La abrupta ca¨ªda de ¡®Caballo Loco¡¯
Las sospechas de corrupci¨®n cercaban desde hace a?os a un exmandatario cuya carrera pol¨ªtica retrata la historia reciente de Per¨²
Las palabras resultan hoy perturbadoras. Alan Garc¨ªa?acababa de volver a Per¨² tras casi nueve a?os de exilio. Era la noche del 27 de enero de 2001. El pol¨ªtico se dirigi¨® a la plaza de San Mart¨ªn, en el centro de Lima, y pronunci¨® un multitudinario mitin que marc¨® su regreso a la primera l¨ªnea. ¡°Quiero ante todo hacer una confidencia a ustedes¡±, dijo. ¡°Por nueve a?os he caminado solo el mundo. Y a cada paso me dec¨ªa: podr¨¢n vejarme, podr¨¢n insultarme, podr¨¢n alejarme, pero no romper¨¢n mi fe [¡] no podr¨¢n impedir que est¨¦ nuevamente junto al pueblo. Y por lejana sea la distancia o profundo fuera el sue?o de la muerte, yo sab¨ªa que alg¨²n d¨ªa vendr¨ªa a estar con ustedes¡±.
Garc¨ªa, que hab¨ªa pedido asilo primero en Colombia y despu¨¦s en Francia, se refer¨ªa entonces a la persecuci¨®n sufrida desde el golpe de Estado de Alberto Fujimori,?que en abril de 1992 disolvi¨® el Congreso y emprendi¨® una cacer¨ªa contra sus principales adversarios. Ya hab¨ªa sido presidente y quer¨ªa volver a la Casa de Pizarro, sede del Gobierno peruano. En 2001 fue derrotado por Alejandro Toledo. Pero lo consigui¨® en 2006.
Entre el primer y el segundo mandato pasaron d¨¦cadas y hubo un abismo, sobre todo en la gesti¨®n econ¨®mica. ¡°No quiero un mejor sitio en este mundo, sino que pretendo con ingenuidad juvenil cambiar el mundo,?y no tengo f¨®rmula¡±, declar¨® en una entrevista con EL PA?S a finales de los ochenta. Garc¨ªa, nacido en 1949, alcanz¨® el poder muy joven ¡ªa los 35 a?os¡ª y, pese a la enorme popularidad inicial, no supo contener la subida de los precios. La hiperinflaci¨®n lleg¨® a cotas insoportables, hasta el 7.000%. A eso se sum¨® el clima de tensi¨®n social provocado en esos a?os por la violencia y los enfrentamientos con las guerrillas marxistas de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru.
Las zozobras de ese periodo presidencial le valieron el apodo de Caballo Loco. Pese a todo, logr¨® revalidar la confianza de los peruanos y hasta 2011 estuvo al frente de una etapa de notable crecimiento impulsado tambi¨¦n por el pujante sector de las materias primas. Los tiempos hab¨ªan cambiado y su partido se hab¨ªa aproximado al modelo neoliberal.
La historia de Alan Garc¨ªa, quien se dispar¨® ayer cuando iba a ser arrestado por acusaciones de corrupci¨®n, relata en buena medida la historia reciente de Per¨², y con ella la del Partido Aprista. Su madre, Nytha P¨¦rez, fue una de los fundadores del embri¨®n de esa formaci¨®n, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), de ideolog¨ªa socialista. Y su padre, Carlos Garc¨ªa, fue encarcelado por pertenecer a esa organizaci¨®n. Justo a su figura se dirigi¨®, en 2013, durante una entrevista para rechazar una de las varias investigaciones en las que estuvo implicado.
¡°Pap¨¢, yo no he robado ning¨²n centavo ni me interesa nada m¨¢s que la historia y la gloria del futuro. Si he tenido un exceso, si he tenido un defecto ha sido la ambici¨®n, pero la ambici¨®n de pensar en t¨¦rminos espirituales, la gloria, a trav¨¦s de hacer algo grande por el Per¨²¡±, asegur¨® en el programa televisivo 5 minutos. Tras terminar el segundo mandato, Garc¨ªa se estableci¨® en Madrid, donde en su juventud ya hab¨ªa cursado un doctorado en Derecho antes de irse a Par¨ªs para realizar estudios superiores en Sociolog¨ªa.
