Un chupito por la pol¨ªtica: los bares de Washington vibran con la traici¨®n a Trump
La comparecencia de Michael Cohen atrae a los seguidores y cr¨ªticos del presidente a los pubs que ofrecen tragos especiales desde las 10 de la ma?ana para seguir el testimonio
El p¨²blico est¨¢ hipnotizado frente a la pantalla. Unos se llevan las manos a la cabeza como si su equipo de f¨²tbol hubiese fallado un penalti. Otros gritan con asombro como si estuvieran presenciando una muerte en Juego de Tronos. Muchos aplauden a momentos como si el tablero en la Super Bowl se hubiera puesto a su favor. Incluso los gozadores que est¨¢n ah¨ª por las cervezas y las alitas de pollo olvidan limpiarse la salsa de los dedos por el inter¨¦s. Es mi¨¦rcoles, el reloj marca las 10 de la ma?ana en Washington y una muchedumbre se re¨²ne en el bar Irland¨¦s Duffy's para seguir por televisi¨®n la comparecencia del exabogado de confianza de Donald Trump, Michael Cohen. El local, como otros, abri¨® las puertas dos horas antes y ofrece un trago especial para la ocasi¨®n: El Sopl¨®n, amargo, de influencia rusa y "que no perdona". La gente se apunta; es la happy hour para los fan¨¢ticos de la pol¨ªtica, que como es tradici¨®n en la capital estadounidense, no perdonan una fecha como la de hoy.
Los curiosos son tan variopintos como sus atuendos. Dos amigas lucen camisetas negras con la leyenda ¡°Abortar a Mike Pence¡±, en referencia al vicepresidente de Estados Unidos. En otra esquina del bar una chica lleva puesta una con la frase ¡°A los dem¨®cratas no les importa una mierda la gente¡±. En medio del local un joven permanece atento vistiendo la camiseta de Aubameyang, futbolista del Arsenal. La primera gran carcajada resuena despu¨¦s de que se escuchara a Cohen a trav¨¦s de ocho pantallas cuestionar la inteligencia de Trump, por quien en alg¨²n momento dijo estar dispuesto a recibir una bala. "Se declara brillante, pero que me hizo amenazar a su escuela, a sus universidades y al College Board para que nunca publicaran sus calificaciones". Pero no todo es risas. Los comensales afroamericanos niegan con la cabeza mientras Cohen relata que Trump le dijo que los negros eran ¡°demasiado est¨²pidos¡± para votar por ¨¦l.
¡°Parece que lo hubieran entrenado. Sin duda est¨¢ mejor preparado que Kavanaugh¡±, comenta Lindsay Phillips, una de las convocadas. El pasado septiembre el juez del Supremo se enfrent¨® en el Senado a Christine Blasey Ford, quien lo acus¨® de haber abusado sexualmente de ella hace m¨¢s de 30 a?os. Un grupo de tres veintea?eros no fueron a un bar para ver la comparecencia de Kavanaugh, pero s¨ª para seguir la de James Comey, exdirector del FBI, el discurso del Estado de la Uni¨®n, y un debate presidencial en 2016. ¡°Hoy quer¨ªamos estar juntos para cuando se destapara qui¨¦n es realmente Donald Trump¡±. Lo que m¨¢s les ha impactado es la imagen de cheque de 35.000 d¨®lares firmado por el republicano en agosto de 2017 que, seg¨²n Cohen, era para reembolsar parte del dinero pagado a la actriz porno Stormy Daniels por su silencio. ¡°Sabemos que pasan cosas muy sucias, pero es sorprendente verlo e imaginar al presidente firmando el cheque en el Despacho Oval¡±.
Tim May, de 37 a?os, se pidi¨® el d¨ªa libre en el trabajo. ¡°Vine por la excusa de poder beber cerveza desde las 10 de la ma?ana, pero la verdad es que ha estado mucho m¨¢s interesante de lo que pens¨¦¡±, reconoce. Cuando el exempleado de Trump arranc¨® su declaraci¨®n afirmando que el presidente era "racista", May se frot¨® las manos como si supiera que se iba a servir un pedazo de comparecencia. Lo que vino a continuaci¨®n no lo decepcion¨®: ¡°Es un tipo experimentado, sabe jugar mejor que los congresistas que le preguntan. Pero obviamente todo es teatro¡±. Su escepticismo no es compartido entre los comensales, que reconocen que la intenci¨®n de Cohen de redimirse les convence. ¡°Creo que est¨¢ tratando de hacer las cosas bien por EE UU, pero especialmente por su familia¡±, comenta Hanna Pretus, de 23 a?os.
En el otro lado de la ciudad, en el cotizado barrio de Logan Circle, el restaurante Shaw's Tavern tambi¨¦n adelant¨® la hora de apertura a las 10.00. Aqu¨ª no ofrecen tragos especiales ni hora feliz, pero los camareros reconocen que hay m¨¢s gente que de costumbre. Las camisetas con mensajes activistas son reemplazadas por camisas y pantalones caqui. De los 23 comensales, solo cuatro son mujeres. Elena McCarry, de 28 a?os, se mud¨® a la capital estadounidense justo cuando fue la comparecencia de Comey, que tambi¨¦n la sigui¨® en un bar. McCarry es originaria de Carolina del Norte, el Estado de la congresista Virginia Foxx. Foxx le pregunt¨® a Cohen si con su testimonio busca sacar provecho personal y reconstruir su imagen de mentiroso. Sea cual sea la respuesta, al p¨²blico a pie de calle ¡ªo de barra¡ª lo ha conquistado.
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