La moda sostenible que da otra oportunidad a los desfavorecidos en Verona
La empresa social Quid recicla tejidos y en su taller emplea a v¨ªctimas de malos tratos, huidos de conflictos y personas que han dejado la droga o han pasado por la c¨¢rcel
Rollos de telas diversas reposan en el semis¨®tano de la nueva nave de Avesa, un barrio de Verona a dos pasos del r¨ªo Adige y del viejo teatro romano. Arriba, un centenar de mujeres y alg¨²n hombre cosen y planchan vestidos y accesorios, sentados ante las m¨¢quinas de coser, o de pie entre monta?as de prendas que hay que revisar. Han nacido en 20 naciones de tres continentes, han sobrevivido a conflictos o huido de persecuciones, han dejado la droga y el alcohol, o salen de un largo periodo de desempleo. Alguno lucha por superar sus minusval¨ªas f¨ªsicas o ps¨ªquicas, o por encontrar la luz despu¨¦s de la c¨¢rcel. Lo que une a estas personas, que conocen exactamente el sabor del sufrimiento, no es solo la dignidad de poder ganarse el pan con la habilidad de sus manos; como los tejidos que cortan y recrean, tambi¨¦n ellos son lo que la sociedad trata como residuos y a menudo ignora como desechos.
De todo esto, de personas y telas ¡°de m¨¢s¡± que hay que eliminar no se sabe c¨®mo, surgi¨® hace siete a?os en el noreste, dominado por una intolerancia xen¨®foba cada vez mayor, la belleza de una gran moda italiana que logra conciliar el mercado, la sostenibilidad medioambiental, la solidaridad y la acogida.
El prodigio de?Progetto Quid floreci¨® en la cabeza de una joven estudiante de Econom¨ªa de la Universidad Bocconi de Mil¨¢n. Se llama Anna Fiscale y tiene 31 a?os. Despu¨¦s de licenciarse tuvo que elegir entre tres caminos: volver a Hait¨ª con una ONG de cooperaci¨®n internacional, aceptar el contrato de asesoramiento que le ofrec¨ªa una multinacional, o fundar una empresa ¡°capaz de crear cosas bonitas partiendo de lo que se tira y ofreciendo una segunda oportunidad a personas heridas¡±. Esta tercera v¨ªa la emprendi¨® Anna precisamente aqu¨ª, en Avesa, en un garaje a pocos pasos de la casa en que naci¨®, y donde a¨²n reside.
¡°?ramos cinco compa?eros de colegio¡±, rememora la presidenta de Progetto Quid, y no ten¨ªamos ni un c¨¦ntimo. ¡°Empezamos gracias a 15.000 euros que nos ofreci¨® la Fundaci¨®n San Zeno, que apost¨® por nosotros cuando le contamos el sue?o que quer¨ªamos realizar¡±, cuenta en este viaje financiado por el Parlamento Europeo.
El primer a?o hab¨ªa dos colaboradores, y cerraron la facturaci¨®n con 90.000 euros. Hoy, en lugar del garaje y del s¨®tano de una escuela donde se instalaron despu¨¦s, hay una sede con dos naves propias, 120 empleados, y una cifra de negocios que en 2019 superar¨¢ los 3,5 millones de euros, cinco tiendas con marca Quid, adem¨¢s de las 100 que venden las colecciones en Italia, y la p¨¢gina de venta por Internet. Objetivo: duplicar el n¨²mero de colaboradores de aqu¨ª a 2020 y lograr que despegue un proyecto internacional para la acogida y la reinserci¨®n social de los emigrantes que se dirigen a Europa. ¡°Adem¨¢s¡±, explica Anna, ¡°nos llamamos Quid porque los productos que ofrecemos al cliente tienen ese algo m¨¢s de valor humano a?adido, que la marca resume con una pinza que une realidades diferentes impidiendo que caigan¡±.
