¨¦pito a la hora de cumplir las tres grandes promesas que le auparon a la Presidencia: revitalizar la econom¨ªa y reducir el paro, aplastar al grupo terrorista Boko Haram, que de hecho ha intensificado su insurgencia en el noreste del pa¨ªs, y terminar con la corrupci¨®n que gangrena a Nigeria.
La campa?a de tres meses, desmesurada como todo en este pa¨ªs, comenz¨® el pasado 16 con 78 candidatos en liza y se intuye sucia. Dos semanas antes, varios agentes de polic¨ªa penetraban en el avi¨®n privado del l¨ªder opositor, que acababa de aterrizar en Abuja procedente de Dub¨¢i, en busca de no se sabe muy bien qu¨¦. La sospecha de que Buhari no resistir¨¢ a la tentaci¨®n de usar el aparato del Estado en su beneficio a la hora del recuento en el caso de que los resultados sean ajustados hace temer que se produzca violencia. ¡°Los seguidores de Buhari est¨¢n fanatizados, pero Atiku no est¨¢ dispuesto a dejarse amedrentar¡±, asegura una fuente diplom¨¢tica.
La lucha contra la corrupci¨®n ha sido el gran caballo de batalla del actual presidente y nadie duda de que ha metido los codos en el fango. Seg¨²n el Gobierno, en los ¨²ltimos dos a?os ha logrado recuperar unos 700 millones de d¨®lares y una treintena de responsables pol¨ªticos han tenido que responder ante la Justicia. Sin embargo, nadie ha aclarado ni la procedencia ni el destino de ese dinero, recuperado extrajudicialmente. Asimismo, los pol¨ªticos procesados son cargos medios de la oposici¨®n. ¡°La sensaci¨®n que tienen los ciudadanos es que es solo revanchismo y que las cosas no han cambiado demasiado¡±, aseguran desde la asociaci¨®n Integrity, que combate la corrupci¨®n.
El pasado fin de semana, el grupo terrorista Boko Haram irrump¨ªa en el inicio de la campa?a electoral con el asesinato de 44 soldados y nueve civiles en el noreste. Al resto del pa¨ªs, estas noticias llegan con sordina, e incluso una cierta sensaci¨®n de ap¨¢tica resignaci¨®n parece extenderse por Abuja, Lagos o Port Harcourt. Lo cierto es que, lejos de haber sido aplastados por el pu?o de hierro de Buhari, los radicales de Abubaker Shekau y Abu Musab al Barnawi, tras un repliegue entre 2015 y 2017, han multiplicado sus ataques, la cifra de desplazados ha vuelto a aumentar y Boko Haram, esa especie de grupo lumpenyihadista que se nutre de la pobreza y el analfabetismo, parece resistir con solvencia.
La econom¨ªa nigeriana se enfr¨ªa -la ¨²ltima proyecci¨®n del Banco Mundial rebaja la previsi¨®n de crecimiento para 2018 del 2,1% al 1,9%- en arrastrada por la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo, principal fuente de ingresos del pa¨ªs, y la inflaci¨®n y el paro, que se ha disparado en 10 puntos tras la llegada de Buhari al poder, est¨¢n descontrolados. Dos de cada tres parados tienes menos de 34 a?os. Debo Odulana, un joven m¨¦dico nigeriano, asegura que cada a?o unos mil nuevos doctores van directos al desempleo. En ese caladero pescar¨¢ votos Atiku Abubakar, una figura conocida por haber sido vicepresidente del Gobierno en la ¨¦poca de Obasanjo y, sobre todo, un empresario de enorme ¨¦xito que irrumpe con recetas neoliberales y de diversificaci¨®n para la esclerotizada econom¨ªa nigeriana, tan dependiente del crudo.
La historia del aspirante es curiosa. Atiku, de 72 a?os, procede de Adamawa, uno de los Estados m¨¢s castigados por la violencia de Boko Haram. Su padre fue a la c¨¢rcel por negarse a matricularlo en la escuela y el peque?o respondi¨® obteniendo una licenciatura en Leyes que le permiti¨® ingresar en la Administraci¨®n. Sin embargo, su vocaci¨®n eran los negocios y comenz¨® a amasar su fortuna en el sector inmobiliario, la agricultura y la log¨ªstica portuaria. El ni?o al que su padre quiso negar el derecho a la educaci¨®n occidental se convirti¨®, con los a?os, en el fundador de la Universidad Americana de Nigeria, con sede en Yola.
En su trayectoria se le ha vinculado en varias ocasiones con esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, pero nunca ha sido probado. Su perfil de bussinesman y hacedor de dinero que se sabe mover entre el sector p¨²blico y privado con enorme facilidad es un aval para la ¨¦lite empresarial nigeriana convencida, en realidad, de que tanta investigaci¨®n sobre la corrupci¨®n es mala para los negocios. Atiku es ¡°uno de los nuestros¡±, piensan. Enfrente est¨¢ Mahamadou Buhari, que no ha podido frenar la sangr¨ªa de altos cargos de su partido en direcci¨®n a las filas del PDP, en realidad a refugiarse bajo las faldas de Atiku. Las reiteradas ausencias del pa¨ªs del presidente para recibir cuidados m¨¦dicos han acabado por trasladar a una parte de la opini¨®n p¨²blica la sensaci¨®n de que su tiempo se agota.
Pese a todo, la batalla ser¨¢ intensa y est¨¢ sembrada de minas, prueba de ello es que el capital extranjero ha empezado a replegarse en las ¨²ltimas semanas del pa¨ªs, seg¨²n fuentes financieras. Buhari ha perdido el favor de los generales, como se conoce al lobby de exmilitares de alta graduaci¨®n que sigue controlando los hilos del Ej¨¦rcito y de muchos negocios en Nigeria, pero tiene el control de la Administraci¨®n y de un partido s¨®lido. Ambos rivales son de la etnia peul y del norte, donde el presidente sigue manteniendo lealtades a prueba de bomba. Pero Atiku sabe que el envite final se jugar¨¢ en el sur, donde mana el petr¨®leo que da ox¨ªgeno al pa¨ªs y donde los grandes empresarios de Lagos y el Delta del N¨ªger llevan meses pidiendo un salvavidas. Ser¨¢n unas elecciones a cara de perro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.