La tierra prometida del Gol¨¢n ya estaba ocupada

¡°Somos sirios, leales a la Rep¨²blica ?rabe Siria y a nuestro presidente, Bachar el Asad¡±. Vestido de solemne negro y tocado con un fez blanco, el l¨ªder espiritual Jad al Karim Nasser es la quintaesencia del pueblo druso, la minor¨ªa religiosa asentada en los Altos del Gol¨¢n desde tiempo inmemorial. En la misma valla fronteriza de la meseta ocupada por Israel a partir de 1967, y a solo un kil¨®metro del mirador de la Colina de los Gritos ¡ªdonde los drusos de Siria se comunicaban en el pasado con sus parientes de Majdal Shams, el pueblo situado m¨¢s al norte del Gol¨¢n¡ª, desaf¨ªa con su poblado mostacho al presidente de Estados Unidos. ¡°La decisi¨®n de [Donald] Trump no cambia la situaci¨®n¡±, advierte el jefe religioso y l¨ªder comunal de la localidad de Buqata, ¡°al contrario, refuerza nuestra voluntad de defender esta tierra¡±.

El regalo del reconocimiento de la soberan¨ªa israel¨ª recibido en la Casa Blanca supone un espaldarazo a las aspiraciones de Benjam¨ªn Netanyahu de lograr su cuarta reelecci¨®n consecutiva en las legislativas del 9 de abril. Para el primer ministro conservador, la nueva tierra prometida del Gol¨¢n es una de las mejores bazas electorales ante los votantes, entre quienes el consenso sobre la israelidad de la meseta es casi un¨¢nime. Amparado por Trump, no ha vacilado en traspasar las ¨²ltimas fronteras del derecho internacional.

?¡°Hay un principio internacional muy importante: quien empieza una guerra de agresi¨®n y despu¨¦s pierde territorio, que no venga despu¨¦s a reclamarlo¡±, proclam¨® Netanyahu el lunes en Washington. ¡°Los Altos del Gol¨¢n nos pertenecen. All¨ª tenemos ra¨ªces hist¨®ricas; en cuanto se excava un poco, se descubren restos de espl¨¦ndidas sinagogas¡±, argumentaba el mismo mandatario israel¨ª que en 1998 negoci¨® con el Gobierno de Siria la devoluci¨®n de la meseta a cambio de un tratado de paz. ¡°Hemos vuelto al Gol¨¢n por derecho hist¨®rico y por razones de leg¨ªtima defensa¡±, remach¨®, ¡°y ahora el presidente Trump nos lo reconoce¡±.

Israel no va a ceder las alturas sirias que dominan la Alta Galilea y los manantiales del Jord¨¢n para que se desplieguen en su lugar archienemigos como la Fuerza Al Quds, el cuerpo expedicionario de los Guardianes de la Revoluci¨®n de Ir¨¢n, y sus asociados de la milicia chi¨ª libanesa de Hezbol¨¢, aliados ambos del r¨¦gimen en la contienda del vecino pa¨ªs ¨¢rabe. ¡°La guerra civil lo ha cambiado todo. Hasta 2010 estuvimos dispuestos a negociar la reintegraci¨®n del territorio a Siria. Pero es algo que no podemos permitirnos ahora, a apenas 60 kil¨®metros de Damasco¡±. Este es el razonamiento del excoronel de inteligencia Kobi Moron, experto en seguridad del centro de estudios IDC de Herzliya (norte de Tel Aviv), mientras se?ala en Majdal Shams la base del Ej¨¦rcito sirio m¨¢s cercana al Gol¨¢n controlado por Israel, que se divisa tambi¨¦n en la cima de la Colina de los Gritos.

Solo una d¨¦cima parte de los 23.000 drusos de los Altos del Gol¨¢n han adquirido la nacionalidad israel¨ª tras m¨¢s de medio siglo de ocupaci¨®n y 38 a?os despu¨¦s de que la Kneset (Parlamento, sito en Jerusal¨¦n) aprobase la anexi¨®n del territorio sirio. ¡°Quien se pone del lado de Israel, queda fuera de nuestra sociedad¡±, enfatiza el jeque druso Naser la sentencia de ostracismo: la peor condena en una comunidad de profundas ra¨ªces identitarias.

Israel apenas ha repoblado la disputada meseta, donde se han asentado 22.000 colonos, desde que se la arrebat¨® a Siria en la guerra de los Seis D¨ªas. El Gol¨¢n es hoy el gran parque tem¨¢tico de ocio al aire libre del Estado jud¨ªo, visitado por cientos de miles de israel¨ªes y un observatorio estrat¨¦gico sobre el campo de batalla sirio.

Tras la derrota del Imperio Otomano en la Segunda Guerra Mundial, esta tierra f¨¦rtil y rica en agua permaneci¨® bajo Administraci¨®n francesa desde 1923 hasta 1947, cuando Siria alcanz¨® la independencia. ¡°Los israel¨ªes llevamos bastante m¨¢s tiempo aqu¨ª¡±, se jacta Dimitry Apartsev, el alcalde de Katsrin (en la zona sur de la meseta), que emigr¨® al Estado hebreo desde Lituania (entonces anexionada a la URSS) hace tres d¨¦cadas. Katsrin (8.500 vecinos) es la mayor localidad jud¨ªa de los Altos del Gol¨¢n, un territorio sobre el que se han erigido desde 1967 una treintena de kibutz y colonias israel¨ªes.

Reconocimiento de una realidad

¡°Nosotros no hemos venido de p¨ªcnic a esta tierra. Trump ha legitimado ahora nuestra soberan¨ªa al reconocer una realidad¡±, concluye el regidor ante una fotograf¨ªa a¨¦rea del municipio sobre la que ha se?alado planes de expansi¨®n para aumentar la poblaci¨®n hasta los 40.000 habitantes en 2030.

?En su despacho de Majdal Shams, el abogado druso Johary Kifah consideraba poco antes que la decisi¨®n de Trump ¡°no va a cambiar la vida cotidiana en los Altos del Gol¨¢n¡±. ¡°Seguiremos siendo drusos sirios bajo control israel¨ª, esto es un hecho, aunque la situaci¨®n ya no es la misma¡±, reconoc¨ªa con pragmatismo. ¡°Hace solo seis meses, al otro lado de la valla se encontraban desplegados los rebeldes sirios de Al Nusra [filial de Al Qaeda]¡±, recuerda, ¡°ahora patrullan las tropas del r¨¦gimen y las milicias de Hezbol¨¢¡±.

Los vi?edos plantados por los colonos jud¨ªos en las faldas del monte Herm¨®n, que domina el Gol¨¢n, producen algunos de los mejores vinos kosher (aprobados por el rabinato) exportados desde Israel. A pesar de la patada dada por Trump al tablero del statu quo en Oriente Pr¨®ximo, las botellas consignadas hacia la Uni¨®n Europa deber¨¢n seguir llevando en su etiqueta la menci¨®n ¡°vino producido en territorio ocupado¡±.