El b¨¦isbol cubano y la doctrina Bolton
La decisi¨®n de EE UU de bloquear la contrataci¨®n de peloteros cubanos es hip¨®crita y supremacista
Entre las sanciones que la doctrina Bolton ¨Cla expresi¨®n es de Rafael Rojas, el brillante historiador de las ideas cubano-mexicano ? viene imponiendo a Cuba, Venezuela y Nicaragua, hay una que, en apariencia, es una onda de choque de intensidad menor, casi una nimiedad, comparada con el torniquete petrolero o las restricciones financieras, pero que una inmensa mayor¨ªa de ciudadanos de la cuenca del Caribe, y no pocos estadounidenses, juzga inhumana.
Me apresuro a decir que, desde mi modesta percha, y con la vehemencia antiimperialista de un Ra¨²l Roa hablando ante la ONU en 1960, condeno la barbarie que entra?a separar a los hijos de sus padres en un puesto fronterizo y condenarlos a una temporada en los albergues de las agencias migratorias gringas. Pero mi asunto hoy es el b¨¦isbol cubano.
Lo que la administraci¨®n Trump ha decidido hacer contra los jugadores cubanos de b¨¦isbol confirma que es solo hipocres¨ªa y supremacismo, y no la seguridad nacional, lo que rige el ¡°nuevo trato¡± migratorio que Washington propone a toda nuestra Am¨¦rica.
Para irnos entendiendo citar¨¦ un cable de EFE fechado el pasado 9 de abril. ¡°El Gobierno estadounidense ha bloqueado un acuerdo firmado en diciembre para que las Grandes Ligas de B¨¦isbol (MLB, en ingl¨¦s) pudiesen contratar a peloteros cubanos por considerar que beneficia al Ejecutivo de Cuba, y no a los jugadores¡±.
La medida emana del Departamento de Tesoro y deja sin validez una decisi¨®n del expresidente Obama, tomada en 2007, que permitir¨ªa a las Grandes Ligas pagar una ¡°tarifa de liberaci¨®n¡± a la Federaci¨®n Cubana de B¨¦isbol (FCB) para contratar peloteros cubanos sin que estos tengan primero que emigrar ilegalmente a un tercer pa¨ªs antes de ingresar a un campo de juego estadounidense.
El acuerdo alentado por Obama buscaba sortear las restricciones derivadas del embargo econ¨®mico a la isla. La doctrina Bolton, a diferencia de Obama, no considera a la FCB como una entidad independiente del Ejecutivo.
En verdad, ning¨²n organismo en Cuba lo es. Pero el Departamento del Tesoro asimila sin mucho examen el prop¨®sito del acuerdo ¨Ccuya discusi¨®n tom¨® tres a?os? a lo que La Habana ha venido haciendo durante d¨¦cadas con sus m¨¦dicos.
En realidad, el acuerdo Obama- FCB permitir¨ªa a los jugadores cubanos firmar con equipos de Grandes Ligas tal como vienen haci¨¦ndolo con equipos del Jap¨®n y Corea del Sur. Podr¨ªan regresar a la isla, sin verse forzados a ¡°desertar¡± y a todas las consecuencias migratorias que ello trae consigo, sobre todo ahora que no rige la pol¨ªtica de ¡°pies secos, pies mojados¡±. El b¨¦isbol profesional fue abolido por Fidel Castro en 1961 porque hac¨ªa de los atletas una mercanc¨ªa. En Cuba se practica el b¨¦isbol desde mucho antes de la abolici¨®n de la esclavitud, en 1880.
Un portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca ha dicho que ¡°Estados Unidos no apoya aquellas acciones que institucionalizan un sistema por el que una entidad el Gobierno cubano cosecha los salarios de atletas que trabajan duro y que simplemente quieren vivir y competir en una sociedad libre¡±. Oliver Wendell Holmes Jr. no lo habr¨ªa fraseado mejor.
Pero miren lo que pasa en ausencia de un acuerdo, incluso de un mal acuerdo con una entidad que genera tanta suspicacia como la FCB de Ra¨²l Castro y D¨ªaz-Canel. El pasado 10 de abril, el muy serio portal investigativo InsightCrime cont¨® lo ocurrido en 2012 a Yasiel Puig, estrella cubana de los Rojos de Cincinnati que, tras varios fallidos intentos de deserci¨®n, logr¨® llegar a M¨¦xico.
Puig ingres¨® a los Estados Unidos luego de un tortuoso viaje a trav¨¦s de M¨¦xico durante el cual estuvo en manos de una red de contrabando humano vinculada al cartel de Los Zetas, responsables de una de las peores masacres de emigrantes registradas.
En una escala de su odisea, a Puig se le retuvo cautivo y aislado ¡°en un motel, durante m¨¢s de un mes, mientras los contrabandistas regateaban con los representantes deportivos y ped¨ªan m¨¢s dinero por ¨¦l. Originalmente se hab¨ªa acordado recibir 250.000 d¨®lares por liberar al jugador, pero luego decidieron que el valor de Puig era de 400.000¡±.
El caso de Jos¨¦ Abreu, antiguo primera base del Cienfuegos, en Cuba, y que hoy viste la franela de los Medias Blancas de Chicago, expone a¨²n m¨¢s claramente la magnitud de la trata. Despu¨¦s de desertar del equipo ¡°todos estrellas¡± cubano, Abreu fue secuestrado y extorsionado a su paso por M¨¦xico.
El ¡°agente deportivo¡± estadounidense que organiz¨® el viaje fue eventualmente detenido y condenado a prisi¨®n por contrabando de jugadores cubanos de cuyos contratos lleg¨® a rebanar m¨¢s de 20 millones de d¨®lares. Es solo un caso entre decenas.
Igual que en la ¡°guerra contra las drogas¡±, el problema no solo parece venir ¡°del lado de la oferta¡± ¨C una dictadura totalitaria de partido ¨²nico?; tambi¨¦n campea en el de la demanda, donde solo soplan como galernas las fuerzas del mercado.
@ibsenmartinez
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