¡°Mataron a mi hijo y me mataron a m¨ª¡±
Una semana de represi¨®n de las protestas populares en Venezuela ha dejado al menos 40 muertos y 850 detenidos. La polic¨ªa de Maduro no ha actuado con equipos antimotines sino con armas de fuego
El 8 de enero Nick Samuel Oropeza Borjas cumpli¨® 19 a?os. Con permiso de su madre fue a la concentraci¨®n del 23 de enero, en la que Juan Guaid¨® se jurament¨® como presidente encargado de Venezuela. Era la primera vez que asist¨ªa a una actividad pol¨ªtica. "Nunca lo dej¨¦ ir a manifestaciones, porque era menor. Esta vez, ya mayor de edad, lo dej¨¦. Era su criterio y fue con mi hermano y otros familiares", cuenta su madre, Ingrid Borjas. El d¨ªa transcurri¨® con normalidad. Nick regres¨® contento y cont¨® que hab¨ªa conocido a la dirigente opositora Mar¨ªa Corina Machado en Chacao, con la que se hizo varias fotos. Pas¨® la tarde con unos amigos de su vecindario, en el barrio Macarao (oeste de Caracas), y en la noche le avis¨® a su mam¨¢ que regresar¨ªa a casa. En el camino, sin embargo, se desvi¨®.
Los vecinos hab¨ªan iniciado una protesta, algo que no se ve¨ªa casi en ese sector popular y tradicionalmente chavista. Bloquearon la calle y quemaron basura, como ven¨ªan haciendo en otros barrios de Caracas y del interior del pa¨ªs desde comienzos de la semana. ¡°?l se fue con unos amigos a curiosear. Iban corriendo. Los ¨¢nimos estaban caldeados. La gente estaba lanzando piedras a la Guardia Nacional que intentaba despejar la v¨ªa, los militares se replegaron, pero luego volvieron, unos disparando al aire y otros hacia la gente que se acercaba a la protesta¡±, le relataron a Borjas testigos.
Nick recibi¨® tres de esos disparos. Uno le perfor¨® el pulm¨®n. En un centro de salud cercano, su mam¨¢ lo encontr¨® vivo. ?l le dijo que no pod¨ªa respirar. ¡°Cuando lo vi lo que hice fue rega?arlo, decirle que por qu¨¦ no se hab¨ªa ido a la casa. No me hab¨ªa dado cuenta de que hab¨ªa un charco de sangre debajo de su camilla¡±. Por falta de ambulancias, lo llevaron en una camioneta a un hospital. Muri¨® desangrado en el camino. ¡°Mataron a mi hijo y me mataron a m¨ª. Hac¨ªamos todo juntos, est¨¢bamos esperando que terminara el bachillerato para irnos a Chile con su hermano que se fue hace tres meses. Nick quer¨ªa ser gastr¨®nomo¡±, dice la mujer llena de dolor.
La de Nick es una de las 40 muertes que, seg¨²n datos de la ONU, ha dejado una semana de violenta represi¨®n de las protestas desatadas en medio del hondo deterioro econ¨®mico y social; un descontento que se ha montado sobre la crisis institucional que gener¨® la toma del juramento de Nicol¨¢s Maduro fuera de la norma constitucional, despu¨¦s de unas elecciones sospechosas de fraude, y que ha llevado a las fuerzas opositoras a plantarse una transici¨®n pol¨ªtica encabezada por Guaid¨®. Casi seis muertos por d¨ªa, todos asesinados con armas de fuego.
Persecuci¨®n
Los asesinatos y casi un millar de detenciones arbitrarias que deja la actuaci¨®n policial estos d¨ªas han quedado cubiertos por el velo de la desinformaci¨®n y la impunidad. Muchos arrestos, ocurridos en la oscuridad de la noche y en las zonas populares. Ni Maduro ni su aparato de justicia han hablado al respecto. ¡°No se pueden combatir piedras con balas. La gente tiene derecho a protestar y para esos muchachos que se han llevado detenidos en el barrio, que los han golpeado y ca¨ªdo a palos, ?d¨®nde est¨¢ el debido proceso?¡±, se pregunta llorosa Borjas, de 48 a?os de edad, que se hizo abogada en las misiones educativas que fueron bandera del Gobierno de Hugo Ch¨¢vez.
