Amenazas y cartas con excrementos para la gerente del restaurante que expuls¨® a la portavoz de la Casa Blanca
Stephanie Wilkinson narra las consecuencias de la expulsi¨®n hace casi un a?o de Sarah Sanders del local de Virginia en el que trabaja. "Por cada carta de odio, he recibido una de apoyo"
La batalla en la que se ha visto inmerso desde junio del a?o pasado el restaurante Red Hen, ubicado en un peque?o municipio rural de Virginia, no estaba en el men¨². Despu¨¦s de que la gerente del local le pidiera a la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, que se retirara del establecimiento por trabajar para una Administraci¨®n que no cumpl¨ªa con los ¡°est¨¢ndares b¨¢sicos de humanidad¡±, un ej¨¦rcito de trumpistas enfurecidos sali¨® al ataque: amenazas de muerte, miles de rese?as negativas en Yelp, postales manchadas con excrementos o reservas para comensales que nunca aparec¨ªan fueron parte del panorama al que se tuvo que enfrentar Stephanie Wilkinson. Casi un a?o despu¨¦s del episodio que evidenci¨® la polarizaci¨®n pol¨ªtica en Estados Unidos ¡ªen ese momento, especialmente, por la medida de la separaci¨®n de las familias sin papeles en la frontera¡ª, Wilkinson ha publicado una carta en The Washington Post para describir a lo que se ha enfrentado en estos meses. El texto, a pesar de los ataques, revela algo positivo.
La expulsi¨®n de Sanders del restaurante de Lexington abri¨® un debate sobre el derecho de las personas a comer en el lugar que elijan, frente al derecho de los gerentes a decidir a qui¨¦n servir. El debate en los medios tard¨® lo mismo en encenderse que en desvanecerse. Sin embargo, en el peque?o pueblo estaba lejos de zanjarse el asunto. La gerente del local, seg¨²n cuenta en la misiva publicada este martes, configur¨® los filtros de su correo electr¨®nico, restableci¨® su configuraci¨®n de privacidad en Instagram y bloque¨® las llamadas en su tel¨¦fono. Pero a¨²n la asaltaba una duda: ¡°?Qu¨¦ posibilidades hab¨ªa de que el tipo que me estaba enviando un mensaje de texto desde Minneapolis realmente fuera a venir a la ciudad para incendiar nuestro restaurante? Era imposible saberlo¡±, describe en la carta.
Cuando la mujer logr¨® mantener a raya a los haters de sus redes sociales, comenzaron a llegarle cartas f¨ªsicas a su domicilio. Al comienzo eran un pu?ado que cab¨ªa en el buz¨®n. Pero con el paso de los d¨ªas fueron aumentando, hasta que el repartidor de la correspondencia comenz¨® a dejarle fuera de la puerta grandes bolsas de pl¨¢stico llenas de escritos y paquetes. ¡°?Hola, intolerantes, psic¨®patas, socialistas y con desaf¨ªos intelectuales! Su supuesto negocio est¨¢ en peligro. Tenga la seguridad de que esto no es una amenaza, sino simplemente una advertencia que predice su ca¨ªda (...) Por cierto, nosotros somos muchos m¨¢s que de ustedes", dec¨ªa uno de los mensajes. Sin embargo, la responsable del Red Hen comenz¨® a darse cuenta de un detalle: ¡°Por cada mensaje de odio, hab¨ªa uno de gratitud¡±.
Asegura que recibi¨® m¨¢s de 4.000 cartas. Mientras unas la acusaban de no aceptar la derrota de Hillary Clinton en 2016, otras la felicitaban por aquella acci¨®n ante una Administraci¨®n que les hab¨ªa reducido sus protecciones sociales. ¡°Por cada deseo de que nuestro negocio tuviera una muerte dolorosa, hab¨ªa un billete de un d¨®lar, un cheque generoso o una tarjeta regalo¡±, narra Wilkinson en la misiva publicada por el rotativo estadounidense. Adem¨¢s, despu¨¦s de haber cerrado el local durante 10 d¨ªas tras el episodio, llegaron los clientes en tromba. El restaurante y el valle de Shenandoah en el que est¨¢ ubicado recibieron viajeros de todas partes que se enteraron de su existencia por la expulsi¨®n de la portavoz de la Casa Blanca.
Wilkinson destaca que las muestras de apoyo no solo han favorecido a su restaurante, al que le est¨¢ yendo mejor que nunca, sino tambi¨¦n al pueblo de Virginia. ¡°Los partidarios enviaron miles de d¨®lares en donaciones a nuestro banco de alimentos local o al refugio para las v¨ªctimas de violencia dom¨¦stica de la zona¡±, afirma. Las ventas en la hosteler¨ªa y el comercio han aumentado, as¨ª como los ingresos de las organizaciones ben¨¦ficas de Lexington. ¡°Es posible que nuestros enemigos hayan cre¨ªdo que "ellos" eran m¨¢s que "nosotros", pero resulta que tenemos m¨¢s que suficiente para seguir cocinando¡±, concluye la gerente del Red Hen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.