¡°Cuando vio a Jayme Closs, supo que era la ni?a que se iba a llevar¡±
La querella relata en detalle la sangre fr¨ªa con que Jake Thomas Patterson mat¨® a los padres de la joven de Wisconsin y la mantuvo secuestrada durante 88 d¨ªas
La tr¨¢gica suerte de los Closs qued¨® escrita la ma?ana de uno de los dos ¨²nicos d¨ªas en que Jake Thomas Patterson trabaj¨® en una f¨¢brica de quesos de Wisconsin, al norte de Estados Unidos. En su camino al trabajo, Patterson detuvo su coche detr¨¢s de un autob¨²s escolar y vio c¨®mo la joven Jayme Closs, de 13 a?os, se sub¨ªa. ¡°El acusado asegura que no sab¨ªa qui¨¦n era, ni sab¨ªa qui¨¦nes ni cu¨¢ntas personas viv¨ªan en la casa¡±, de acuerdo con la querella presentada este lunes, ¡°pero cuando vio a Jayme Closs, supo que esa era la ni?a que se iba a llevar¡±.
El detective Jeff Nelson, de la oficina del sheriff del condado de Barron (Wisconsin), asegura que el acusado, de 21 a?os, arrestado el pasado jueves poco despu¨¦s de que la joven lograra escapar de su cautiverio, confes¨® haber matado a James y Denise Closs y haber secuestrado a su hija Jayme. Este lunes se ha celebrado una vista preliminar del caso, en la que el juez ha establecido una fianza de cinco millones de d¨®lares, como reclamaba la fiscal¨ªa, para asegurarse de que Patterson no salga de la c¨¢rcel hasta que empiece el juicio el pr¨®ximo 6 de febrero a las once de la ma?ana.
Una vez localizada su v¨ªctima, seg¨²n relata la querella, el acusado actu¨® con una sorprendente sangre fr¨ªa. Antes del fat¨ªdico 15 de octubre, el acusado acudi¨® dos veces al domicilio de los Closs, en la localidad de Barron, con la intenci¨®n de secuestrar a Jayme. En la primera ocasi¨®n, apenas una semana antes de la definitiva, condujo hasta la casa pero vio muchos coches aparcados en la entrada y se march¨®. Regres¨® uno o dos d¨ªas despu¨¦s, seg¨²n el testimonio del acusado recogido en la querella, pero de nuevo le disuadi¨® el percatarse de que hab¨ªa m¨¢s gente en la vivienda. Una de esas noches condujo unas pocas millas y rob¨® unas matr¨ªculas para asegurarse de que, cuando entrara en acci¨®n, nadie pudiera localizarlo por el veh¨ªculo.
Su tercer viaje a la casa de los Closs fue el 15 de octubre. Estacion¨® su Ford Taurus en una carretera secundaria y le coloc¨® las matr¨ªculas robadas. Realiz¨® otras modificaciones en el veh¨ªculo: desconect¨® la luz de la cabina, para que nadie pudiera verlo cuando abriera la puerta, y quit¨® tambi¨¦n la luz del maletero.
Antes de salir de casa, Patterson cogi¨® la escopeta Mossberg calibre 12 de su padre. Asegura que eligi¨® ese arma porque hab¨ªa investigado y sab¨ªa que era una de las escopetas m¨¢s populares y que ser¨ªa, por tanto, m¨¢s dif¨ªcil de rastrear. Cogi¨®, de una caja de munici¨®n en su garaje, seis cartuchos slug, que utilizan una pieza ¨²nica de metal en vez de perdigones, porque pens¨® que eran los m¨¢s eficaces para matar.
Asegura que limpi¨® cuidadosamente la escopeta y los cartuchos, y los manipul¨® solo usando guantes, para no dejar huellas o restos de ADN. Con el mismo fin, se afeit¨® la cara y la cabeza y se duch¨® antes de salir. Se puso unas botas de cuero con punta de acero, pantalones vaqueros, una chaqueta negra, y guantes y pasamonta?as del mismo color.
