Incertidumbre, amargura, rencor
Theresa May todav¨ªa puede sufrir nuevas derrotas por la eficacia trituradora del Brexit
Pudo parecer la derrota final, dadas las enormes dimensiones de la cat¨¢strofe parlamentaria sufrida por Theresa May, la mayor en los ¨²ltimos cien a?os. Pero no es as¨ª. Todav¨ªa pueden llegar m¨¢s derrotas. La eficacia de la m¨¢quina trituradora que es el Brexit no qued¨® agotada este martes por la noche cuando el Parlamento castig¨® a la primera ministra con una severa e ins¨®lita descalificaci¨®n de casi dos tercios de la C¨¢mara.
Para desgracia de los brit¨¢nicos, y quiz¨¢s tambi¨¦n de los europeos, este martes fue un d¨ªa hist¨®rico que no excluye m¨¢s d¨ªas hist¨®ricos, cargados todos ellos de los tr¨¢gicos nubarrones que suelen acompa?ar a la historia. La trituradora seguir¨¢ trabajando, alimentada por la incertidumbre, la amargura y el rencor, los tres sombr¨ªos sentimientos que May evoc¨® en el discurso de su derrota, como tres malos esp¨ªritus que crecen cada d¨ªa que pasa sin que se haya resuelto el Brexit.
Esta es la segunda vez en que Reino Unido rechaza un acuerdo con la Uni¨®n Europea a propuesta de su Gobierno. En la primera ocasi¨®n, el refer¨¦ndum de 23 de junio de 2016, fue el cuerpo electoral entero, por casi cuatro puntos de diferencia, el que rechaz¨® el acuerdo renegociado por David Cameron por el que Reino Unido obten¨ªa un estatus todav¨ªa m¨¢s especial del que ya gozaba, con la consecuencia inmediata de la dimisi¨®n del primer ministro. Esta vez el rechazo se ha producido en el Parlamento y, aun siendo mucho m¨¢s amplio, no ha desencadenado la dimisi¨®n de la primera ministra Theresa May, sino ¨²nicamente la presentaci¨®n, de muy improbable resultado, de una moci¨®n de censura por parte del jefe de la oposici¨®n laborista,?Jeremy Corbyn.
Cae por su propio peso cu¨¢l debiera ser el destino de un primer ministro que ha negociado un acuerdo descalificado por los votos, y con m¨¢s motivo todav¨ªa si, como es el caso, los diputados que lo han rechazado tambi¨¦n desean que sea negociado de nuevo en Bruselas, por m¨¢s que los Veintisiete hayan rechazado tajantemente esta posibilidad. Pero May seguir¨¢. Solo se ir¨¢ si la echan y solo podr¨¢ echarla su partido. La derrota que este mi¨¦rcoles se espera ser¨¢ la de Corbyn, una m¨¢s, que tampoco ser¨¢ la ¨²ltima. Luego habr¨¢ consultas entre los conservadores, antes de trasladar de nuevo el testigo a Bruselas, donde May alentar¨¢ el miedo al Brexit salvaje del 29 de marzo entre los 27 al igual como lo ha alentado infructuosamente entre los diputados para obtener la aprobaci¨®n del Parlamento.
May calcula que todav¨ªa puede obtener de Bruselas lo que Bruselas no puede ni quiere dar, un acuerdo mejorado que pueda ser aprobado en Westminster, algo que solo un nuevo primer ministro suficientemente apoyado por el Parlamento podr¨ªa exigir. Y esto significa convocar elecciones, y hacerlo cuando apenas queda tiempo. Es decir, m¨¢s incertidumbre, m¨¢s amargura y m¨¢s rencor. Abandonada la tierra firme del ¨²nico acuerdo que aparec¨ªa como posible, nos adentramos con las velas inflamadas en aguas desconocidas, donde con m¨¢s miedo se pretende combatir al miedo.
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