Caracas: terror en un teatro a oscuras
Hace una semana, un apag¨®n dej¨® a oscuras la ciudad cuando en la sala Trasnocho hab¨ªa transcurrido ya una hora de la obra 'Terror'. Los actores siguieron adelante en las tinieblas
A mediados de los a?os 70 del siglo pasado, el boom de precios que sigui¨® al embargo de petr¨®leo que los miembros ¨¢rabes de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP) impusieron a las naciones de Occidente que apoyaron a Israel durante la llamada Guerra del Yom Kippur, tuvo como consecuencia no prevista que Caracas dejase de ser un campamento petrolero de mediano tama?o y se convirtiese al fin en una compleja capital latinoamericana que, bien o mal, entr¨® al fin en conversaci¨®n con el mundo.
Por el mismo tiempo, las b¨¢rbaras dictaduras militares que ensombrecieron por completo el cono sur de nuestro continente, aventaron al mundo a decenas de miles de perseguidos pol¨ªticos. No exagero al decir que muchos de quienes vinieron a la Venezuela incipientemente democr¨¢tica de entonces, armados de talento, experiencia y visi¨®n, cambiaron para siempre nuestras vidas.
La expresi¨®n que mejor describe el impacto cultural de recibir y acoger, masivamente y de golpe, a gente como Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, Isabel Allende, Juan Carlos Gen¨¦o, ?ngel Rama, es espabilar. Los sure?os nos espabilaron. Uno de ellos fue un visionario, un avasallante actor y director teatral que vino de C¨®rdoba: Carlos Gim¨¦nez, el hombre que logr¨® que el teatro se convirtiese en alimento primordial de los venezolanos, y en especial, de los caraque?os. Gim¨¦nez supo convertirse en un bienhechor cazador de renta petrolera al lograr que el Estado subvencionara generosamente un inteligent¨ªsimo festival internacional de teatro.
Cada a?o, en abril,y a partir de 1973, Caracas se ve¨ªa visitada por grupos como el Piccolo Teatro di Milano, La Fura dels Baus, La Zaranda, el Odin Teatret de Copenhague, La Cuadra de Sevilla, la compa?¨ªa de Tadeuz Kantor, figuras como Lindsay Kemp, Peter Brook, o Kazu Ohno.
En menos de una d¨¦cada, la confluencia que vengo comentando hizo masa cr¨ªtica y molde¨® la masiva adicci¨®n al teatro en todas sus formas que hoy define a los caraque?os y sorprende a los corresponsales de guerra que nos visitan.
Nuestra ciudad no ha renunciado al teatro. Actividad nocturna por excelencia, ni el toque de queda decretado desde hace a?os por el hampa y, ¨²ltimamente, tampoco el apag¨®n universal que la dictadura militar corrupta e inepta pretende imponer al pa¨ªs en todos los ¨®rdenes, han hecho decaer la afluencia de p¨²blico a los teatros.
Justo tambi¨¦n es decir que nuestra gente de teatro ha dado muestra del tes¨®n caracter¨ªstico de esa estirpe. Hay en ese empe?o, sin duda, una clara y gallarda manifestaci¨®n resistencia por parte de la sociedad civil a la barbarie en que el chavismo ha hundido a Venezuela.
Una muestra m¨¢s pudo verse, hace dos semanas, el curso una funci¨®n teatral de la celebrada obra Terror, del escritor alem¨¢n Ferdinand von Schirach. La populosa pieza propone al p¨²blico enjuiciar a un piloto de guerra con ¨®rdenes de derribar un avi¨®n de pasajeros secuestrado por terroristas que se disponen a estrellarlo contra un estadio de f¨²tbol repleto de espectadores.
La obra ¨Cque en Caracas, contra viento y marea, ha cumplido ya m¨¢s de 100 funciones- discurre siguiendo la liturgia de un juicio con jurado: testigos que declaran, fiscales y abogados que alegan. Es la pieza de Schirach el jurado es el p¨²blico que, al final, vota en una urna por un veredicto de culpabilidad o inocencia.
La noche del s¨¢bado 30 de marzo un apag¨®n dej¨® a oscuras la ciudad cuando en la sala Trasnocho hab¨ªa transcurrido ya una hora de funci¨®n. Perplejos, los actores callaron moment¨¢neamente, pero el instinto de su raza los llev¨® a seguir adelante, dialogando en la tiniebla.
La platea estaba a medio llenar. Inmediatamente. el p¨²blico, sin aspaviento ni alarma por el corte de luz, encendi¨® sus celulares. Los actores encendieron los suyos. No se escatim¨® en la carga de las bater¨ªas y se redistribuy¨® sabiamente la iluminaci¨®n hasta que la funci¨®n toc¨® a su fin. La votaci¨®n final se llev¨® a cabo sin tropiezos. Cada quien march¨® luego a su casa, donde no hallar¨ªa agua ni luz, atravesando la tiniebla poblada de colectivos paramilitares. En el 62% de los pa¨ªses donde se ha representado Terror desde 2017, el veredicto del p¨²blico ha sido ¡°inocente¡±. En Caracas, quiz¨¢ influido por la condici¨®n militar del acusado, el veredicto mayoritario ha sido ¡°culpable¡±.
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