Oposici¨®n y socios parlamentarios cargan contra los lazos familiares entre miembros del Gobierno portugu¨¦s
En el Ejecutivo de Ant¨®nio Costa hay un matrimonio y un padre y una hija tras la ¨²ltima remodelaci¨®n
Ha pasado un mes desde la ¨²ltima remodelaci¨®n del Ejecutivo encabezado por Ant¨®nio Costa (Partido Socialista, PS), y sus socios parlamentarios (Bloco de Esquerda y Partido Comunista) y la oposici¨®n conservadora comienzan a cargar contra un Gobierno lleno de familiares. La endogamia pol¨ªtica de un pa¨ªs peque?o con una clase dirigente escasa ha llegado hasta el extremo de que se sienten en el mismo Consejo de Ministros un matrimonio, y un padre y una hija. As¨ª las cosas, cuando menos levantar¨¢n suspicacias las relaciones entre los titulares de los ministerios de Presidencia y Modernizaci¨®n Administrativa, de Trabajo, Solidaridad y Seguridad Social, de Administraci¨®n Interna y del Mar. Todos son familiares.
¡°Por primera vez en la historia de Portugal se sientan en el Consejo de Ministros padre e hija, marido y mujer¡±, constat¨® Rui Rio, presidente del Partido Socialdem¨®crata (PSD), poco despu¨¦s de la ¨²ltima remodelaci¨®n del Gobierno. El 18 de febrero, Ant¨®nio Costa -al que ni incendios ni huelgas parecen da?arle en las encuestas- incluy¨® en su Gobierno a Mariana Vieira y a su padre, Jos¨¦ Antonio, a Ana Paula Vitorino y a su marido Eduardo Cabrita.
La colocaci¨®n de familiares se ha producido tambi¨¦n en los nombramientos de los siguientes escalones del Ejecutivo. Si Nuno Santos salta de secretario de Estado a ministro, su sucesor, Duarte Cordeiro, elige a la mujer de su antecesor, Ana Catarina Gamboa, de jefa de su gabinete. Mientras, la esposa de Cordeiro es designada por el Gobierno para administrar un fondo de 55 millones reci¨¦n creado. ¡°Hay una sobredosis de familiares en el Gobierno¡±, seg¨²n el comentarista pol¨ªtico y exministro del PSD, Marques Mendes, hermano de una diputado del mismo partido.
El esquema se repite en otro ¨¢mbitos. Carlos C¨¦sar es el portavoz del PS en el Parlamento, y su hijo Francisco acaba de ser elegido por el partido para esa tarea en las Azores. Si Ana Catarina Mendes es la n¨²mero dos del PS, su hermano Antonio es secretario de Estado de Asuntos Fiscales. Mafalda Rodrigues, jefe de gabinete de otro secretario de Estado, es hija de un diputado del PS y mujer de otro.
Paulo Rangel: ¡°Que los portugueses no se rasguen las vestiduras y no se escandalicen con esto es se?al de una cierta enfermedad y de un adormecimiento de la democracia¡±.
Catarina Martins, la dirigente del Bloco de Esquerda -que apoya al Gobierno socialista- se refiri¨® al asunto el domingo, en un acto de precampa?a de las europeas: ¡°S¨¦ bien que Portugal es un pa¨ªs peque?o, pero todos vemos la necesidad de pensar para que los cargos p¨²blicos no sean ocupados por un grupo de personas con muchas afinidades. La democracia precisa de m¨¢s espacio para respirar". "Los lazos familiares son abundantes en el Bloco", le ha costado el socialista C¨¦sar.
La endogamia pol¨ªtica en Portugal no es nueva. Hoy se sientan en el Consejo de Ministros titulares de departamentos que ya lo eran hace casi medio siglo, con Ant¨®nio Guterres o con Jos¨¦ S¨®crates. Tres ministros y el primer ministro, Ant¨®nio Costa. Ana Paula Vitorino, hoy ministra del Mar, es hija de Ant¨®nio Vitorino, ministro en 1995 y hoy director de la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones en la ONU, dirigida por Ant¨®nio Guterres, marido de la concejal de Cultura de Lisboa, Catarina Vaz Pinto.
El presidente de la Rep¨²blica, Marcelo Rebelo de Sousa ha salido en defensa del Gobierno al se?alar que el ¨²nico criterio para la elecci¨®n de cargos es el ¡°m¨¦rito de las personas¡±, lo que no ha agradado a su compa?ero de PSD, Paulo Rangel.
¡°?Hicimos la revoluci¨®n del 25 de abril para los cargos pol¨ªticos sean todos familiares unos de otros? ?Es esa la sociedad democr¨¢tica y la rep¨²blica que queremos?¡±, se pregunta Rangel, cabeza de lista del PSD para las europeas. ¡°Que los portugueses no se rasguen las vestiduras y no se escandalicen con esto es se?al de una cierta enfermedad y de un adormecimiento de la democracia¡±, ha a?adido.
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