Las sospechas de corrupci¨®n persiguieron al expresidente desde los a?os noventa. Tras el golpe de Fujimori, Garc¨ªa sufri¨® amenazas de los escuadrones de la muerte. En esa etapa se convirti¨® en uno de los principales enemigos del exmandatario. Pidi¨® asilo al Gobierno colombiano de C¨¦sar Gaviria y, tras refugiarse en la Embajada del pa¨ªs vecino, huy¨® a Bogot¨¢, donde iniciar¨ªa un periplo entre las dos orillas del Atl¨¢ntico.
Salvando todas las distancias del contexto pol¨ªtico, una escena parecida estuvo cerca de repetirse el pasado mes de noviembre. El expresidente solicit¨® asilo en la Embajada de Uruguay en Lima. Ocurri¨® despu¨¦s de que un juez emitiera una orden que le imped¨ªa abandonar el pa¨ªs durante 18 meses en el marco de una investigaci¨®n por colusi¨®n, lavado de activos y tr¨¢fico de influencias. Se trataba de una de las interminables piezas del caso Odebrecht, en este caso vinculada a la concesi¨®n de la l¨ªnea 1 del metro de Lima a la constructora brasile?a. ¡°Es una triqui?uela para ganar espectacularidad. Necesitan hacer una hoguera y quemar como una vieja bruja a Alan Garc¨ªa¡±, mantuvo. El caso recogi¨® tambi¨¦n el pago, facilitado por un abogado, de 100.000 d¨®lares de la constructora brasile?a para compensar una conferencia que dio en mayo de 2012 ante la Federaci¨®n de Industriales de S?o Paulo.
D¨ªas aciagos
El pol¨ªtico, sin embargo, comenz¨® en ese momento a afrontar sus d¨ªas m¨¢s aciagos. En una comunicaci¨®n con este diario, defendi¨® que, en seis a?os, desde que termin¨® su segundo mandato, asisti¨® a 48 citaciones de la fiscal¨ªa y los juzgados y en ninguna de esas ocasiones se le imput¨® alg¨²n cargo. Tambi¨¦n calific¨® la vinculaci¨®n con el pago de la conferencia de intento de persecuci¨®n, ya que afirm¨® haber pagado 30.000 d¨®lares en impuestos.
Finalmente, el Gobierno de Tabar¨¦ V¨¢zquez le deneg¨® el asilo pol¨ªtico porque precisamente interpret¨® que no exist¨ªa persecuci¨®n. ¡°Las investigaciones judiciales contra el expresidente Alan Garc¨ªa no constituyen persecuci¨®n pol¨ªtica, trat¨¢ndose de imputaciones vinculadas mayoritariamente a hechos econ¨®micos y administrativos desarrollados durante sus dos gestiones como presidente constitucional de la Rep¨²blica del Per¨²¡±, sostuvo el ministro de Exteriores de Uruguay a principios de diciembre.
La muerte del exmandatario, que tuvo seis hijos, es el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la trama de corrupci¨®n vinculada a Odebrecht, un caso?que en Am¨¦rica Latina ha repercutido especialmente en Per¨², con investigaciones que afectan a otros tres expresidentes. En su ¨²ltimo mensaje de Twitter, publicado el martes, Garc¨ªa volvi¨® a insistir en su inocencia. ¡°Como en ning¨²n documento se me menciona y ning¨²n indicio ni evidencia me alcanza, solo les queda la especulaci¨®n o inventar intermediarios. Jam¨¢s me vend¨ª y est¨¢ probado¡±, escribi¨®.
En el mitin del 27 de enero de 2001, Garc¨ªa cit¨® a Calder¨®n de la Barca y reactiv¨® su carrera pol¨ªtica. Las presiones y las sospechas, se?alaron dirigentes y analistas peruanos, marcan ahora este tr¨¢gico final.
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