A Johandry Calcurian, un joven de 23 a?os, empleado en una zapater¨ªa y padre de un ni?o de cuatro, tambi¨¦n lo mataron el 23 de enero presuntos funcionarios de la Fuerza de Acciones Especiales de la Polic¨ªa Nacional (FAES), un grupo que el propio Nicol¨¢s Maduro orden¨® crear cuando casi finalizaba el ciclo de protestas de 2017. ¡°Todos estos d¨ªas ha habido manifestaciones por la falta del gas y de las cajas de comida. Ese d¨ªa, la gente segu¨ªa protestando contra el Gobierno en la redoma de Petare y, de repente, lleg¨® la FAES disparando. Hubo muchos heridos, y luego por el barrio tambi¨¦n ha habido muchos velorios¡±, cuenta su suegra Yasm¨ªn Gonz¨¢lez. La mujer vive en el sector Jos¨¦ F¨¦lix Ribas, en donde la ¨²ltima semana se han producido incursiones violentas de la polic¨ªa buscando manifestantes. ¡°Nunca nos hab¨ªamos sentido tan ahogados con la actuaci¨®n de la polic¨ªa, est¨¢ cayendo gente inocente, se est¨¢n metiendo en las casas rompiendo las rejas que tanto le han costado a uno¡±.
La abogada Delsa Sol¨®rzano, diputada de la Asamblea Nacional, diferencia las protestas de 2019 de las anteriores por el nivel de represi¨®n. ¡°En 2014 hubo 43 [muertos] en varios meses de manifestaci¨®n, mientras que, en siete d¨ªas de 2019, ya tenemos casi la misma cantidad. No hay duda de que la forma de represi¨®n es m¨¢s brutal, lo cual destaca porque no es la represi¨®n caracterizada por atacar con bombas lacrim¨®genas y perdig¨®n a las personas, sino que la actuaci¨®n de la polic¨ªa es comparable a la del hampa. El funcionamiento de la FAES es una caja negra¡±, explica la parlamentaria, que trabaja en la documentaci¨®n de los casos con ONG para denunciarlos en instancias internacionales.
Impunidad
El mural en memoria de Alixon Osorio Dos Santos Pisani, hecho por sus amigos y familiares, fue borrado el domingo, un d¨ªa despu¨¦s de pintarlo en Catia, una zona llena de rostros de Hugo Ch¨¢vez y pintadas a favor de la revoluci¨®n. Pisani, de 19 a?os, fue asesinado cuando protestaba contra el Gobierno de Maduro por presuntos agentes de la FAES. Su muerte fue la primera de 35 registradas en una semana en Venezuela, producto de las protestas opositoras. "Era panadero en Catia, no concluy¨® el bachillerato, su salario no le alcanzaba ni para cortarse el cabello", dice su t¨ªa Nivea Pisani.
La mujer se enter¨® de la muerte de su sobrino por unos amigos del joven. Ella pens¨® que era broma, luego, en el Hospital Perif¨¦rico de Catia, le toc¨® reconocerlo muerto. Los m¨¦dicos se negaron a darle el informe forense, y la polic¨ªa, muchos con fusiles de asalto R15 y capuchas en las cabezas, comenzaron a disparar en la puerta del centro de salud. Pisani se escondi¨® por horas mientras los agentes forcejeaban para entrar al hospital, sin lograrlo. Finalmente, sali¨® por la puerta trasera. Su denuncia est¨¢ hecha ante la polic¨ªa de investigaci¨®n, pero ella no tiene esperanzas de justicia en Venezuela. ¡°Si protestamos nos matan, si callamos sigue el Gobierno de Maduro. Cuando uno vot¨® por el chavismo pens¨® que todo iba a cambiar y habr¨ªa oportunidades para los pobres¡±.