Al aproximarse a la casa de los Closs apag¨® los faros del coche, lo estacion¨® junto a la entrada y abandon¨® el veh¨ªculo en silencio. Asegura Patterson que vio a un hombre, que result¨® ser James Closs, el padre de Jayme, en una ventana a la izquierda de la entrada. Ten¨ªa una linterna con la que iluminaba el exterior. Patterson le grit¨® que se echara al suelo, pero James segu¨ªa apunt¨¢ndole con la linterna.
Patterson se acerc¨® a la entrada. Vio el rostro de James al otro lado del ventanuco de cristal de la puerta. Dice que este le pidi¨® que le ense?ara la placa, pensando que se tratar¨ªa de un agente de polic¨ªa. Patterson alz¨® su escopeta, apunt¨® a la cara de James y apret¨® el gatillo. El padre cay¨® fulminado.
El acusado, siempre seg¨²n recoge la querella, carg¨® con el hombro contra la puerta sin lograr derribarla. Dispar¨® a la cerradura y, entonces s¨ª, logr¨® tirarla abajo. Una vez dentro, pas¨® por encima del cad¨¢ver de James, encendi¨® su linterna y comprob¨® que la puerta de enfrente de ¨¦l estaba cerrada. Recorri¨® la casa para ver si hab¨ªa alguien m¨¢s y, al constatar que no hab¨ªa nadie, volvi¨® a la puerta cerrada. Trat¨® de derribarla. La embisti¨® con su hombro 10 o 15 veces hasta que logr¨® echarla abajo.
Al otro lado hab¨ªa un cuarto de ba?o. La cortina de la ba?era estaba corrida. La arranc¨® y encontr¨® a Denise Closs abrazando con fuerza a su ¨²nica hija, Jayme. Patterson sac¨® un rollo de cinta americana, se lo entreg¨® a Denise y le dijo que tapara con ella la boca de su hija. Al mostrarse la madre incapaz de hacerlo, Patterson le arrebat¨® la cinta, dej¨® la escopeta sobre el inodoro, y amordaz¨® a la joven ¨¦l mismo. Le at¨® tambi¨¦n las mu?ecas y los tobillos y la sac¨® de la ba?era.
Con la joven de pie a su lado, Patterson agarr¨® la escopeta, apunt¨® a la cabeza de su madre y dispar¨®. Arrastr¨® a Jayme por la casa con un brazo, sujetando la escopeta en el otro. Estuvo a punto de resbalarse en un charco de sangre. La arrastr¨® por el jard¨ªn delantero, la meti¨® en el maletero de su coche y lo cerr¨® con llave. Se sent¨® en el asiento del conductor, se quit¨® la m¨¢scara y se dio a la fuga. Apenas hab¨ªa circulado medio minuto cuando tuvo que detener su veh¨ªculo para ceder el paso a tres coches patrulla que acud¨ªan a toda prisa hacia la casa con las sirenas encendidas. El acusado asegur¨®, seg¨²n la querella, que hab¨ªa ido decidido a matar a quienquiera que estuviera en la casa para no dejar testigos. Preguntado sobre qu¨¦ habr¨ªa hecho si la polic¨ªa le hubiera parado al cruzarse con los coches patrulla, contest¨® que ten¨ªa la escopeta cargada en el asiento del copiloto.
Fue la madre quien llam¨® a la polic¨ªa desde el ba?o, antes de que Patterson la obligara a colgar. Cuando lleg¨® el intruso, Jayme estaba dormida en su habitaci¨®n, seg¨²n ella misma ha relatado. La despertaron los ladridos de su perra. Al ver que hab¨ªa un coche aparcado en la casa, despert¨® a sus padres. Se encerr¨® con su madre en el ba?o, y el padre baj¨® a la puerta. Al escuchar el primer disparo, Jayme supo que su padre hab¨ªa muerto.