Las asociaciones y comunidades que ofrecen un recorrido de recuperaci¨®n a largo plazo por medio de ocupaciones que, gracias a la belleza, sustentan la confianza en s¨ª mismos, no son ninguna novedad. S¨ª es algo ¨²nico, en cambio, una firma de moda ¨¦tica que, a la vez que recicla tejidos no utilizados, ofrece contratos de trabajo estables e indefinidos, y logra al mismo tiempo crecer dentro de las reglas del mercado. ¡°El desaf¨ªo de la cooperativa¡±, aclara Ludovico Mantoan, de 36 a?os, consejero delegado y cofundador de Quid, ¡°es convertir los l¨ªmites de las personas nacidas en lugares desfavorecidos, o que han salido de experiencias dolorosas, en nuestro principal recurso empresarial. La empresa social no es una exhibici¨®n de caridad, sino la confirmaci¨®n de que anteponer la persona al beneficio puede generar hoy un valor nuevo. La diversidad favorece la creatividad, y se nota que en cada producto hay una historia importante que contar¡±.
Adem¨¢s de una treintena de las m¨¢s famosas marcas de moda italiana, grandes estilistas y empresas internacionales de la industria textil, del dise?o y de la alimentaci¨®n biol¨®gica, tambi¨¦n se han fijado en ella las instituciones europeas. En los ¨²ltimos cinco a?os, la Comisi¨®n Europea y el Banco Europeo para el Desarrollo han premiado a Anna Fiscale con los m¨¢ximos reconocimientos a la innovaci¨®n y la sostenibilidad, y han contribuido econ¨®micamente al crecimiento de la empresa y a la formaci¨®n de sus trabajadores.
Gracias a las marcas asociadas, que proporcionan a Quid sus excedentes, de los laboratorios de Avesa salen colecciones de alta calidad, respetuosas con la naturaleza y a precios asequibles. ¡°Me paso el d¨ªa al tel¨¦fono, hablando con empresas que pueden ofrecernos tejidos que se han quedado en sus almacenes¡±, explica Marco Penazzi, de 30 a?os, exenfermero reconvertido en cazador de telas, ¡°y luego me subo a la furgoneta y me paso directamente a recoger los rollos que los creadores ya no necesitan. Los nuestros son realmente productos naturales de edici¨®n limitada: un traje cortado con restos de fibras ecol¨®gicas, un bolso realizado con la funda de un sof¨¢ o una bolsa para la verdura hecha con el poli¨¦ster obtenido de los pl¨¢sticos arrojados a los oc¨¦anos, no pueden superar las 50 a 100 piezas. Un problema industrial se transforma as¨ª en una soluci¨®n comercial¡±.
Sin el apoyo de la Uni¨®n Europea, este ¡°milagro italiano¡±, que se pone como ejemplo mundial de acogida y atenci¨®n a la fragilidad, sobre todo de las mujeres, no ser¨ªa posible. Por eso los aires nacionalistas, soberanistas y xen¨®fobos que hoy vuelven a sacudir Europa, preocupan a Anna Fiscale. ¡°Respecto a hace cinco a?os", dice, "se han multiplicado los obst¨¢culos burocr¨¢ticos para iniciativas de este tipo, y la financiaci¨®n ha ca¨ªdo en picado. Si las fuerzas antieuropeas prevalecen, ser¨¢ cada vez m¨¢s dif¨ªcil seguir siendo humanos dentro de una econom¨ªa de mercado. Pero sigo siendo optimista: en la vida real, las personas corrientes son mucho m¨¢s abiertas y generosas que los esl¨®ganes electorales de una clase dirigente y pol¨ªtica que se mantiene a s¨ª misma gracias al miedo a una realidad inexistente, representada para su exclusivo uso medi¨¢tico. Nosotros, como todos los j¨®venes, confiamos en la casa com¨²n europea, y buscamos nuevos socios ¨¦ticos en todos los pa¨ªses de la Uni¨®n¡±.
En las naves de Quid no se cuentan las historias personales de los refugiados, v¨ªctimas de la violencia y supervivientes del dolor. De los desechos al estilo, solo la belleza, por una vez, tiene derecho a hablar en Avesa. Quienes cosen las pr¨®ximas colecciones sonr¨ªen ante las m¨¢quinas. Ahora tienen un trabajo, una casa, una retribuci¨®n justa, incluso un avanzado bienestar interior. Muy pronto, tambi¨¦n los discapacitados, las exesclavas y las reclusas, de cualquier edad, ser¨¢n modelos de pasarela. Ya no se averg¨¹enzan, porque ahora saben que, cada uno a su manera, puede descubrir que es alguien grande en un mundo sin fronteras cerradas.
Traducci¨®n: News Clips.
Este art¨ªculo se publica en el marco de la alianza de medios LENA.