Marino Alvarado, investigador de la ONG de derechos humanos Provea, dice que la FAES act¨²a con plena impunidad y sin control. ¡°Hay una serie de irregularidades. La FAES est¨¢ dise?ada para implantar el terror. Su alto nivel letal es preocupante. Son grupos que act¨²an con armamento de guerra en operaciones ordinarias. Es ilegal que lleven los rostros ocultos, no muestren ninguna identificaci¨®n y adem¨¢s eliminen las placas de sus veh¨ªculos. Eso les garantiza impunidad ante la ley¡±.
Julieta Ovalles reconoci¨® a su hijo por las fotos de sus tatuajes en la morgue del Hospital de San Crist¨®bal, en T¨¢chira. Luigi ?ngel Guerrero Ovalles, de 24 a?os, estudiante de Comunicaci¨®n Social, tambi¨¦n fue a la masiva concentraci¨®n del 23 de enero en ese Estado del occidente del pa¨ªs. ¡°Se fue sin c¨¦dula ni tel¨¦fono, para que no lo robaran. Solo llev¨® una mandarina. Nunca iba a marchas, pero esta vez quiso ir porque hab¨ªa un buen ¨¢nimo¡±, cuenta su madre.
La manifestaci¨®n de respaldo a Guaid¨® transcurri¨® sin problemas; al dispersarse empez¨® el caos. Un grupo parapolicial, los llamados colectivos, agentes del FAES y la Guardia comenzaron a disparar. ¡°Me lo imagino todo nervioso en ese momento, mi hijo no estaba acostumbrado a esas cosas. Casi no sal¨ªa, siempre en la casa con su computadora¡±. Julieta estaba empleada como periodista en un organismo del Gobierno, pero despu¨¦s de lo ocurrido decidi¨® no volver al trabajo. ¡°No pienso trabajar para adular a un Gobierno que mat¨® a mi hijo. Yo aspiro a que se haga justicia, porque esta vez salieron a matar gente¡±.
Los ni?os presos
Nicol¨¢s Maduro ha roto un nuevo r¨¦cord de detenciones arbitrarias: 976 personas han sido apresadas por protestar contra su r¨¦gimen bajo cargos como obstrucci¨®n de la v¨ªa p¨²blica, desacato a la autoridad, instigaci¨®n p¨²blica, agavillamiento (asociaci¨®n il¨ªcita) y en los casos m¨¢s graves terrorismo. La FAES de la Polic¨ªa Nacional ha sido el ¨®rgano responsable de la mayor¨ªa de los arrestos de la ¨²ltima semana, que elevan a casi 13.000 la cifra de detenciones durante todo su mandato.
Entre los nuevos casos, hay una particularidad: 77 menores de edad, muchos de ellos ni?os, han sido puestos tras las rejas al ser detenidos en protestas callejeras o sacados de sus casas luego de manifestar, por medio de supuestas labores de inteligencia o de la delaci¨®n de sus vecinos. ¡°Se les va a buscar a sus casas en las noches a trav¨¦s irrupci¨®n violenta en sus viviendas¡±, se?al¨® esta semana Gonzalo Himiob, vicepresidente de la ONG Foro Penal.
Detenidos y abogados tambi¨¦n han denunciado malos tratos durante las aprehensiones. "Yo les dec¨ªa 'No puedo recibir cocotazos (golpes en la cabeza) porque sufro de ataques de epilepsia'. Y me gritaban 'C¨¢llate, que t¨² eres un detenido'", cont¨® Yickson Gonz¨¢lez, de 14 a?os, detenido el 23 de enero en el estado Bolivar, al sur del pa¨ªs, y liberado una semana despu¨¦s. Todav¨ªa quedan una docena de menores de edad bajo arresto y 700 adultos.
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