Patterson condujo casi dos horas y llev¨® a Jayme a una precaria caba?a, propiedad de su familia, cerca de Gordon, un pueblo de 636 habitantes rodeado de bosques. ¡°El lugar de retiro de los Patterson¡±, pon¨ªa en una se?al a la entrada de la caba?a. Meti¨® a Jayme en el dormitorio y le orden¨® que se quitara la ropa (se hab¨ªa orinado encima) y que se pusiera un pijama de su hermana. Meti¨® la ropa de Jayme junto con sus guantes en una bolsa y la arroj¨® la chimenea.
Obligaba a la chica a meterse debajo de la cama cada vez que ¨¦l se ausentaba, a veces durante horas, o recib¨ªa visitas. Ah¨ª permanec¨ªa los s¨¢bados, cuando iba a ver a Patterson su padre. La cama estaba situada en una esquina de la habitaci¨®n, y Patterson colocaba cajas pesadas y cubos con pesas en el lado que quedaba libre para que su v¨ªctima no pudiera escabullirse. Pon¨ªa la radio para que no se escuchara nada. Nadie pod¨ªa saber que Jayme estaba all¨ª, le advirti¨®, ¡°o podr¨ªan pasar cosas malas¡±.
Patterson no ten¨ªa antecedentes penales en Wisconsin. La gente que lo conoc¨ªa lo describe como un joven callado y buen estudiante. En el anuario de su ¨²ltimo curso en la escuela secundaria escribi¨® que quer¨ªa ser un marine. Ingres¨® en el cuerpo, pero dur¨® poco m¨¢s de un mes antes de abandonar en octubre de 2015. Eso indica, seg¨²n declar¨® una portavoz a Associated Press, que ¡°el car¨¢cter de su servicio era incongruente con las expectativas y est¨¢ndares del Cuerpo de Marines¡±.
Durante la breve vista celebrada este lunes, Patterson compareci¨® por v¨ªdeo desde la c¨¢rcel del condado de Barron. Vestido con un mono naranja, se limit¨® a responder s¨ª o no a preguntas rutinarias del juez. No mostr¨® emoci¨®n alguna y en una ocasi¨®n bostez¨®.
El texto de la querella no describe en detalle c¨®mo transcurrieron los casi tres meses en la caba?a. S¨ª relata Jayme c¨®mo en alguna ocasi¨®n el acusado se enfad¨®, por un motivo que ella no recuerda, y la golpe¨® ¡°muy fuerte¡± con el mango de un objeto. En la querella no se acusa a Patterson de ninguna forma de agresi¨®n sexual.
En Navidad, Patterson asegura que fue a visitar a un familiar y dej¨® a Jayme bajo la cama durante 12 horas, sin poder comer, beber o ir al cuarto de ba?o. El jueves pasado, Patterson la hizo meterse bajo la cama otra vez. Le dijo que estar¨ªa fuera cinco o seis horas. Cuando ¨¦l se march¨®, Jayme logr¨® empujar las cajas y cubos que tapaban la cama. Se puso de pie, se calz¨® unos zapatos de su secuestrador y ech¨® a correr.
Cuando Patterson regres¨® a la caba?a vio las huellas de Jayme y comprob¨® que no estaba bajo la cama. Se mont¨® en el coche y sali¨® a buscarla. Para entonces Jayme, acogida en casa de unos vecinos, ya hab¨ªa dado la descripci¨®n del veh¨ªculo a la polic¨ªa. Un coche patrulla lo localiz¨® y le oblig¨® a detenerse en el arc¨¦n. Dos agentes salieron del coche, ordenaron al conductor que saliera con los brazos en alto y le preguntaron su nombre. Se identific¨® como Jake Patterson. Al salir del veh¨ªculo les dijo que sab¨ªa por qu¨¦ le paraban. ¡°Yo lo hice¡±, les confes¨®.
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